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Danza y un mundo de ensueño, la experiencia virtual del coreógrafo Gilles Jobin en la UNAM

Es como un sueño en el que la mente vuela con total libertad, en el que convives con hombres de hasta 5 metros de altura y con bailarines en miniatura, en el que viajas en cuestión de segundos de un bello desierto a un parque urbano, de una cueva a una casa. En el que eres tú, pero también eres otro.

Así es VR_I, la primera coreografía en realidad virtual inmersiva, diseñada por el bailarín Gilles Jobin y recreada por el laboratorio suizo Artanim, la cual fue presentada en el Salón de Danza de la UNAM del jueves 8 al domingo 11 de noviembre, como parte del Festival Vértice 2018.

Durante esos cuatro días, cada 20 minutos un grupo de 5 personas se adentró en el mundo virtual de Jobin. A cada uno le instalaron lentes virtuales, micrófono, auriculares y una mochila con una computadora adentro. “¡Wooow!”, “Está padrísimo!”, “¡Esto es tan real!”, comentaban los espectadores durante la inmersión.

Una vez adentro de VR_I, cada espectador adquiere un personaje, un avatar. Todos se pueden comunicar entre sí y tocarse, lo que los convierte en compañeros de un viaje único y original. Como compartir un sueño.

Los espacios oníricos a los que te transporta Jobin, en los que se juega todo el tiempo con las escalas y las dimensiones, con los colores, la luz, las sensaciones y las emociones, tienen un denominador común: la danza. En VR_I siempre hay cuerpos en movimiento. Los bailarines llegan a ser tan reales y a estar tan cerca de ti que te contagian la energía de sus pasos.

La experiencia, sin embargo, es libre. Hay espectadores que terminan bailando, pero hay otros que simplemente se quedan observando. En VR_I no hay reglas ni instrucciones previas. Si acaso sólo existe la consigna de soltarte y dejarte sentir. De disfrutar la experiencia.

El proyecto de Jobin y Artanim abre un nuevo terreno para la expresión de la danza. VR_I le da la oportunidad al público de interactuar con el baile y, al mismo tiempo, con el teatro, las artes visuales, la poesía, el cine y otras disciplinas en un espacio nuevo. Un espacio real y lúdico, emotivo hasta las entrañas, pero intangible.

VR_I bien podría ser el pionero de una nueva forma de experimentar el arte y romper con los límites físicos y sensoriales que se creían infranqueables para el ser humano. Un primer referente de cómo se producirá, se compartirá y se consumirá el arte en el futuro. Como en su momento lo hizo el francés Georges Méliès a principios del siglo 20 con el cine, señaló Jobin.

“Es un momento único, que históricamente estamos viviendo ahora. Quizá en dos años más gente ya experimente realidad virtual, pero por ahora pocos lo han hecho. Eso (también) hace que esta pieza tenga un amplio impacto. Eso me gusta mucho como artista. Es muy interesante”, destacó Jobin, reconocido por su trabajo experimental y siempre a la vanguardia.

“Otra cosa que me fascina es el lenguaje coreográfico. A veces la danza contemporánea no se entiende y es normal, es un lenguaje hermético. Pero aquí no. Niños, gente mayor, especialistas… todo mundo reacciona igual: pasmado con la realidad (virtual) y con el cuerpo. Todo mundo se fascina”, agregó el bailarín y director suizo.

VR_I tuvo gran éxito en la UNAM, pues las localidades de la obra, ofrecida de forma gratuita, se agotaron en pocos días. La realidad virtual ya llegó al Centro Cultural Universitario.