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Sedes olímpicas: costos que pagan por unos días de gloria

La misión del Comité Olímpico Internacional (COI), como lo subraya su sitio web, está ligada a “promover el deporte, la cultura y la educación con miras a construir un mundo mejor” a través de “los tres valores del Olimpismo: la excelencia, la amistad y el respeto”.

“El olimpismo es una filosofía de vida que exalta y combina en un todo equilibrado las cualidades del cuerpo, la voluntad y la mente. Combinando deporte con cultura y educación, el olimpismo busca crear una forma de vida basada en la alegría que se encuentra en el esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales”.

“El objetivo del movimiento olímpico es contribuir a la construcción de un mundo mejor y pacífico mediante la educación de los jóvenes a través del deporte practicado sin discriminación de ningún tipo y con el espíritu olímpico, que requiere entendimiento mutuo con espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio”, añade el COI.

Sin embargo, en décadas recientes un movimiento antiolímpico se ha desarrollado a la par de los Juegos Olímpicos. Sus organizadores, esparcidos por el mundo, cuestionan las ambiciones monetarias del COI y los problemas a largo plazo que deben enfrentar las sedes para ser elegidas como anfitrionas de los eventos deportivos.

Tan sólo en mayo pasado el 60 por ciento de los japoneses, según datos de una encuesta divulgada por Reuters (https://www.reuters.com/world/asia-pacific/poll-shows-60-japanese-want-games-cancelled-2021-05-10/), se oponía a la realización de los Juegos de Tokio 2020 y prefería su cancelación. Y en Los Ángeles, ciudad elegida para albergar los Juegos del 2028, la organización NOlympics LA (https://nolympicsla.com) busca su cancelación:

“Los Juegos Olímpicos aceleran el desplazamiento, la militarización y la erosión de la democracia en todo el mundo. Estos juegos y otros megaeventos deportivos amenazan con destruir comunidades y cimentar las ciudades como patios de recreo para los ricos. La candidatura olímpica de Los Ángeles fue tan antidemocrática como parece. Sin voto. Sin participación del público. Nuestro objetivo es detener los Juegos Olímpicos de 2028”.

“El movimiento anti-olímpico viene de antes y muchos temas confluyen en él”, explica el Dr. Roberto Zepeda Martínez, investigador del Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, “hablamos de ciudades importantes y otras que no necesariamente son las protagonistas en términos económicos, sociales o históricos, sino que son ciudades de países emergentes que usan las Olimpiadas para promocionarse”.

“En las últimas décadas se ha visto un menor interés de las ciudades por ser sede por los costos asociados y por ser un evento que favorece a los dueños de las grandes empresas, a los dueños del capital y los medios de comunicación. En general no beneficia a ciertos sectores de las ciudades sedes. Se ven perjudicados, desplazados porque se da preferencia a construir hoteles que vivienda”, subraya Zepeda Martínez.

El sentimiento anti-olímpico busca poner en evidencia la manera en que las exigencias financieras que el COI impone a las ciudades sedes causan problemas a largo plazo que complican su desarrollo económico y social. Por ejemplo, los ciudadanos de Montreal tardaron 30 años en pagar los costos de Montreal 76 (https://www.theguardian.com/cities/2016/jul/06/40-year-hangover-1976-olympic-games-broke-montreal-canada); como parte de los preparativos de Atlanta 96, miles de ciudadanos –la mayoría de poblaciones minoritarias– fueron removidos de sus hogares para ejecutar el proyecto olímpico (https://www.wbur.org/onlyagame/2016/08/05/autodromo-rio-atlanta-olympics); y, en Grecia, la deuda cercana a los 7 billones de dólares que dejó Atenas 04 contribuyó al colapso financiero del país unos años después (https://www.bloomberg.com/news/articles/2012-08-02/how-the-2004-olympics-triggered-greeces-decline).

No son casos aislados: la deuda de 13 billones de dólares que dejó Río 16 provocó recortes en salud, pensiones y educación para los brasileños (https://www.businessinsider.com/rio-olympics-financial-disaster-2017-6?r=MX&IR=T); el legado de desplazados heredado de Atlanta 96 (https://www.wbur.org/onlyagame/2016/08/05/autodromo-rio-atlanta-olympics); o, incluso para una economía en crecimiento como la de China, el mantenimiento del famoso “Nido de Pájaro” edificado para Beijing 08 –con un costo superior a los 400 millones de dólares– se ha convertido en un lastre para las finanzas públicas (https://www.theguardian.com/sport/blog/2015/aug/22/birds-nest-empty-monument-china-magnificence), aunque próximamente será usado para la inauguración de los Juegos Invernales de Beijing 22.

Los próximos juegos asignados –París 2024, Los Ángeles 2028 y Brisbane 2032, en Australia– fueron seleccionados en un proceso que destacó por las ciudades que decidieron retirar su candidatura por presión de la sociedad civil. Tras la cancelación de la candidatura de la ciudad de Boston para los Juegos de 2024, la asociación No Boston Olympics afirmó que había sido la decisión acertada para los bostonianos:

“Boston es una ciudad de clase mundial. Somos una ciudad con un pasado importante y un futuro brillante. Lo conseguimos pensando en grande, pero también pensando de forma inteligente. Necesitamos avanzar como ciudad, y la decisión de hoy nos permite hacerlo en nuestros propios términos, no en los términos del USOC o del COI. Estamos mejor al abandonar Boston 2024”.