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“Umbrales”: un espacio para los límites de lo cinematográfico

Desde sus primeras ediciones, el Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) estuvo marcado por darle espacio al cine experimental; ahora, para su décima segunda edición busca que este tipo de producciones tengan un espacio propio, en el que puedan encontrarse de manera más plena con los espectadores deseosos de encontrar los límites de lo cinematográfico.

Así nació Umbrales, una sección dedicada completamente a este tipo de producciones de vanguardia, nos explica Salvador Amores, del equipo de programación de FICUNAM:

“La idea surgió de Maximiliano Cruz, director artístico de FICUNAM. Max lleva trabajando en FICUNAM desde las primeras ediciones y, precisamente, había organizado varios programas en torno del cine experimental. Pero con el tiempo, el cine experimental, o de tradición vanguardista, se fue diluyendo en el programa general de FICUNAM, se enfocó más al cine de autor, más del corte de los festivales internacionales”.

“El cine experimental tiende a ser un cine mucho más frágil y casi siempre son cortometrajes. Hay películas que duran un minuto y, muchas veces, se sostienen en la exhibición analógica. Había quedado como un poco como diluido en este gran panorama. A Max le parecía que había que hacer este espacio más claro para estas películas frágiles, que tuvieran un espacio propio, un acompañamiento más completo”.

La sección consta de cuarenta títulos y cuatro secciones, las cuales incluyen películas internacionales y mexicanas, firmadas por artistas y cineastas reconocidos y emergentes, homenajes, además de revisiones de clásicos del género que conviven con lo contemporáneo.

Una de las características más importante de este programa es que incluye la proyección de películas en formatos analógicos y digitales.

“En el cine experimental, el estándar, digamos, es el formato fílmico pues hay una larga tradición de hacer este tipo de películas en dieciséis u ocho milímetros, formatos de filmación que antes se consideraban amateur, pero en los años 50 y 60 eran a los que tenían acceso cineastas independientes que empezaron a hacer películas experimentales. Cada uno tiene sus razones para seguir filmando en este formato, aunque muchos ya se mudaron a lo digital. Era importante para nosotros que al hacer una sección de cine experimental se respetaran esas reglas”, comentó Amores, y añadió:

“Si un cineasta piensa que es lo óptimo para mostrar su trabajo, hacemos el esfuerzo para mostrarlo así. Desde una apreciación personal, creemos que la exhibición en fílmico es algo muy especial y cada vez es menos frecuente, es una ocasión muy especial que difiere bastante de la manera en la que estamos acostumbrados a ver y a experimentar las películas”.

Para el equipo de programación, también era indispensable ofrecer al público la posibilidad de conocer clásicos experimentales poco proyectados en nuestro país en su formato original conversando con trabajos más actuales, aunque éstos se hayan producido en medios digitales.

“Fue una decisión fundamental para nosotros al hacer la curaduría porque en México el cine experimental no está muy enraizado en la exhibición”, recordó Amores. “Hay muchísimos cineastas experimentales haciendo cosas súper interesantes y muchas iniciativas de laboratorio y de práctica, pero la exhibición es escasa. Los espacios que tienen la posibilidad de exhibir este tipo de películas, que tienen los proyectores y los recursos para atraer a las películas en su formato original, no se interesan por el cine de vanguardia”.


Agregó que esto ha generado a lo largo del tiempo que no se conozca a cineastas canónicos como Michael Snow o Stan Brakhage, que en el mundo del cine experimental todo el mundo conoce. “Es como no saber quién es John Ford y te gusta el cine”.

“Para nosotros era importante recuperar esa tradición y decir: estas películas contemporáneas no surgen de la nada, pero hay una tradición que no se conoce porque las instituciones no han hecho el esfuerzo por difundir un cine que nos puede enseñar mucho con estas formas que, quizá, nos puedan parezcan extrañas o muy diferentes, pero tienen su razón de ser histórica y estética”, afirmó.

Las cuatro secciones que conforman Umbrales son:

Umbral Cero

Este programa, que se realiza con el apoyo de ntesis, de Difusión Cultural de la UNAM, consiste en que desde Umbrales se convoca a cuatro cineastas, en esta ocasión latinoamericanos, para realizar cada uno un cortometraje con el apoyo financiero y de producción de la Universidad. Estos cortos tienen su estreno en FICUNAM.

Los comisionados son Alexandra Cuesta, de Ecuador; Jessica Sara Richland, de Argentina; Clemente Cástor y Colectivo Los Ingrávidos, de México. “Y bueno, ya estaremos viendo esas cuatro películas que son totalmente nuevas”.

“Esta iniciativa surgió porque para el cine experimental no hay, digamos, fondos públicos, ni becas y similares que existen en el sistema de producción más común, es un sector más marginado. En general, estos cineastas recurren a tener otro tipo de trabajo y a usar sus propios recursos para hacer estas películas, que son tan artesanales que no tienen salida. Para nosotros era importante impulsar la producción de este cine desde Umbrales”.

Umbral Expandido

“Está dedicado a la rama del cine experimental que consiste en eventos únicos en los que el cine se sale un poco de la pantalla para encontrarse con el performance y otras disciplinas artísticas aledañas. Ahí tenemos presentaciones de cine expandido en dieciséis milímetros, conferencias performáticas, y un concierto de Niño de Elche”.

10 Umbrales

“Es una sección dedicada, tal cual, a la exhibición de cine experimental contemporáneo y clásico, en diez programas que mezclan formatos analógicos y digitales. Estamos muy contentos con la selección de este año”.  El programa completo, aquí: https://ficunam.unam.mx/10-umbrales/.

Umbral

“Es un foco para Laura Huertas Millán”, cineasta y artista visual franco-colombiana cuya práctica se posiciona en el cruce entre cine, arte contemporáneo e investigación. Mezclando etnografía experimental, pensamiento ecológico y colonial, investigaciones históricas a largo plazo y ficción, su trabajo en cine se involucra con estrategias de resistencia y supervivencia. Sensuales e inmersivas, sus películas proponen experiencias encarnadas, emocionales y reflexivas, espacios que se imaginan como estados alterados de sanación.