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Y tú, ¿eres alondra o búho?

 

Absolutamente, todos los seres vivos tienen un reloj biológico, se trata de una estructura ubicada en el cerebro que coordina a todos los órganos para que estén despiertos de día y dormidos de noche. Pero en otros casos, aquél funciona de forma distinta y las personas se convierten en búhos o alondras. No obstante, cuando el reloj se desajusta las personas contraen diversas enfermedades, entre ellas, las metabólicas.

Al respecto, Carolina Escobar, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que debido a que la Tierra da vueltas en su eje, los seres humanos están expuestos al día o la noche. “Se trata de un fenómeno incorporado a la vida diaria, donde nos sentimos más seguros andando en la luz que en la oscuridad”.

Los humanos tienen un ciclo, durante el día el organismo está activo, gasta energía, realiza diferentes actividades, piensa e interactúa con su especie, y en la noche duerme, los músculos descansan y el cerebro sueña.

Para esto, el cuerpo tiene que cambiar su estado interno, no es lo mismo trabajar, subir escaleras, caminar que estar acostado y descansar. No obstante, cuando las personas realizan actividades por la noche y duermen durante el día el reloj circadiano recibe señales confusas, se da una incongruencia interna y comienza a fallar.

Un ejemplo de esto sucede con los trabajadores nocturnos, quienes tienen que realizar actividades físicas, comen y caminan por la noche, ¿qué pasa en estos casos?

Por la noche, el reloj manda la señal para que descanse el organismo, los músculos se relajan y todo se apaga, pero si se continúa despierto se obliga al sistema, y cuando llega el día y se va a dormir, el reloj circadiano echa a andar todo el sistema y produce sustancias para activar el cuerpo.

¿Qué consecuencias trae esto? A largo plazo por haber forzado al cuerpo en los horarios incorrectos, el organismo se desgasta y pierde eficiencia y es cuando las personas enferman.

En los últimos años, algunas enfermedades podrían estar asociadas con el estilo de vida por forzar algunos órganos a realizar un gran esfuerzo que no les toca hacer en cierto horario.

Por ejemplo, la sociedad moderna no respeta los horarios de alimentación y su comida principal la realizan hasta las 10 u 11 de la noche. A esa hora, el sistema digestivo se encuentra en plan de descanso, y si se come mucha grasa lo obliga a trabajar.

A largo plazo, habrá consecuencias debido a que el cuerpo no funcionará de manera adecuada. Aparecerán las enfermedades metabólicas, debido a que toda la energía ingerida no se quema porque el individuo se va a dormir. Obesidad, sobrepeso, diabetes y problemas cardiovasculares, afectarán a las personas.

¿Alondra o búho?

En este panorama, el reloj biológico no es igual para todos, por ejemplo, existen personas matutinas llamadas alondras y las nocturnas conocidas como búhos.

Las alondras son personas matutinas que despiertan muy temprano sin una alarma, además funcionan bien en este horario. En cambio, hay individuos llamados búhos, quienes tienen su reloj con un cambio que “todavía no entendemos muy bien, pero su organismo hace que quiera despertar muy tarde y acostarse muy tarde”.

A ellos les cuesta mucho adaptarse a los horarios matutinos, y tienen problemas para ir a la escuela o al trabajo. Por ello, se les recomienda buscar empleos asociados a la tarde-noche porque son más productivos.

Sin embargo, la mayoría de las personas que son búhos se debe a sus malos hábitos. No obstante, todos aquellos con estos horarios de disrupción biológica, sean búhos o no, pueden sufrir las enfermedades metabólicas, concluyó la investigadora universitaria.