Un equipo de científicos liderado por el Dr. Ian M. Power, profesor de la Universidad de Trent, en Ontario, Canadá, primer presidente de investigación de Canadá en Geociencias Ambientales, ha encontrado una forma rápida de producir magnesita, un mineral que almacena dióxido de carbono. Grandes noticias para combatir el calentamiento global.
Si los hallazgos del equipo se pueden desarrollar y aplicar a escala industrial, se abrirá la puerta a la eliminación de CO2 de la atmósfera para su almacenamiento a largo plazo, en última instancia contrarrestando el efecto de calentamiento global del CO2 atmosférico.
Aunque los científicos ya están trabajando para frenar el calentamiento global al eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera, existen límites prácticos y económicos para desarrollar la tecnología. Ahora, por primera vez, el equipo de investigadores ha explicado cómo la magnesita se forma a baja temperatura y ofrece una ruta para acelerar drásticamente su cristalización.
“Nuestro trabajo muestra dos cosas. En primer lugar, hemos explicado cómo y qué tan rápido se forma la magnesita de forma natural. Este es un proceso que lleva cientos o miles de años en la naturaleza en la superficie de la Tierra. Lo segundo que hemos hecho es demostrar un camino que acelera este proceso dramáticamente”, explica el Profesor Power. “El uso de microesferas significa que pudimos acelerar la formación de magnesita en órdenes de magnitud. Este proceso tiene lugar a temperatura ambiente, lo que significa que la producción de magnesita es extremadamente eficiente en energía”.
El profesor Power y su equipo pudieron demostrar que al usar microesferas de poliestireno como catalizador, la magnesita se formaría en 72 días. Las microesferas no se modifican por el proceso de producción, por lo que idealmente se pueden reutilizar.
“Por ahora, reconocemos que este es un proceso experimental, y tendrá que ampliarse antes de que podamos estar seguros de que la magnesita se puede utilizar para el secuestro de carbono (tomando CO2 de la atmósfera y almacenándolo permanentemente como magnesita). Esto depende de varias variables, incluido el precio del carbono y el refinamiento de la tecnología de secuestro, pero ahora sabemos que la ciencia lo hace posible”, explica.