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¿Por qué no es buena idea desinfectar los cubrebocas con alcohol?

Todavía no hay una vacuna contra el virus SARS-CoV-2, por ello las autoridades sanitarias han hecho énfasis en el uso de cubrebocas como medida preventiva entre la población, pero no todas las mascarillas son iguales, cada una tiene una función específica y vida útil.

En entrevista para el programa PrismaRu de Radio UNAM, el doctor Jorge Baruch Díaz Ramírez, titular de la Clínica de Atención Preventiva del Viajero (CAPV) de la UNAM, detalló los tres tipos de dispositivos que existen, su uso, vida útil, la forma de desinfectarlos y cómo desecharlos correctamente.

El también vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, explicó que los dispositivos de alta eficiencia (N95, KN95, N99), deben ser utilizados, principalmente, por el personal de salud que está en áreas de riesgo y atiende a pacientes con alta carga viral, ya que están diseñados para filtrar el aire y reducir la exposición a las partículas del virus.

A los dispositivos de alta eficiencia no hay que rociarles alcohol o cloro, ni someterlos a lavados o remojo ya que perderán sus propiedades porosas y de filtrado, su uso deberá ser descartado una vez que estén desgastados, señaló el especialista.

Sobre las mascarillas de tipo quirúrgico, dijo que están hechas con tres capas de material específico, “sirven tanto para proteger el ingreso de sustancias hacia la nariz y boca, como para cuidar lo que se expulsa al ambiente”. Ofrecen buena capacidad para respirar pero deben desecharse después de cada jornada porque no son reciclables. Ejemplificó que para los viajeros internacionales con destino a Europa, usar este tipo de dispositivos y cambiarlos cada cuatro o seis horas es obligatorio.

Los cubrebocas hechos en casa, ofrecen mejor protección en adultos que en niños, son los recomendados para el uso entre la población general en espacios públicos, como el transporte, pueden ser lavados y reutilizados constantemente. Se desinfectan con agua y jabón y se lavan a mano o en lavadora con el resto de la ropa, el desgaste natural de la tela indicará cuándo deben sustituirse. “Hay que tener entre cinco o seis para cambiarlos diariamente”.

En la confección de los cubrebocas caseros, Díaz Ramírez indicó que incrementar el número de capas no garantiza que sean más eficientes y podrían dificultar la respiración, hay algunos materiales más efectivos para bloquear el ingreso de  virus y bacterias dependiendo de su porosidad, por ejemplo el algodón combinado con poliéster, “una buena opción es la tela de las fundas de las almohadas antibacterianas”, pero el lino, la seda o el algodón al 100% por ciento se deben evitar. “Tiene que haber un balance entre transpirabilidad y filtración”.

A pregunta expresa sobre el uso de polipropileno o neopreno en la confección de los dispositivos, Díaz Ramírez, indicó que no hay estudios científicos que respalden la eficacia de este tipo de materiales y aconsejó apegarse a lo que ya está avalado por los especialistas.

Finalmente, el especialista universitario acotó que para cuidar los cubrebocas de alta eficiencia hay que colgarlos separados de cualquier otro objeto que pueda contaminarlos mientras sucede el desgaste por uso, y los de tela no guardarlos en el bolsillo, los dispositivos de alta eficiencia y los de tipo quirúrgico deben ser desechados en un bote de basura con tapa.

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