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Nueva temporada de exposiciones en el Museo Experimental El Eco

El proyecto La hoz en mies ajena es un ejercicio de investigación, producción y montaje museográfico en la sala Daniel Mont del Museo Experimental el Eco, a partir de la manipulación y edición de materiales de “archivo militar encontrado” perteneciente a la familia del artista e investigador Felipe Zúñiga González.
La propuesta centra su relato entre las décadas 1950 y 1960 en México y explora las posibilidades de ampliación de las narrativas sobre el periodo de guerra fría en el país desde una perspectiva contemporánea en “clave queer”. En los documentos, se exponen relaciones entre mujeres y hombres vinculados con el ejército y en ello se entrevé los vínculos homoeróticos de los cuales se encuentra impregnada la cultura militar de la época.
La exposición del deseo homosexual descubierto dentro de las relaciones de disciplina y control de las fuerzas armadas mexicanas, concede al artista la posibilidad de crear un ensayo audiovisual del periodo desde una perspectiva amplia y sensible, que concede al espectador la posibilidad de cuestionar las razones del origen de los documentos expuestos.
La hoz en mies ajena, propone como metodología el estudio e interpretación de la mirada de un oficial de transmisiones del Ejército Mexicano, para pensar desde ahí, cómo se conformaba parte de la subjetividad individual de aquellos que formaron parte de las fuerzas armadas en dicho momento y con ello, hacer un guiño a la cultura del “doble código” empleado por la inteligencia militar de la 2/6 época desde el arte.
El proyecto concebido al mismo tiempo como documental y como ficción, explora el imaginario militar con materiales varios entre los que se encuentran ilustraciones, manuales, cartas, fotografías, películas de 8 mm y objetos que arrojan una mirada alterna al interior de las relaciones de grupos de la élite castrense en México, proponiendo una gramática visual propia. Felipe Zúñiga produce una lectura paralela de los modos de relación que la milicia impone entre sus integrantes a partir del acondicionamiento y en ocasiones, del sometimiento del cuerpo, y con ello busca develar una construcción del deseo como forma de identificación en código cifrado que, al adoptar forma expositiva, evidencia y distingue los rituales de iniciación desde las prácticas de poder y sometimiento entre los soldados.
El deseo homoerótico como clave poética encubierta, es uno de los ejes de producción que el artista ha explorado, como parte de la construcción de una grámatica visual, que busca la identificación con múltiples relatos, en aras de releer las diversas narrativas de la sociedad desde un espectro más a n a nuestro presente.
Semblanza
Felipe Zúñiga González. Egresado de la Escuela Nacional de Artes
Plásticas de la UNAM, realizó estudios de maestría en artes visuales con especialización en arte público, video y performance en la Universidad de California campus San Diego, en E.U.A. Se ha desarrollado en la gestión cultural, curaduría y educación principalmente. De 2006 a 2009 coordinó el programa de residencias Luis Velázquez en la ciudad de Tijuana. Coordinó los servicios educativos para El Cubo en el Centro Cultural Tijuana, en 2009. Fue curador educativo de Taller Público en Casa Vecina de 2011 a 2013. Es miembro de la Plataforma Arte-Educación (PAE) desde 2011. Ha desarrollado los proyectos Laboratorio de Mediación (Casa del Lago, 2012), Radiales: situaciones experimentales de escucha (Casa Vecina, 2014), Documento: memoria, construcción visual y partitura (Centro Cultural Border, 2015) proyecto premiado con una beca del Patronato de Arte Contemporáneo. Ha desarrollado curadurías para museo nacionales y norteamericanos como Los Angeles Contemporary (LACE, 2008), Museum of Latin American Art (MOLAA, 2013), Casa del Lago (UNAM, Cd. de México 2015 y 2016), Casa Vecina (2014), Centro Cultural España (Ciudad de México, 2014), entre otros. Ha escrito colaboraciones en revistas electrónicas y publicaciones nacionales e internacionales. Actualmente es el coordinador académico del Programa Educativo SOMA. La página de la plataforma Arte-Educación de la cual es miembro activo.
De las estatuas de sal y piedra a la antimonumenta
En 1980 la escultora Helen Escobedo y el fotógrafo Paolo Gori realizaron un recorrido urbano por la república mexicana que duro ocho años. Entre plazas, caminos y rotondas de diferentes localidades, se dispusieron documentar fotográficamente la mayor cantidad de monumentos dentro del espacio público del país, con la intención de crear una narrativa visual que distinguiera al “monumento cívico” de la noción modernista de escultura urbana desde un carácter crítico, aunque sin una metodología de investigación científica.
La inquietud por capturar en imagen la amplia diversidad estética y temática de las efigies escultóricas regadas por el territorio, resultó en un documento que evidenciaba la narrativa nacionalista de las localidades visitadas y en la mayoría de los casos, la interpretación formal y vernácula de los cánones de la escultura clásica adaptados a la estética local. El ensayo ilustrado de escultura urbana se publicó en Nueva York en 1989 con el título Mexican monuments: Strange Encounters, como una suerte de aproximación antropológica de la visión variopinta de los habitantes mexicanos respecto a lo que representa su identidad.
Dicho compendio sirvió de marco para re exiones escritas de Fernando González Gortázar, Jorge Ibargüengoitia, Pedro Friedeberg, Rita Eder, Carlos Monsiváis, Jorge Alberto Manrique y Néstor García Canclini. Curiosamente esta publicación señalaba en distintos niveles el ocaso de la estatuaria y del monumento oficial, 4/6 en razón del desenfado formal de varias de las obras registradas dada la falta de pericia escultórica y lo aparentemente absurdo de algunos de los motivos representados, infiriendo por parte de los autores que la escultura pública, geométrica y abstracta, tenía más posibilidades de existencia en el futuro a pesar de las contradicciones que dicho modelo presentara desde 1958 con las Torres de Satélite en el Estado de México.
En un principio la escultura geométrica y monumental nace como emblema del desarrollo y modernización de los circuitos urbanos, casi como un anuncio de los proyectos arquitectónicos privados, pero desde 1968 se convierte en símbolo de poder del Estado, en tanto la pretensión de representar su modernidad y so sticación con respecto a la ciudadanía, y es en esa coyuntura simbólica que esta tendencia plástica caduca también. A pesar de sus aportaciones y diálogos con el paisaje -como lo realizado en el espacio escultórico universitario- dicho modelo también colapsa en razón de su pertinencia simbólica y su financiamiento, ya que desafortunadamente son las obras públicas las que representan en México la mayoría de los actos de corrupción de la segunda mitad del siglo XX.
El símbolo vacío que dejó la escultura urbana en el espacio público después de su crisis política, fue recuperado por la sociedad civil en los últimos veinte años, pero desde otro estado de ánimo a partir del fenómeno conocido como los antimonumentos. Algunos de esos gestos, se apropiaron de los lenguajes formales del modernismo abstracto para erigir símbolos críticos del poder del Estado, representando el sentir de las víctimas de crímenes de Estado. De las estatuas de sal y piedra a la antimonumenta es un proyecto que se presenta como un archivo de evidencias, que ayudan a establecer la narración de la crisis del monumento y la escultura urbana en el presente, a partir del reconocimiento del suceso escultórico fuera del campo del arte, como fenómeno de disidencia y confrontación civil con el Estado.
La hoz en mies ajena y De las estatuas de sal y piedra a la antimonumenta estarán abiertas al público del 2 de abril al 26 de junio del año 2022. La entrada es libre y gratuita.