Las delgadas cintas de luz púrpura y blanca que a veces aparecen en el cielo nocturno y que se distinguían fácilmente de las auroras boreales vistas en Canadá, fueron catalogadas como un nuevo tipo de aurora cuando llamaron la atención de los científicos en 2016. Pero nuevas investigaciones sugieren que estas misteriosas corrientes de luz no son una aurora sino un fenómeno celestial completamente nuevo.
Los fotógrafos aficionados habían captado el nuevo fenómeno, llamado STEVE, durante décadas. Pero la comunidad científica solo se enteró de STEVE en 2016. Cuando los científicos vieron por primera vez las imágenes de STEVE, se dieron cuenta de que las luces eran ligeramente diferentes a la luz de las auroras típicas, pero no estaban seguros de qué mecanismo subyacente las estaba causando.
Las auroras se producen cuando los electrones y protones de la magnetosfera de la Tierra, la región alrededor de la Tierra dominada por su campo magnético, llueven hacia la ionosfera, una región de partículas cargadas en la atmósfera superior. Cuando estos electrones y protones se excitan, emiten luz de diferentes colores, con mayor frecuencia verde, rojo y azul. Estas son visibles todas las noches si las condiciones de observación son correctas, pero las cintas de luz fina de STEVE solo se veían algunas veces al año. La luz de STEVE también se mostraba más cerca del ecuador que la aurora, que solo se puede ver a altas latitudes.
“Nuestra principal conclusión es que STEVE no es una aurora”, dijo Bea Gallardo-Lacourt, un físico espacial de la Universidad de Calgary en Canadá y autora principal del nuevo estudio en Geophysical Research Letters, una revista de la Unión Americana de Geofísica (AGU). “Así que ahora mismo, sabemos muy poco al respecto. Y eso es genial, porque esto ha sido conocido por los fotógrafos durante décadas. Pero para los científicos, es completamente desconocido”.
Los autores del estudio han llamado a STEVE una especie de “brillo celeste”, o luz brillante en el cielo nocturno, que es distinta de la aurora. Estudiar STEVE puede ayudar a los científicos a comprender mejor la atmósfera superior y los procesos que generan luz en el cielo, según los autores.
Los científicos juntaron las imágenes con los datos del satélite ambiental Polar Orbiting Satellite 17 (POES-17) de la NOAA, que pasó directamente sobre las cámaras terrestres durante el evento STEVE (28 de marzo del 2008). El satélite está equipado con un instrumento que puede medir partículas cargadas que precipitan en la ionosfera.
Los investigadores dijeron que STEVE es un nuevo tipo de fenómeno óptico que llaman “brillo celeste“. Su siguiente paso es ver si las corrientes de iones rápidos y electrones calientes en la ionosfera están creando la luz de STEVE, o si la luz se produce más arriba en el atmósfera.