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¿Qué cambió la Revolución Mexicana?

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nota original de: Ciencia UNAM
Autora de la nota: Isabel Pérez
Fecha de publicación: 20 de noviembre de 2019
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  • Transformaciones en la propiedad de la tierra y en leyes electorales, parte del legado de la Revolución Mexicana.

La Revolución Mexicana fue un conflicto armado que inició el 20 de noviembre de 1910, como consecuencia del descontento popular hacia la dictadura de Porfirio Díaz, y que derivaría en una guerra civil que transformaría radicalmente las estructuras políticas y sociales del país.

La revolución es una etapa armada violenta que busca derrocar al gobierno en turno. Por lo general, las revoluciones se desatan a partir de la existencia de una dictadura o un gobierno aristocrático; su duración es acotada.

La Revolución Mexicana terminó en 1920 con la llegada del llamado Grupo Sonora al poder, integrado, entre otros, por Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.

Ya en el gobierno de Lázaro Cárdenas (1924-1940), se expropiaron cerca de 18 millones de hectáreas, lo que significó un avance muy importante, pues fue la primera administración que realmente afectó al latifundio porfirista, cuenta  Georgette José, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

Recordemos que una de las aportaciones más trascendentes de la Revolución Mexicana fue la recuperación de la propiedad de la tierra. 

Pasos a la democracia

  • Uno de los legados más importantes que nos ha dejado el movimiento revolucionario, es la emisión de la nueva ley electoral a partir de noviembre de 1911 con Francisco I. Madero, que introdujo por primera vez el voto directo para la elección de diputados y senadores federales. Aunque cabe señalar que durante el Porfiriato en algunos estados ya existía el voto directo para cualquier elección de carácter local.

Asimismo, agrega la investigadora, la elección de un presidente de la República, por medio del voto directo, es otro de los legados trascendentes de la historia revolucionaria. El primero en ser electo de esta manera fue Venustiano Carranza en abril de 1917, quien rindió protesta el 5 de mayo siguiente.

Otra gran transformación fue la regulación, gracias a la ley de 1911, de la participación ciudadana en los diferentes procesos electorales, a través de los partidos políticos. A partir de esa ley y hasta la fecha, se han establecido los requisitos que se deben cumplir para ejercer el voto activo y pasivo (votar y ser votado) para cualquier cargo de elección popular.

Aclara la historiadora que la ley de 1911 la elaboró la última legislatura federal porfirista (la XXV) y fue promulgada por Madero en diciembre de ese año.

En este contexto, en 1918 se promulgó una nueva ley electoral, que al igual que la de 1857 estuvieron vigentes por muchos años: la primera, 28 años, y la segunda, 46; lo que significa que en ambas etapas, hasta que no se logró la recentralización política, la legislación electoral no cambió.

Cuando se redactó la Constitución de 1917, se decidió negar a las mujeres todo derecho político incluyendo el derecho al voto, pues se argumentaba que ellas no necesitaban participar en la vida pública del país. Fue hasta la década de los 50 que las mujeres mexicanas ganaron derechos ciudadanos y la posibilidad de ejercer el voto.

Educación y muralismo

El aspecto educativo mejoró en la época postrevolucionaria. En los primeros momentos, el mayor proyecto educativo fue el de Venustiano Carranza, quien desapareció la Secretaría de la Instrucción Pública, creada en 1905 por Justo Sierra para federalizar totalmente la educación. Carranza era un convencido absoluto de la libertad de municipio.

“Para el presidente Carranza, los municipios eran los que debían encargarse de impartir la educación. Así fue hasta la llegada de José Vasconcelos, quien encabezó el modelo educativo basado en la creación de la Secretaría de Educación Pública, con la cual la educación en México se federaliza totalmente”.

A partir del llamado nacionalismo revolucionario, se impulsó la obra artística. Y es que a través de la pintura mural, sobre todo, se comienzan a utilizar las paredes para enseñar historia.

Diego Rivera, José Clemente Orozco y otros grandes pintores intelectuales dieron vida al muralismo, un movimiento artístico iniciado en México a principios del siglo XX, después de la Revolución Mexicana.

A todo lo anterior, se suman avances sociales. Se comenzaron a implementar campañas de vacunación, creación de una gama de seguridad social, y mejoras en las condiciones laborales, sobre todo en las áreas urbanas.

La Revolución Mexicana nos dejó importantes legados. No obstante, a 109 años de su inicio, la lucha por la justicia e igualdad social siguen siendo las principales demandas de los movimientos sociales.

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