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Recordar el Holocausto, necesario para evitar otros genocidios

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nota original de: Gaceta UNAM
Autor de la nota: Laura Romero
Fecha de publicación: 5 de febrero de 2019
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  • Actualmente, la violencia se ha hecho parte de la convivencia social
  • Cuando se considera inferior a un grupo humano y la discriminación se naturaliza surgen los problemas, resaltó Judit Bokser MissesLiwerant, de la FCPyS

En un momento en que la violencia se ha hecho parte de la convivencia social, no sólo es necesario recordar el Holocausto, sino además analizarlo y reflexionar para entender ese suceso sin precedentes en la historia, y evitar que se generen otros genocidios, afirmó Judit Bokser Misses-Liwerant.

La académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) sostuvo que es imperativo no olvidar e intentar comprender lo incomprensible de este episodio, considerado como la cumbre de la barbarie humana; “pero también debemos estar atentos, porque cuando se piensa que es inferior un grupo humano y la discriminación se naturaliza, surgen los problemas”.

En 2005, la Organización de las Naciones Unidas determinó crear el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el 27 de enero, fecha que recuerda la liberación del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau, por las tropas soviéticas en 1945.

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Con esto no sólo se les rinde tributo, sino que también se ratifica el compromiso “de luchar contra el antisemitismo, el racismo y toda forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra determinados grupos humanos”.

La directora y editora de la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales planteó: “¿Qué aprendimos del Holocausto? Sólo hay que ver la situación de los inmigrantes en el mundo, la exacerbación de la intolerancia, el racismo extremo del presidente de Estados Unidos, y cómo esas posturas también causan un mayor antisemitismo.

Cada generación debe volver a pensar, tomar conciencia, no olvidar. Es triste que el tema siga siendo actual”.

En México, por ejemplo, tenemos una concepción de la identidad nacional construida con elementos étnicos y religiosos de una mayoría con características determinadas; muchas veces a los judíos se les considera extranjeros. Aún entre segundas, terceras y cuartas generaciones la pregunta es: “¿eres mexicano?”, y ahí es cuando la ciudadanía, más que ser jurídica, se convierte en étnica, detalló.

No obstante, “el progresivo pluralismo cultural y político, así como el proceso de democratización, han transitado hacia un concepto más incluyente de ciudadanía cívica”.

Shoá: barbarie sin precedentes

Aunque en la historia de la humanidad se han registrado matanzas y asesinatos, el Holocausto (la Shoá, en hebreo) no tuvo precedentes. Dentro del nazismo, la persecución y exterminio del pueblo judío no fue algo marginal ni lateral, sino el eje de una serie de acciones intencionales y premeditadas para lograr ese objetivo.

En manos de los nazis “perecieron seis millones de judíos, cifra que constituye las dos terceras partes de los nueve millones que habitaban Europa antes de la Segunda Guerra Mundial, y un tercio de la población judía total en el mundo en esa época”. (El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto que llegaron a México. Memoria y Tolerancia, AC, 2003).

Ellos no fueron los únicos perseguidos. También hubo exterminio de gitanos, homosexuales, prostitutas, pordioseros y delincuentes, entre otros segmentos. Pero la diferencia con los judíos, subrayó la universitaria, fue la idea de los alemanes de acabar con todo un pueblo; el proceso de aniquilación estaba en marcha, pero no pudieron lograr su objetivo porque sufrieron la derrota de la guerra.

Los ghettos (como los de Lodz y Varsovia, donde murieron 112 mil 463 personas entre 1941 y 1942 por inanición y enfermedades); los escuadrones de fusilamiento (Einsatzgruppen), que asesinaron a un millón 200 mil judíos en los diferentes territorios tomados por los alemanes; o los seis campos de exterminio, como el de Treblinka, donde fallecieron cerca de 870 mil hombres, mujeres y niños, no fueron el inicio, sino la culminación de un proceso.

Si se entiende de esa manera, explicó la ganadora del Premio Universidad Nacional 2015 en el área de investigación en Ciencias Sociales e integrante del Sistema Nacional de Investigadores con el máximo nivel, “podemos ver cómo gradualmente se genera la discriminación, la marginación, el rechazo de un grupo, y cómo ello puede llevar a su exterminio”.

La perversión extrema del régimen nazi consistió en tratar de eliminar todo rastro de la aniquilación judía; de ahí el imperativo de rememorar, de nunca olvidar lo ocurrido. “La memoria significa desafiar la voluntad del exterminio. Ésa es la forma de honrar a las víctimas: recordando, estudiando, aprendiendo, pensando y reflexionando”.

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