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11 de septiembre, fecha memorable para América

  • En 2001 Estados Unidos registra el ataque terrorista a las Torres Gemelas y la muerte de casi tres mil personas

Nota original: Boletín DGCS
https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2020_753.html
10 de septiembre 2020

El 11/S el mundo observó cómo integrantes de redes yihadistas impactaron cuatro aviones en distintos sitios de la Unión Americana -como las Torres Gemelas y el Pentágono-, que dejaron más de dos mil 900 muertos y seis mil heridos.

A partir de entonces, reitera Juan Carlos Barrón, el uso de la tecnología para la vigilancia ciudadana se reforzó. “El impacto que causó ver los aviones estrellándose en las Torres Gemelas y colapsar fue lo que se quedó en el imaginario. Fue una situación a todas luces excepcional”. Estos ataques cambiaron también el paradigma de seguridad y ningún país cuestionó la política estadounidense.

México, recuerda el universitario, no adscribió las medidas solicitadas por el gobierno estadounidense para atacar Afganistán e Irak. “Fue muy cauto para tratar de evitar ser objeto de un ataque terrorista, pues la principal preocupación de la ciudadanía era que algún enemigo de Estados Unidos pudiera provocar daño en nuestro territorio o que se usara nuestro país como medio para ello”.

Los ataques del 11/S legalizaron la vigilancia permanente de la población, bajo el pretexto de erradicar el terrorismo y fortalecer la seguridad interna. Se consolidó la sociedad de vigilancia o capitalismo de vigilancia, y la inversión en el mundo asociada a este objetivo creció exponencialmente entre 2001 y 2019: prácticamente el doble cada año, de acuerdo con Tech Nation, refiere el experto en complejidad y sociocibernética.

“Se estableció un conjunto de leyes como el Acta Patriot de EU, y mecanismos legales que antes de esa fecha hubieran sido impensables en una sociedad democrática”, remarca el también especialista en geopolítica internacional de los medios de comunicación.

Entonces se argumentó que eran medidas de excepción, en lo que pasaba el peligro terrorista, pero 19 años después vemos que llegaron para quedarse; todavía en mayo pasado el Senado estadounidense ratificó elementos de esta ley, que sirven para el espionaje de ciudadanos de esa nación y de todo el mundo, lo cual ha sido documentado por personajes como Edward Snowden. “Con los ataques del 11/S se abrieron los temas de seguridad por razones ideológicas”, recalca Barrón.

Hoy los movimientos islamistas radicales continúan realizando actos terroristas, y a ellos se han sumado grupos supremacistas blancos, con lo cual la definición del terrorismo, como una manera de referirse a “los actos del contrario”, se ha desdibujado.


De igual manera, sus ataques han cambiado, pues con la ciberseguridad y el capitalismo digital ahora pueden hackearse páginas gubernamentales, un avión o un barco. “Las guerras se dan con la tecnología de vanguardia de cada época. Hoy, se libran batallas en el ciberespacio y con el conjunto de leyes para crear mecanismos de vigilancia y espionaje autorizados”.

La cuestión central, insiste el universitario, está en todas las herramientas de espionaje que tienen activadas Estados Unidos y las principales potencias del mundo, y a la ciudadanía se le informa que cuentan con ellas por su propio bien, para su vigilancia.

“Es importante enfatizar y recordar la importancia de los derechos humanos, de la privacidad, que los ciudadanos sepamos cómo se usa esta información, no sólo por parte de los gobiernos, sino también de las corporaciones que cada vez poseen información que ni siquiera sospechamos”.

El capitalismo de vigilancia usa como materia prima los datos personales que son importantes para los negocios asociados a la vigilancia de la población; algunos son más sensibles que otros, y más valiosos. Algunos autores han alertado que estos mecanismos de vigilancia son también una nueva forma de explotación y despojo, y representan un nuevo paso para apropiarse de las experiencias humanas y crear una economía con base en ellas, concluye.