Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

Karla, una mente invencible

Karla se traslada de un lugar a otro en busca de la sombra, bebe agua y platica con su entrenadora. Aunque se muestra seria, no denota preocupación. Minutos antes, había salido al campo a romper su marca y defender su puesto en la Paralimpiada Nacional Juvenil 2018.

“¡Felicidades, campeona! Te fue muy bien”, le dije al acercarme a su lado. Ella sonríe y me agradece el comentario al mismo tiempo me confiesa su nerviosismo: “Si no compactan categorías entre F 53 y F 54, sacaré medalla de primer lugar, pero al menos, ya aseguramos medalla”.

La joven atleta de 18 años muestra confianza por la experiencia que ha adquirido a lo largo de su carrera deportiva. Aunque sabe que le dará a la UNAM una medalla en Lanzamiento de Jabalina, no estará satisfecha hasta no portar la presea dorada.

Creí comprender su situación. “Es una atleta”, me dije. Es obvio que se exija en cada una de sus competencias. No por nada ha ganado medallas a lo largo de cuatro años.

Sin embargo, Karla me dice que nunca antes le había gustado el deporte, que si ahora lo practica es porque fue inducida a él a base de engaños y mentiras. Su hermano tendría que haber estado en su lugar: entrenando, compitiendo, ganando reconocimiento. Pero las vueltas de la vida la indujeron al atletismo.

“Antes no sabía a lo que iba ni en qué nivel estaba, pero hoy en día sé qué estoy haciendo con mi vida. ¿Entiendes mis nervios?”. ¡Claro que entiendo!, ahora Karla es un rival duro de vencer. Piensa y actúa como atleta, como competidor.

Ya no le da importancia a su cansancio ni a su falta de tiempo para estudiar y hacer vida social. Es consciente que para todo hay un tiempo, y el que le dedica a su entrenamiento es el que nunca pospone ni cancela.

“En ocasiones he tenido que comer o descansar en el carro porque al llegar a casa debo de estudiar o hacer tareas de la escuela”, me comenta mientras ríe.

Me dice que está muy agradecida con su familia por todo el apoyo que le han brindado, sobre todo por “prestarle” a su mamá. Ella es quien la traslada y la acompaña a los eventos deportivos, y es ella misma quien funge como su único integrante técnico.

Mientras continuamos con nuestra conversación, su mamá y su entrenadora se alejan en busca de las listas de los resultados. Es un hecho, Karla tiene oro. Es el primero de dos en esta competencia nacional.

“¿Qué se siente?”, le pregunto. Ella sonríe nuevamente. Su pausa en la respuesta no se debe a la reflexión, sino a sentir la palmada que su entrenadora le da en la espalda. Después de unos instantes, me dice: “Se siente re bonito”.

En ese momento, ni siquiera imagino que la joven estudiante de la UNAM subiría al podio un par de veces más. Al día siguiente, conseguiría plata en Impulso de Bala y el último día de la competencia volvería a colgarse otra medalla de oro, pero en Lanzamiento de Disco.

Karla López Lozada sufrió un accidente automovilístico a unos meses de cumplir 12 años. No dudo que los años venideros fueron difíciles, pero la cuadriplejía en la que vivió no le impidió continuar con su vida. El entrenamiento al cual se somete día a día le ha permitido no sólo recuperar movilidad en sus brazos, sino convertirse en una atleta ávida de éxito.

“Yo nunca me vi con una discapacidad. Los cuidados de mis papás me hicieron sentir protegida”, me relata al instante que alza la vista en busca de un espacio para protegerse del sol.

“… Y es que yo sentía que estaba en un carrito”, concluye.

Me revela que eso mismo siente cuando sus compañeros del CCH Oriente la trasladan en su silla de ruedas de un salón a otro: “Echamos competencia a ver quién llega más rápido. Se me hace algo muy natural y divertido. No hay nada por qué sentirme deprimida”, me asegura mientras bebe otro sorbo de agua.