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Los ingenieros crean un robot que puede “imaginarse” a sí mismo

Los robots que son conscientes de sí mismos han sido el alimento de la ciencia ficción durante décadas, y ahora es posible que finalmente nos estemos acercando.

Los seres humanos son únicos al poder imaginarse a sí mismos, imaginarse en otros escenarios, como caminar por la playa en un día cálido y soleado. También pueden aprender revisando memoria de sus experiencias pasadas y reflexionando sobre lo que salió bien o mal. Mientras que los humanos y los animales adquieren y adaptan su imagen de sí mismos a lo largo de su vida, la mayoría de los robots aún aprenden utilizando simuladores y modelos proporcionados, o mediante pruebas y errores laboriosos que requieren mucho tiempo. Los robots no han aprendido a simularse como lo hacen los humanos.

Ahora, investigadores de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Columbia han logrado un gran avance en robótica al crear un robot que aprende lo que es un robot, sin ningún conocimiento previo de física, geometría o dinámica motora. Inicialmente, el robot no tiene ni idea de cuál es su forma. Después de un breve período de “balbuceo” y en aproximadamente un día de computación intensiva, el robot crea una auto-simulación, que luego puede usar para contemplar y adaptarse a diferentes situaciones, manejar nuevas tareas y detectar y reparar daños en su cuerpo.

El trabajo se publica en Science Robotics.

Durante el estudio, Hod Lipson, profesor de ingeniería mecánica y director del laboratorio de Máquinas Creativas, donde se realizó la investigación, y su estudiante de doctorado Robert Kwiatkowski utilizaron un brazo robótico articulado, de cuatro grados de libertad. Inicialmente, el robot se movió al azar y recogió aproximadamente mil trayectorias, cada una de las cuales comprendía cien puntos.

Luego, el robot utilizó el aprendizaje profundo, una técnica moderna de aprendizaje automático, para crear un auto-modelo. Los primeros auto-modelos eran bastante inexactos, y el robot no sabía qué era ni cómo estaban conectadas sus articulaciones. Pero después de menos de 35 horas de entrenamiento, el auto-modelo se volvió “consistente” del robot físico hasta unos cuatro centímetros de aproximación. El auto modelo realizó una tarea de “elegir y colocar” en un sistema de circuito cerrado que permitió al robot recalibrar su posición original entre cada paso a lo largo de la trayectoria basándose completamente en el auto modelo interno.

Una imagen del brazo robótico de Lipson. Imagen: Universidad de Columbia

Después, el robot pudo agarrar objetos en lugares específicos en el suelo y depositarlos en un receptáculo con un 100% de éxito.

Si queremos que los robots se vuelvan independientes, para adaptarse rápidamente a escenarios imprevistos por sus creadores, es esencial que aprendan a simularse“, dice Lipson.

Lipson y Kwiatkowski son conscientes de las implicaciones éticas. “La autoconciencia conducirá a sistemas más resistentes y adaptativos, pero también implica cierta pérdida de control“, advierten. “Es una tecnología poderosa, pero debe manejarse con cuidado“.

Los investigadores ahora están explorando si los robots pueden modelar no solo sus propios cuerpos, sino también sus propias mentes, o sea, si los robots pueden pensar.