La educación es un derecho fundamental y ese simple derecho permite que las personas accedan a otros derechos, como al trabajo o la seguridad social. Claudia Peña, titular de la Unidad de Atención para Personas con Discapacidad (UNAPDI) es clara: “para la Universidad es sumamente importante que garanticemos, desde nuestra institución, el ejercicio de ese derecho”.
La titular de la Unidad calcula que sólo 4 de 100 personas con discapacidad ingresan a la educación superior, un porcentaje realmente bajo. César, un estudiante con discapacidad motriz es uno de esos cuatro que llegaron a la Universidad.
Y es imposible no verlo recorrer la Facultad de Ingeniería de la UNAM en su silla motorizada. César es veloz y se le ve recorrer los pasillos con seguridad. Nació con focomelia o ausencia de extremidades, tiene 19 años y es estudiante de Ingeniería Eléctrica Electrónica.
Su presencia ha cambiado a la Universidad, la ha hecho un lugar más accesible y con las consideraciones necesarias para vencer los obstáculos y que pueda estudiar.
César es un alumno que vive con una discapacidad motriz en la UNAM y eso también significa inclusión para la diversidad. Eso es un acto que ha sucedido con mucho amor. César conoció a Natalia en primer semestre, y aunque ya no comparten clases se han vuelto inseparables. César dice que Natalia es su mejor guerrera.
Ella se volvió experta en rampas para personas con discapacidad. Desde que es amiga de César dice que “los caminos no se ven igual”.
Conquistar la UNAM y el mundo
Y es que han decidido conquistar a la UNAM y el mundo, pero antes de hacerlo, cuando quieren ir a algún lugar en la Universidad, Natalia se pregunta: “¿César pasa por aquí?, ¿y si lo cargamos?” Los temas de accesibilidad no son sencillos hasta que se hacen los caminos.
Sucedió en el salón de clases, en la asignatura de la maestra Andrómeda Martínez. La propuesta era exponer cualquier tema y Natalia y su equipo decidieron tomar la oportunidad en algo productivo e investigaron sobre las rampas de la Facultad de Ingeniería. Descubrieron que la mayoría era de carga.
Yoshimar Mendibil, responsable de Protección Civil y Seguridad en la Facultad de Ingeniería, explicó a los estudiantes el tema de las rampas; su equipo se encarga de la gestión integral de riesgos y protección civil, además de cubrir los temas de accesibilidad para la comunidad de la Facultad.
Yoshimar dice que la presencia de César ha traído un buen cambio: “La Facultad ha empezado a sensibilizarse con estos temas de accesibilidad e inclusión, para trabajar en cambiar los espacios y que César pueda tener una mejor movilidad durante su estancia aquí en la Universidad”.
Las rampas han cambiado en la pendiente para su movilidad y César sabe que eso se hizo para él y los estudiantes nuevos que vendrán en el futuro.
El camino que César ha recorrido para llegar a la Universidad ha sido largo y muchas personas han intervenido para que eso sea posible todos los días.
Su madre, la señora María de Jesús Díaz, cuenta que César ingresó al kínder y ella tenía mucho miedo de la experiencia; sin embargo, el profesor de educación física, que estaba muy involucrado con el aprendizaje del pequeño, le contaba que su hijo estaba listo para ir siempre con sus compañeritos a jugar. De ahí César no paró hasta llegar a la UNAM.
Movilidad motorizada
César tiene una silla de ruedas motorizada, que es parte de una secuencia de sillas que han sido donadas o pagadas con aportaciones de personas que se han comprometido con que César pueda movilizarse y ser independiente. La silla también fue adaptada por César, el papá del futuro ingeniero. El control con el que se opera fue puesto para que César pueda dirigirlo con el pie. También le diseñó una mesita, que sirve como pupitre para que en las clases César apoye la tableta que usa para tomar notas cuando escribe con la boca.
Además de escribir y tener bonita letra, César pinta con la boca y ha incluido a sus demás compañeres en actividades donde les anima a participar de la experiencia para que todos puedan vivir lo que significa hacer arte sin las manos. César espera un gran futuro para él. Quiere vivir, terminar la carrera, mudarse a otro país y ser desarrollador de videojuegos para una empresa reconocida. Su sueño es diseñar un videojuego de mundo abierto de leyendas mexicanas, y así mezclar sus pasiones: el arte, los videojuegos y la programación.
Estudiantes con discapacidad
La UNAM tiene 2,001 estudiantes con discapacidad de entre 380,000. Su presencia está en todas partes, aunque a veces no lo notemos. Para la UNAPDI, las alumnas y alumnos con discapacidad son muy importantes.
La Unidad brinda información y orientación a la comunidad estudiantil que vive con alguna discapacidad y también a quien lo solicite. Se encarga de articular acciones para favorecer el ingreso, permanencia y egreso de las personas con discapacidad en la UNAM. De igual manera, la Unidad está disponible para el cuerpo docente o los trabajadores de la institución. La UNAPDI espera recibir a todas y todos.
Claudia Peña, explica que sobre la discapacidad se tienen muchos estigmas e ideas heredadas, las cuales han sido reforzadas por los medios de comunicación y las redes sociales. “Las personas con discapacidad viven con un estigma en el que se les puede ver como una carga, como alguien que no merece estar o como seres que tienen una marca social. Ésta hace que pareciera que esa persona valiera menos”.
Contra lo anterior, la Unidad promueve un modelo social y de Derechos Humanos de la discapacidad. La educación es un derecho fundamental y ese simple derecho permite que las personas accedan a otros derechos, como al trabajo o la seguridad social. Claudia Peña declara: “Para la Universidad es sumamente importante que garanticemos, desde nuestra institución, el ejercicio de ese derecho”.