En la sociedad mexicana el triunfo colectivo es más importante que el individual, por eso el 1-0 de la selección mexicana de futbol sobre Alemania en el Mundial, hace que la gente se vincule y sienta que puede tener logros que no necesariamente son suyos, pero que los asume como tales.
Si se pierde y el enojo y sufrimiento es mucho, entonces la persona se vincula a estas emociones porque no tiene una vida individual, ni muchos logros personales, indicó el psicólogo Rolando Díaz Loving, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
“En la cultura mexicana cuando alguien tiene un logro personal no es tan bien visto, no gusta de tener a un héroe, sino un equipo con el que se pueda identificar, y si en algún momento ese héroe dice algo como: yo soy mucho mejor que los demás, ahí pierde toda su belleza”, destacó.
Pero si los jugadores expresan frases como “gracias a Dios… tuvimos suerte… la virgencita estuvo de nuestro lado…o el pueblo nos apoyó”, eso hace que pueda haber una comunión porque hay una aceptación de creencias compartidas, agregó.
Existe una tendencia a vivir de manera no concreta ni objetiva, y esto indica, desde la perspectiva cultural, que no es apropiado que alguien sea egocéntrico, egoísta, narcisista; lo aceptado es que sea parte del grupo, explicó el investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Rolando Díaz, comentó que en una investigación realizada se encontró que para que realmente la gente pueda ser feliz, lo que necesita no son grandes felicidades sino frecuentes dosis de felicidad.
Hay que aprender a controlar la cantidad de felicidad. La euforia que puede ocasionar una victoria en un juego es importante de manera momentánea, porque después de experimentar esa sensación se acaban los neurotransmisores necesarios para que ésta se genere y aparecen la tristeza y la depresión y, normalmente, el día más triste de la vida es el que sigue del más feliz, subrayó.
Tener una victoria sobre un equipo como el alemán, cuyo país además de contar con un nivel deportivo alto y una economía fuerte que dedica un importante porcentaje de su Producto Interno Bruto a la investigación, educación y ciencia, lleva a una sensación de euforia y a pensar que algo se está haciendo bien.
El problema es que al día siguiente de la derrota por 1-0 ante México en el Mundial, Alemania continuó con sus mismos estándares de nación desarrollada, y nosotros también, con los de un país en vías de desarrollo con fuertes problemas en inseguridad y violencia.
“La nuestra ha sido una sensación emocional positiva, pero vacía. Lo que habría que aprender en estas circunstancias es cómo llevar esta energía positiva a otros aspectos de la vida cotidiana que también son importantes”, indicó.