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Los Simpson siguen vigentes

Los Simpson son transgeneracionales: han sido vistos por los baby bommers, después por la generación X y ahora por los millenials y, a 30 años de su primera aparición en televisión, siguen estando en el gusto de la gente, en gran parte porque representan a una familia de otros tiempos, aquella formada por papá, mamá e hijos, algo que hoy llama a la nostalgia, expuso María Cristina Rosas, profesora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

“Homero, Marge, Bart, Lisa y Maggie son una familia nuclear y sus historias giran en torno a problemas que amenazan con separarlos, pero al final siguen juntos. Eso se llama añoranza, pues aunque digamos ‘soy libre de hacer mi voluntad’, en realidad vivimos en una sociedad cada vez más violenta, solitaria y neurótica, siempre pegada a la pantalla del celular e incapaz de dialogar o convivir. Extrañamos interactuar y saber que le importamos a alguien”.

Para la académica, justo esta nostalgia es la que le ha ganado popularidad a estos cinco springfieldianos entre en las nuevas generaciones, las cuales usualmente proceden de familias en las que sólo hay un padre o a veces ninguno, o que están formadas por individuos del mismo sexo o por personas sin hijos. “En este sentido, Los Simpson responden a un modelo ya no existente o, como dice el filósofo Santiago Navajas, son una familia tradicional en el preciso instante en que las familias han dejado de serlo”.

Y es que desde aquel 19 de abril de 1987, en que estos personajes aparecieron como cortos animados en el Show de Tracey Ullman, el mundo y la gente han cambiado en demasía y para darnos una idea de ello basta recordar que en ese entonces aún existían la Unión Soviética y el Muro de Berlín, y que faltaban dos años, dos meses y un día para que México se conectara por primera vez a internet.

“Ha transcurrido mucho tiempo y ello hace que nos planteemos ‘ninguna serie debería durar 30 años… ¿o sí?’. Yo lo he pensado y de hecho he tomado esa pregunta como subtítulo de mi libro más reciente: Los Simpson: sátira, cultura y poder suave, un texto académico con mucha investigación detrás, al grado de que el día que lo llevé a prensa la bibliografía consultada abarcaba 70 cuartillas. Además, me vi obligada a dejar fuera unas dos mil páginas para quedarme con las 469 que terminaron por conformar el ejemplar”.

Y nada volvió a ser igual

“Es verdad, existió alguna vez un mundo sin Los Simpson. Parece imposible, es difícil de describir, pero por improbable que suene es cierto; puedo afirmarlo porque lo viví”, escribió en el prólogo del libro el actor de doblaje Humberto Vélez, quien diera voz a Homero en México durante 15 años, de mayo de 1990 a mayo de 2005.

Por ello, hacer una obra con estas características es pertinente, pues hablamos de personajes parte ya de nuestra cultura. “Originalmente el programa se basaba en la sociedad para escribir sus aventuras y hoy estamos en un punto opuesto: ahora somos nosotros quienes referenciamos a Los Simpson para contar nuestras historias. ¿Quién no ha recurrido a uno de sus capítulos o frases para ejemplificar una anécdota propia o alguna noticia?”, añadió María Cristina Rosas.

Sobre la importancia de Los Simpson, la ganadora en tres ocasiones del Premio en Investigación Económica Maestro Jesús Silva Herzog subrayó que es indudable, pues no sólo se trata de una franquicia valuada en 13 mil millones de dólares, sino de la serie más longeva en la historia de la TV, la cual desde siempre ha marcado tendencias.

“Esta familia de Springfield se inspira en Los Picapiedra y en otras emisiones de live action, sólo que en sus aventuras emplean de manera reiterada la sátira, un recurso literario usado por Molière o Aristófanes, pero poco frecuente en la pantalla chica y menos en dibujos animados de entonces. Ya después serían copiados”.

Si nos pusiéramos a detallar hasta dónde llega su influencia no terminaríamos, pero sí debemos acotar que Homero y compañía no sólo han sido fuente de inspiración para productos y manifestaciones culturales, sino que han servido para apuntalar de manera definitiva a cadenas como la Fox, en Estados Unidos, o a televisoras como TV Azteca, en México, agregó la internacionalista.

“La Fox es conservadora, aunque cuando empezó decidió invertir en productos nuevos como Los Simpson y con esta intención dieron a Matt Groening y James Brooks algo impensable hoy: total libertad creativa. Por ello vemos un desfase entre las actitudes de la empresa y las del programa, el cual ha llegado a burlarse de la compañía e incluso de sus principales accionistas, como Rupert Murdoch”.

Y la apuesta le salió bien a la Fox, pues después de esto se posicionó como una de las grandes cadenas de cable en el mundo. De hecho, si revisas su programación en Latinoamérica verás que la sexta parte está constituida por Los Simpson: los pasan de las 15 a las 22 horas, a la medianoche, a las seis de la mañana y hay maratones los fines de semana, refirió María Cristina Rosas.

“Debemos señalar que en México pasó algo curioso, porque la serie fue adquirida por Televisa, pero Miguel Alemán, al ver el primer episodio doblado, se horrorizó, lo consideró obsceno y canceló un contrato millonario ya suscrito. En ese tiempo Imevisión era una televisora propiedad del Estado y estaba en proceso de privatizarse. Cuando salió a la venta hubo dos licitaciones y nadie parecía interesado, hasta que alguien de ahí, con mucha visión, compró los derechos de transmisión de Los Simpson, lo que despertó el interés de Ricardo Salinas Pliego y se logró así una venta en mejores condiciones de lo que cualquiera hubiera esperado”.

¿Y por qué una académica escribe sobre Los Simpson?

María Cristina Rosas es profesora en la UNAM, doctora en Relaciones Internacionales y Estudios Latinoamericanos, integrante del Sistema Nacional de Investigadores, columnista en diversas revistas, miembro del Consejo Consultivo de la Agencia Espacial Mexicana y, además, una gran fanática de Los Simpson.

“Desde siempre me gustó esta caricatura y eso hizo que hace 10 años, cuando estaba de visita en San Diego trabajando en algunos asuntos de política internacional, comenzara a pensar: estoy muy cerca de Los Ángeles y me gustaría conocer a quienes dan voz a Homero, Marge, Bart y Lisa, así como a su creador, Matt Groening. Con esta idea en mente comencé a escribir correos a Al Jean, uno de los creativos del programa. Calculo que le envié unos dos mil y después de mucho tiempo sin recibir respuesta, me contestó”.

Sobre sus intenciones, la universitaria confesó que éstas eran charlar con los actores y nada más. “Para hacerlo necesitaba una coartada y se me ocurrió decir que preparaba un libro sobre Los Simpson y que necesitaba material. En realidad estaba actuando más como admiradora que como académica, pues al principio mi propuesta no era seria, pero el plan funcionó”.

De esta manera y a lo largo de tres semanas la internacionalista concertó entrevistas, tomó notas y tuvo acceso a las entrañas mismas de la maquinaria en donde se hacen Los Simpson. “De esa experiencia me llevo grabaciones, fotografías y todo aquello que un fan podría desear, aunque también una gran decepción, pues me di cuenta de que la mujer que da voz a Bart, Nancy Cartwright, es una racista, una supremacista blanca”.

Con todo este material en la maleta, María Cristina Rosas regresó a casa y comenzó a pensar, “si escribiera sobre esto, ¿cómo sería? ¿Desde el punto de vista de una fanática o del de una profesora de la universidad? Me decidí por la última opción. Estaba tentada a decir que Los Simpson es la serie más grande de todos los tiempos, pero cuando afirmamos algo debemos sustentarlo, por ello este texto es de corte académico”.

El texto fue objeto de muchas escrituras y reescrituras hasta obtener un producto que satisficiera las exigencias de la autora y que, sobre todo, le ayudara a resolver esa pregunta que le ha rondado por la cabeza desde entonces: Ninguna serie debería durar 30 años, ¿o sí?

“He llegado a la conclusión de que todas deberían tener un fin: Por ejemplo, me gustaría que ya se acabara The Walking Dead, que cayó ya en el absurdo, aunque con Los Simpson no pasa eso. Quizá tres décadas sean demasiado, pero si hay una serie que puede durar 50, 100 o 200 años no me cabe duda, esos son Los Simpson”.