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Papiloma cutáneo: signo de algunas enfermedades

  • Son tumores benignos asociados a sobrepeso y obesidad.
  • Su tamaño varía, de milímetros a más de dos centímetros, como el fibroma péndulo.
  • Por su color amarillento o hiperpigmentado café, dan un aspecto sucio al cuello, las axilas o los párpados del paciente.

Los acrocordones no son verrugas (este término siempre alude a una infección viral), mas sí son tumores. No son malignos, pero sí son marcadores o signos de algunas enfermedades, como la diabetes.

Tienen otros nombres: fibromas blandos o papiloma cutáneo; sin embargo, aclara la dermatoncóloga Rosa María Ponce, “sin que sean por virus de papiloma humano”.

Son, agrega la académica de la UNAM, de los tumores benignos más comunes. No son contagiosos como las verrugas virales ni su etiología es por bajas defensas, baja vitamínica o contagio en sitios húmedos.

Generalmente aparecen a partir de los 30 años, por igual en hombres y en mujeres. Sin embargo, cada vez se presentan más en menores de edad.

Los factores de riesgo, tanto para adolescentes como para adultos, son el sobrepeso, la obesidad, la resistencia a la insulina y la diabetes diagnosticada.

Los acrocordones —agrega la profesora de la Facultad de Medicina— son una neoplasia benigna hereditaria. Si los padres la padecieron, es probable que a algunos hijos también les salgan fibromas blandos.

Este tipo de papiloma cutáneo crece por proteínas llamadas factor de crecimiento epidérmico, factor de crecimiento parecido a la insulina y péptido transformador del crecimiento transformante beta, entre otras.

Durante el embarazo, estas proteínas condicionan el crecimiento de los tejidos y también la aparición de los fibromas blandos. Cuando la mujer recupera su peso habitual, pueden disminuir un poco estos tumores.

La mayoría son milimétricos

Hay otro tumor cutáneo: la queratosis seborreica, que provoca crecimientos en la piel aplanados y diferentes a los fibromas blandos, los cuales tienen una base pequeña y el volumen pediculado.

El tamaño de los fibromas blandos varía: la mayoría son milimétricos y otros miden hasta dos o más centímetros, como los fibromas péndulos. Algunos llegan a los 10 cm, pero son raros.

Las zonas donde crecen son el cuello, las axilas, la ingle y la cara, especialmente en los párpados. Son color amarillento o “hiperpigmentado café”. Dan un aspecto de “suciedad, de mal cuidado”.

Un acrocordón, explica la doctora Ponce, es la misma piel plegada y corrugada. Vista al microscopio, la epidermis está engrosada. La llamamos acantosis y es una proliferación de la epidermis, así como un crecimiento en la dermis papilar. Unos pueden tener más tejido fibroso (fibromas); otros, más tejido de lípidos (lipofibromas); y un tercer tipo, más vasos sanguíneos (angiofibromas). Todos son benignos.

Se quitan al ras

Quien tiene acrocordones puede lastimarse al peinarse, al hacer algún movimiento o al vestirse, por el roce de la camisa o la blusa.

Hay quienes tratan de quitárselos por su cuenta, usando hilo quirúrgico, cabello o “con ácido que venden en el mercado”. Pero, para evitar infecciones o que se necrose la piel, debe quitarlos un dermatólogo, con tijeras estériles: “nos tardamos un segundo en quitar uno”.

“También usamos la crioterapia: aplicación de nitrógeno líquido durante unas dos semanas. En el mercado venden dispositivos que simulan la congelación que nosotros hacemos con una punta o spray. Pero quien lo utiliza no sabe cuánto tiempo deben aplicarlo. Y el paciente tiene la falsa creencia de que se caen de inmediato. Así que antes de que se caiga el fibroma, se daña la piel por el frío”.

Según el tamaño y número de acrocordones, el dermatólogo utiliza anestesia local, en varias sesiones. Por sesión se pueden retirar hasta 25 acrocordones. Se quitan por secciones, para esperar a que cicatricen bien.

No vuelven a salir, asegura la doctora Ponce, porque se retiran al ras. Se hace la criocirugía, con nitrógeno líquido, o un rasurado de electrodesecación cuando se aplica cauterización con calor.

Marcador de una neoplasia dormida

Los acrocordones pueden ser un marcador de diabetes. Si en una persona hay una aparición brusca y descomunal de fibromas blandos en las axilas, en el cuello o el estómago, acompañada de una acantosis nigricans, es decir, ennegrecimiento de la piel en esas áreas, puede ser un marcador de diabetes, pero también de una neoplasia o tumor interno.

Si en pocos meses a alguien le aparecen muchos fibromas, entonces puede que éstos sean paraneoplasias, que pueden ser indicador de enfermedades adyacentes o un marcador previo de una neoplasia dormida.

Ademas de fibromas, en algunas enfermedades cutáneas genéticas se puede presentar carcinoma basocelular, que es muy raro.

No se sabe qué porcentaje de la población padece acrocordones, pero, según la experiencia de la doctora Ponce, de 100 pacientes que acuden a consulta dermatológica, 10 asisten por cirugía dermatológica, siendo los fibromas “el principal motivo de consulta”, seguidos de la queratosis seborreica, los lunares y el angioma cereza, que es un bulto rojo brillante en la piel, causado por la proliferación benigna de los vasos sanguíneos que aumenta con la edad. 

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