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Los maestros de educación básica: botín político

Ante la liberación y reaparición de Elba Esther Gordillo en los medios de comunicación, los focos rojos de la política sindical se han encendido. Aunado al inicio de un caótico y desalentador ciclo escolar 2018-2019 –marcado por diversos y nada halagüeños cambios en el currículo–, parecen aproximarse futuras batallas por el poder político del magisterio. Pero ¿qué opinan los maestros de base de este nuevo escenario? y ¿hacia dónde parece inclinarse la balanza con el gobierno entrante?

 

La respuesta a la primera pregunta en voces de muchos colegas es “¡nada! Los maestros seguirán trabajando y la pelea se dará como siempre a nivel de cúpulas”. De la segunda he escuchado muchas especulaciones, desde que AMLO y Esteban Moctezuma ya pactaron con Elba Esther su retorno como lideresa del SNTE, hasta que –ahora sí– la CNTE tendrá un mejor lugar en la interlocución con la SEP.

 

La educación en México vive tiempos difíciles y el gobierno entrante, sin duda, necesitará de interlocutores para plantear el Nuevo Acuerdo Nacional por la Educación. Bajo este panorama político ¿quiénes serán los elegidos? Me atrevo a especular un posible regreso al pasado; aunque no lo deseamos ni yo ni miles de maestros de base cuya participación en las decisiones de su vida laboral y profesional es nula. Y cuando digo que es posible que tengamos una vuelta al pasado, me refiero al reforzamiento del SNTE como un sindicato del Estado y para el Estado. También a la existencia de un “nuevo” diálogo con la CNTE para jugar a la democracia y por último a la consulta y realización de foros para llevar a cabo un Acuerdo que es probable ya se haya decidido y planeado de antemano.

 

Durante años, los docentes de la Ciudad de México hemos vivido y asumido –aunque sea a regañadientes– las decisiones de las cúpulas del SNTE con la SEP y también hemos vivido las distintas campañas de movilización de la CNTE. Pero la realidad es que miles de maestros no nos identificamos con ninguno de los dos. El “ya para qué”, “siempre es lo mismo”, “que me den un crédito y ya” son expresiones comunes entre los maestros cuando se habla del sindicato.

 

Por eso es probable que, desde las gradas, los maestros seamos solo observadores de las pugnas entre distintos grupos de poder que buscan representarnos. De hecho, desde el triunfo de AMLO, el asunto se torna surrealista. ¿Quién es el bueno y el malo de esta historia? Nada puede responderse a la ligera y sin analizar varios escenarios; aquí expongo mis hipótesis:

 

– ¿Elba tiene futuro? Si así fuera tendría que agradecérselo a los errores de Peña Nieto y a Aurelio Nuño. Si bien muchos docentes no están a favor de la maestra, desde que empezó la implementación de la reforma educativa, en las escuelas se escuchaban comentarios con tono de broma a favor de ella: “liberen a Elba”, “Carrera magisterial fue mejor”, “más valía mala por conocido”, “estábamos mejor con Elba”. En su reaparición en los medios el día 20 de agosto, la maestra expresó las mismas demandas que la CNTE al posicionarse en contra de la Reforma y el Nuevo Modelo Educativo. ¿Qué maestro no apoyaría estas demandas en la actualidad? Demos un poco más de tiempo y tal vez Elba Esther sea instituida como mártir y presa política del gobierno peñanietista.

 

– ¿Juan Díaz de la Torre tiene posibilidades de conservar el control político del SNTE? Parece tener la mayor desventaja porque apoyó de forma total al gobierno saliente. La mayoría de maestros desaprueba su gestión por haber negociado a favor de la Reforma y no haber defendido los derechos laborales de los docentes.  Bajo ese antecedente será difícil que gane más adeptos. Pero como el poder es el poder, seguro este grupo jugará en la contienda con los recursos que tiene y con un probable –aunque no seguro– respaldo institucional.

 

– ¿La CNTE? Aunque sus demandas siempre han sido a favor del magisterio, tampoco se escapan de imponer algunas prácticas corporativas a los maestros. Recuerdo a un colega del sur de México quien me contó que se le ponía de condición asistir a marchas por obligación o se le descontaría el salario. Por otro lado, sus tácticas a veces ultraradicales del todo o nada, ahuyentan a maestros deseosos de participar, pero de formas distintas. Si la CNTE no renueva sus discursos y estrategias, seguirá con los mismos afiliados de siempre. Sin embargo, al representar una fuerza importante de contrapeso, el gobierno de AMLO les dará interlocución, aunque está en veremos qué tan amplia y seria.

 

– Miles de maestros sin filiación política. La situación educativa y laboral es cada vez más compleja. Sería oportuno que todos los maestros que no se han interesado en estos temas dialogaran en las escuelas. Algunos lo hacen en la medida de sus posibilidades, pero falta mucho por avanzar. Es cierto que los tiempos ahí son limitados, que el estrés y la dinámica escolar imponen obstáculos para intercambiar diálogos y experiencias, pero también es cierto que se necesita mayor participación y congruencia con la formación cívica que se imparte a los alumnos.

 

¿Qué pasará entonces con el control político del magisterio? Como dije antes, se corre el riesgo de volver al pasado que aunque fue mejor que el presente, tampoco era el idóneo. ¿Esperanza? Aun vive en mí y espero no dejarla morir a pesar de las sorpresas que nos ha dado el gobierno entrante.[1] La ausencia de voces que conocen la realidad de las escuelas, que respetan la diversidad y que quieren un mejor futuro, aún se miran ausentes.

 

[1] El nombramiento de Gilberto Guevara a la SEP, por ejemplo, quien maltrató de forma verbal a los maestros de Básica en varios foros públicos a favor de la Reforma. La gestión de Esteban Moctezuma como Secretario de Educación Pública para la mayoría de docentes está a prueba y hechos como éste disminuyen las expectativas de un cambio para mejorar.

 

 

**Profesora de Educación primaria en la Ciudad de México y Doctorante del DIE-CINVESTAV.