Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

Presentan el compendio Corrupcionario mexicano

México no se transformará sin la activación e involucramiento de los ciudadanos. El cambio está en cómo ejercemos nuestra ciudadanía, afirmaron integrantes de la organización de la sociedad civil Opciona, y el actor, director y productor Diego Luna.

En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) se presentó el Corrupcionario mexicano, compendio de 300 palabras asociadas a “un fenómeno tan internalizado en nuestra sociedad como lo es la corrupción, para ponerles nombre y apellido a situaciones, personajes y acciones terribles que, maquillados por la cotidianidad, nos parecen normales”, como establece en la introducción del texto el presidente de Opciona, Alejandro Legorreta.

Empresa exitosa

Diego Luna expuso que la corrupción ha hecho de la política la empresa más exitosa, que deja grandes dividendos y que ha ocasionado que ya nadie quiera dedicarse a esa actividad por las razones correctas. Ése, continuó, no es un problema cultural y para erradicarlo no hay que exterminarnos. Es un fenómeno relacionado con la educación, con las decisiones que tomamos todos los días y con el ejemplo que damos a los demás; es una situación que podemos cambiar. “La transformación no llega sin involucramiento; y el concepto detrás del libro se refiere a que el cambio está en cómo ejercemos nuestra ciudadanía. Eso sería lo más celebrable del Corrupcionario… que sea una chispa que genere un fuego que nos alcance a todos y, con el tiempo, nos haga reinventarnos”, afirmó Luna.

Gustavo Rivera, politólogo y director ejecutivo de Opciona, explicó que esa agrupación está convencida de que México cambiará en la medida en que los ciudadanos nos involucremos en asuntos públicos, y en que controlemos ese enorme problema que vivimos, que desencadena dos crisis: de representación política y de rendición de cuentas.

Con la ayuda de unos 15 moneros y con el prólogo de Diego Luna, aclara de una manera divertida, pero precisa, la forma en que los mexicanos entendemos y convivimos con la corrupción a diario.

Alejandro Legorreta recalcó que con la obra se trató de hacer evidente aquello que se mete como humedad a las estructuras y las debilita, que daña el corazón y el tejido social del país. El Corrupcionario trata de exponer y ponerle nombre a acciones detestables, a las cuales, de manera silenciosa y con el paso de los años, nos hemos ido acostumbrando, reiteró en el acto moderado por Khemvirg Puente, coordinador del Centro de Estudios Políticos de la FCPyS, y que contó con la presentación de Angélica Cuéllar, directora de la Facultad.

Estructural, no cultural

Paulo García, consejero universitario alumno de la FCPyS, calificó como sorprendente que entre los mexicanos haya tantas formas de hablar del fenómeno, 300 formas, frases, palabras, divididas en tres partes: la corrupción de ellos (la clase política), la de nosotros y la de todos. Significa que es un asunto presente en diferentes esferas, y que es un problema estructural, no cultural.

Julia Gugerli, consejera técnica, confesó que al leer el libro “comencé a identificarme con él, con palabras que he usado y las pensé dentro de la Facultad. Nos referimos a esta situación como un asunto de nivel institucional o nacional, una cuestión estructural, pero también la vivimos día a día y la reproducimos”.

Finalmente, Mauro Jarquín, también consejero técnico, manifestó que el texto genera incomodidad: “la de pensar que la corrupción, en apariencia ajena a nosotros, en realidad se alimenta de nuestras actitudes”.