Una opción es usar un filtro solar, pero ¿cuál elegir? Existen dos formas de protección: una física, en la cual el bloqueador refleja los rayos del sol; y otra química, gracias a ciertos compuestos que absorben la energía de los rayos.
Todos los bloqueadores están sujetos a pruebas para determinar su factor de protección solar, conocido como FPS por sus siglas, que es, en esencia, la cantidad de tiempo que pasa antes de que comiences a quemarte después de su aplicación. Es recomendable utilizar bloqueador diario, pero debes poner especial atención en ciertas situaciones, como cuando estás en la playa o en la nieve, ya que el agua y el hielo reflejan y amplifican los rayos del sol.
Entonces, aplícate bloqueador de 15 a 30 minutos antes de salir; luego, vuelve a aplicarlo cada dos o tres horas, o más seguido después de nadar o sudar. Recuerda escoger los lugares con sombra, como debajo de los árboles o sombrillas, y evita el sol en las horas más intensas, como desde las 10 hasta las 16 horas. Y entonces me preguntarán, ¿cuál es el mejor tipo de protector solar? Todos tienen sus preferencias, pero busca el que tenga las siguientes características: rango de protección (o FPS) de al menos 30 y que sea a prueba de agua o sudor.
Sé que a muchos de ustedes jóvenes (entre los cuales estaba yo hace unos años) piensan que “nunca me va a dar cáncer” o “que flojera estarme poniendo diario una cremita” y que además “están muy caras”; pero, como todo en la vida, siempre hay que hacer un esfuerzo ANTES, como estudiar, trabajar, comer sano, hacer ejercicio y protegerse del sol, para poder disfrutar DESPUÉS de unas merecidas vacaciones, sin tener enfermedades como diabetes, hipertensión, infarto y cáncer, mismas que te cuestan mucho más curarlas, o a veces ni con todo el dinero del mundo. La DGAS te invita a seguir estas medidas.
Así que, disfruta del sol, pero ¡hazlo con protector solar! Y recuerda: #PumasPorLaSalud.