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40 por ciento del agua de la CDMX se pierde en fugas

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• La falta de mantenimiento provoca 40 por ciento de las fugas, aseguró en entrevista Flor Mireya López Guerrero
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El crecimiento poblacional superó al desarrollo hídrico en grandes urbes del país, como la de México; el abastecimiento disminuye en cantidad y calidad, a lo cual se suma la necesidad de incrementar la conservación de la infraestructura. “Debido a los sismos hay dislocaciones en diferentes partes de la ciudad y eso provoca un mayor número de fugas”.

La investigadora del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, Flor Mireya López Guerrero, comentó lo anterior y explicó que el aumento de la población es un fenómeno expandido: primero, en forma horizontal hacia todas direcciones, de tal manera que superó el equipamiento hídrico y demanda más agua, la cual se trae cada vez de más lejos; segundo, de manera vertical, hacia arriba, en grandes edificios, lo que provoca que se encarezca el acceso al líquido.

Entrevistada sobre la escasez del líquido que impera principalmente en las periferias de las ciudades, la especialista expuso: “40 por ciento del agua que abastece a la Ciudad de México se pierde en fugas, no nada más por la cuestión sísmica, sino por la falta de renovación de la infraestructura. Tenemos tuberías que fueron hechas desde el porfiriato y muchas no se han cambiado”.

La investigadora explicó que, por un lado, la sociedad enfrentó la falta del líquido en los primeros meses de la pandemia; por el otro, este año se presentó el fenómeno de La Niña, que significó más sequías y menos recarga de los mantos acuíferos. “Tenemos escasez de disponibilidad de agua y estos son factores importantes que se van sumando”.

López Guerrero refirió que, debido al crecimiento de la población, el trazado de la infraestructura es irregular, no se ha extendido hasta las periferias, donde prevalece una condición de precariedad y desigualdad respecto al recurso hídrico.

“La de las periferias urbanas es la población más vulnerable, es población pobre que llega a buscar dónde vivir y en las periferias encuentran una solución a su vivienda, aunque padecen con los servicios y muchas veces ocupan territorios ecológicos”, reconoció.

Para resolver esa situación, se organizan para buscar abastecimiento por medio de pipas o la traen de sitios lejanos, como los pozos. “El agua es muy cara para esta población, y resuelven su uso de manera muy precaria. Almacenan el líquido y las periferias son los espacios más notorios de las desigualdades”, estimó.

En otras grandes ciudades del país, como Monterrey, también hay escasez en los entornos. “Se está repitiendo el esquema, se reproducen los problemas de crecimiento de la población de una manera mayor que el acceso al líquido”, señaló.

La universitaria resaltó la necesidad de prevenir el desdoblamiento de la población a los alrededores. En esa urbe este año las dos presas que la abastecen no se llenaron y tuvieron que recurrir a otros estados, como San Luis Potosí.

En el caso de la Ciudad de México, hay un millón 300 mil personas sin acceso al agua, razón por la cual se debe subsanar esta problemática mediante mayor atención al vacío que, dijo, existe en su gestión.

Asimismo, propuso incrementar el monitoreo, la comunicación entre los Consejos de Cuenca; una política pública de adecuada gestión del agua, donde los grupos vulnerables sean atendidos y no haya inequidad en la distribución del recurso.

 

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