La libertad de expresión suele limitarse por intereses corporativos o comerciales de los medios de comunicación, que finalmente no la dejan crecer, afirma Raúl Trejo Delarbre, del Instituto de Investigaciones Sociales, de la UNAM.
Así, existen medios que sólo dan una versión de los acontecimientos y no se empeñan en brindar toda la información. Además, la principal amenaza son los amagos y las agresiones del crimen organizado, expresa.
A veces surge información que no le conviene a algunos negocios de los medios de comunicación, y por ello surgen restricciones como es el caso de la televisión mexicana.
“Yo diría que una tercera fuente de las limitaciones, entre otras cuestiones, es la sociedad mexicana que todavía no está suficientemente comprometida en su defensa. De tal suerte que su reivindicación está a cargo de agrupaciones muy acotadas o de unos cuantos ciudadanos”, enfatiza.
Sobre los periodistas que han sido asesinados o amagados por represalias, fundamentalismos y coacciones del crimen organizado, comenta que es una vergüenza para la sociedad mexicana.
No se trata de desapariciones atribuidas al Estado mexicano, pero las autoridades han fallado en su obligación por velar la integridad física de estos profesionistas, y por tanto de ese aspecto esencial del derecho a la información, concluye.