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Coco Chanel desterró el corsé de las cinturas

Hace 50 años murió una mujer que propició que las mujeres se soltaran  el pelo. No fue la cantante Gloria Trevi, sino un  icono del siglo XX, gran figura de la historia de la moda mundial: Coco Chanel.

Chanel —apunta la escritora Margo Glantz— anticipa el unisex, libera a la mujer, la libra de las fajas, de las colas, de las escarolas, del empaquetamiento, de la formalidad.

Les permite soltarse  pelo, dice la autora de Las genealogías. Ese pelo que rodaba como cascada por los hombros de las mujeres decimonónicas.

Coco Chanel, al modificar el atuendo de la mujer, rompe con los esquemas de la moda de la Bella Época. Liberó al cuerpo femenino del corsé y de los grades adornos.

Adolescente, confecciona  graciosos sombreros —para sus amigas—, copiados de los sombreros masculinos. El negro, color de luto, poco usado, en Chanel será definitivo: “nunca pasa de moda”, subraya Glantz, académica de la UNAM.

Nombre profético

Coca Chanel nació en Saumur, una provincia francesa indomable  que se dejó romanizar a desgano y que conquistó a sus conquistadores con su queso.

Su abuelo Henri-Adrien fundó un café con un nombre profético: Chanel, en Moulins. En esta ciudad Coco ingreso, a los18 años, a un internado religioso. Luego trabajaría como ayudante de un sastre.

Sería atraída por el mundo del espectáculo.  Cantaría “con una voz ronca, desafinada, ridícula”, dice Glantz.  Así que su paso por  La Rontode, un café-concert de Moulins, sólo le dejó su apodo.

Posiblemente el afamado mote se deba a  dos canciones de su repertorio que llegaron a identificarla: “Ko ko ri ko” y  “Qui qu’a vu Coco”, una tonadilla popular que narraba la historia de una muchacha que había perdido a su perro Coco.

La Irregular

Su nombre verdadero  era  Gabrielle, que en hebreo significa fuerza y poder. La onomancia, la ciencia de los nombres, predice que quienes llevan ese nombre tendrán “un brillo durable en el transcurso de la vida”.

Sin embargo, a Coco Chanel se le conoce como “La Irregular” porque todo es irregular en su vida. Excepto, quizá, sus vestidos que han vestido al siglo XX y siguen vistiendo al XXI.

Ejerció su poder en todos los campos, excepto en el amor. Su vida parece una radionovela sin final feliz. “Una radionovela al estilo de Los  ricos también lloran”, dice Glantz en su programa de radio Divergencias.

Siempre con la marca Chanel en el hombro, pasan los amantes, las grandes amigas y personajes del jet set, apunta “En todo es vestido, Coco Chanel”, trasmitido el 17 de junio de 1981 por Radio UNAM.

En su lista amatoria  figuran, entre otros,  Boy Capel, el hombre de su vida, a quien amo sobre todas las cosa y quien la convenció de abrir su casa de costura. Con Capel, Gabrielle empieza a ser Chanel.

Muy pronto se vuelve célebre y rica. Vive con un príncipe ruso:  Dimitri Pavlovich Romanov. Aparece Stravinsky y Coco se vuelve mecenas. “Picasso entra al panorama y quizá a sus paredes” .

Aparece una mancha negra. El amor siniestro por un jefe de la Gestapo, conocido con el sobre nombre de El Gorrión (Der Spatz), la vuele una desterrada.

“Ni su perfume Chanel 5, que vestía a los cuerpos más desnudos, pudo salvar a Coco de su indignidad… durante un tiempo, porque París olvida, como olvidamos todos. La memoria histórica es una de las menos sólida y Coco vuelve a reinar como la señora de la costura”.

Pobre Chanel —agrega Margo Glantz, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM—, siempre pensó que alguno de sus amantes se casaría con ella. Pero nunca  se casó con nadie.

El corsé de Coco

Curioso fue su destino: “haber liberado el cuerpo de las otras mujeres, haberles dado un paso ágil, una desnudez posible, un gozo de la piel, una elasticidad movimentada por las texturas de las telas y haber permanecido, sin embargo,  enganchada al corsé tradicional  del matrimonio. Corsé que por obra de su aguja, Coco Chanel desterró de las cinturas”.

Coco Chanel nació el 19 de agosto de 1883, en plena Belle Époque, y murió a los 87 años, de un infarto agudo al miocardio, el10 de enero de 1971. Está sepultada en el cementerio de Bois-de-Vaux,

Este año cumpliría 138 años la mujer cuyos hallazgos se transformaban en oro y que contaba entre sus fieles a millonarias provenientes de América, Medio Orente y Asia. La mujer para quien “la belleza comienza en el instante en que decides ser tú misma”.