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Los murales de San Ildefonso, 100 años después

El espíritu del 22 nos lleva a través de cien años de historia y arte en San Ildefonso.
Una obra que revela el vínculo directo de la UNAM con el muralismo mexicano.

San Ildefonso y la UNAM llegan a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL Guadalajara) 2022 para exponer un legado sobresaliente en el panorama cultural, político y social de la Ciudad de México que imprimió una huella artística mexicana en todo el mundo: el muralismo.

La Universidad Nacional Autónoma de México es un parteaguas en la historia de país: nuestra alma mater ha sido constante testigo y cómplice de las transformaciones de la nación y del mundo. Ha estado presente en sucesos importantísimos de índole histórica, artística y cultural; no hablemos de los magnos eventos deportivos, ni de las posturas, movimientos y acciones producto del pensamiento álgido y vibrante de sus estudiantes, ni de los políticos, arquitectos, artistas, filósofos, investigadores —hombres y mujeres— que ha formado. Sinnúmero de ideologías continúan teniendo relevancia en nuestro cotidiano, tan cercanas, palpables y admirables.

En esta FIL Guadalajara 2022 se presentó El espíritu del 22. Un siglo de muralismo en San Ildefonso, libro publicado por la UNAM y que da cuenta de la estrecha relación que tuvo la entonces Universidad Nacional de México con el surgimiento de uno de los movimientos artísticos más importantes aquí y en el extranjero, el muralismo mexicano, con los exponentes que a lo largo y ancho del planeta fueron reconocidos por sus obras: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, también llamados “Los tres grandes”.

Sin embargo, el nacimiento de este muralismo puede remontarse a 1922 en el Colegio de San Ildefonso, cuando José Vasconcelos encomendó La creación a Diego Rivera en el anfiteatro. Por lo tanto, así como la UNAM, el muralismo nació dentro del antiguo Colegio, acontecimiento del cual se celebran cien años en este 2022. En el Colegio de San Ildefonso encontramos las huellas de Diego Rivera, Fernando Leal, Jean Charlot, Fermín Revueltas, Ramón Alva de la Canal, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Emilio García Cahêro, Carlos Mérida, Xavier Guerrero, Amado de la Cueva y Máximo Pacheco, quienes sentaron las bases para este fenómeno.

El muralismo se considera, junto con los corridos, la novela de la revolución y el teatro de revista, un relevante precursor y testimonio del movimiento revolucionario de la segunda década del siglo XX, por lo que se convirtió en un importante elemento de la identidad nacional. A causa de esto, se tomó el espíritu del 22 como emblema, recuerdo e impulso para continuar creando y significando a través del compromiso con el arte y la sensibilidad social.

En el siglo XX el muralismo fungió como un movimiento social, una dignificación del pueblo: el arte se alejó de la clase aristocrática, de los caballetes y palacios, y se mudó a las instancias públicas, donde sus formas y colores pudieron manifestar a toda la población el mensaje, la experiencia sensorial de la belleza plástica o, al menos, un golpe de ojo que, por su poder, quedara en el subconsciente. De este modo, se logró hacer partícipe y cómplice a cualquier persona que anhelara ser considerada y dignificada; una especie de promesa para saldar una deuda histórica. Así, el muralismo se transformó en espíritu, en concepción y misión de la Universidad Autónoma de México.

Cabe mencionar que la publicación de El espíritu del 22se complementa y acompaña con una exposición organizada en el antiguo Colegio de San Ildefonso. El corpus teórico es tan rico que fue necesario conjuntar la experiencia de la lectura y el conocimiento con los testigos infalibles y vivos de esta manifestación social, artística y cultural tan copiosa.

Ambos, la planeación de la muestra y el libro, se han dividido en sectores curatoriales. Entre las personas responsables, se encuentra Carla Zurián, investigadora y curadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quien nos plantea los antecedentes del muralismo, cómo José Vasconcelos retomó esta idea anteriormente encomendada al Dr. Atl y Saturnino Herrán, aunque vale la pena recordar a José Guadalupe Posada, uno de los creadores de esta estética mexicana iniciada quizás entre 1900 y 1920.

Eduardo Vázquez Martín aborda la rebelión en las artes y su relación con Vasconcelos, la conclusión del positivismo y la construcción de un nacionalismo, sin presentarnos un antecedente enfocado en las relaciones entre artistas y el Colegio de San Ildefonso. “El espíritu del 22 es la efervescencia creativa que se respiraba en este Colegio y que arroja como resultado los murales que hoy podemos observar.”

Por su parte, Dina Comisarenco ha dedicado años de profundos estudios para develar, recordar y reconocer a las mujeres muralistas que estuvieron involucradas en la misión de revestir México con murales y que resultan de un movimiento artístico feminista de finales del siglo XIX. Las mujeres en los andamios fueron tan importantes para el movimiento como lo es reconocerlas en la actualidad. En el capítulo que ella nos ofrece, se habla de Nahui Olin, Tina Modotti, Frida Kahlo, Rosario Cabrera, Anita Brenner, Guadalupe Marín, Graciela Amador, Concha Michel, Frances Toor, Aurora Reyes, Carmen Foncerrada e Isabel Villaseñor.

También destaca el capítulo de Sandra Zetina Ocaña, quien nos cuenta el proceso creativo de La creación, de Diego Rivera; los antecedentes de la vida artística hasta ese momento de Rivera, y la conversación con Vasconcelos para elaborar la pieza que inauguraría la época del muralismo mexicano.

Laura Emilia Pacheco nos presenta la obra de Fernando Leal, Los danzantes de Chalma, que fue pintado en los muros de San Ildefonso y responde a cualidades estéticas e históricas asombrosas; un fragmento de esta pieza fue retomado como elemento gráfico para la portada del libro. En cambio, Tatiana Flores se acerca a Jean Charlot y La Masacre en el Templo Mayor, inspirada en las crónicas de fray Diego Durán. Charlot fue asistente de Diego Rivera en La creación y finalmente consiguió que Vasconcelos le cediera un muro para una obra propia.

Alberto Híjar Serrano aborda la Alegoría de la Virgen de Guadalupe, un mural piramidal que representa el mestizaje y las regiones de México; Fermín Revueltas es el autor de este mural y el más joven (con 21 años) al momento de su realización. También podemos acercarnos a las obras de Siqueiros desde la apreciación de Irene Herner, conocer las aportaciones de José Clemente Orozco con Renato González y otras varias temáticas que serán absolutamente reveladoras e interesantes para así invocar al espíritu del 22 en este nuevo ciclo que comienza luego de cien años.