En la medida en que el deslizamiento en un terremoto está relacionado con la tensión acumulada cerca de una falla desde un terremoto anterior, y este proceso se repite muchas veces, el ciclo del terremoto se aproxima a un oscilador autónomo.
Su lenta acumulación asimétrica de tensión y liberación rápida es bastante diferente del movimiento armónico de un péndulo y no necesita ser predecible en el tiempo, pero aún se parece a una clase de sistemas repetitivos conocidos como osciladores de integración y disparo, cuyo comportamiento ha demostrado demostrar una notable capacidad para sincronizar con el forzamiento externo o autoorganizado.
Dado el tiempo suficiente e incluso un acoplamiento físico muy débil, las fases de conjuntos de dichos osciladores, con un período similar aunque no necesariamente idéntico, se aproximan. Los análisis topológicos y de series de tiempo presentados aquí demuestran que los terremotos en todo el mundo muestran evidencia de dicha sincronización.
Aunque numerosos estudios demuestran que la distribución temporal compuesta de grandes terremotos en el registro instrumental es indistinguible del azar, la consideración adicional del intervalo de renovación del evento sirve para identificar agrupaciones de terremotos sugestivas de sincronización que están ausentes en los catálogos sintéticos.
Prevemos que las fuerzas débiles responsables de la agrupación se originan a partir de la tensión litosférica inducida por la sismicidad en sí, por deformaciones finitas sobre distancias telesísmicas, o por otras fuentes de carga litosférica, como la rotación variable de la Tierra. Por ejemplo, los máximos casi periódicos en la desaceleración rotacional están acompañados por una sismicidad global incrementada a intervalos multidecenales.
Reporte completo: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/2017GL074934/abstract