En los últimos días hemos visto el gran desastre natural causado por el huracán Harvey en el estado de Texas, y en este contexto, los presidentes siempre se constituyen precisamente en el poder ejecutivo con las facultades de rapidez que demandaría una tragedia como esta, dijo Dámaso Morales Ramírez, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Desafortunadamente, Donald Trump estaba muy ocupado tanto en política internacional como en tuitear mensajes hacia México en la negociación del TLCAN, o incluso, salvar el pellejo del sheriff Joe Arpaio por su posición xenofóbica y racista, así como en otros temas.
Afortunadamente, la situación en Texas está resolviéndose, tanto por la acción del gobierno local, como por la acción quizás un poco después de las autoridades federales, resaltó.
Los texanos han sido claros en este sentido, ellos han dicho, no queremos la ayuda ni que nos cuide el gobierno federal, nosotros sabemos cuidarnos, pero sí queremos que estén en las condiciones de preparación, eficiencia y tiempo para poder ayudarnos en todo lo que corresponde a la reconstrucción, enfatizó.
De cualquier manera, Trump ha aprovechado esta situación para “jalar agua a su molino”, haciendo declaraciones políticas vinculadas a desastres naturales, por ejemplo, dichos del presidente enfocados en la ayuda de ese estado que ha perdido muchas empresas y empleos, porque se han ido a México por un mal tratado comercial.
En realidad, el mensaje que debió enviar es su preocupación por el desastre, por las víctimas, salvar a la población y buscar la mejor salida, más que utilizar la situación como un negocio sucio de políticos, con este tipo de declaraciones que finalmente, le restan más puntos y que con el paso del tiempo se le ve más solitario, concluyó Morales Ramírez.