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La primera semana de gobierno de Trump

https://www.youtube.com/watch?v=UG2TRe7c9bU

Transcurrió ya la primera semana de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos y sus acciones de gobierno han sido como se esperaban. Firmó la salida de su país del Acuerdo de Comercio Transpacífico (TTP, por sus siglas en inglés), el retiro de fondos económicos para subsidiar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto en el extranjero; envió al Congreso la iniciativa para reformar el “Obamacare”; anunció que pedirá una investigación sobre un probable fraude electoral que, según su premisa, le habría dado la mayoría del voto popular a Hillary Clinton, y se adelantó, porque se tenía previsto para el miércoles próximo, a firmar la orden ejecutiva para construir un muro en la frontera con México, además de que con su anuncio de iniciar las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte prácticamente lo anuló al confirmar que su propósito es recuperar empleos para los estadunidenses repatriando las compañías productoras.

Hasta ahora ha gobernado como si su país fuera su empresa, acompañado de su gabinete, cuyos miembros fungen como parte del Consejo de Administración. Parece ser que se hace lo que él dice porque está en el periodo de la presentación de sus iniciativas. Su conducta se irá modificando conforme éstas tengan consecuencias. Por ahora la más probable, en el plano comercial, es el potencial arribo de China al TTP para llenar el vacío que dejará Estados Unidos en una de las zonas comerciales más dinámicas del mundo, lo que modificaría necesariamente el equilibrio geopolítico-económico a favor de la potencia asiática, algo que pretendía evitar el ex presidente George W. Bush cuando promovió y firmó este acuerdo.

En el plano doméstico los esbozos ofrecidos por su gabinete de que el muro fronterizo con México será pagado con un incremento arancelario a los productos mexicanos o con el retiro de las asistencias económicas a programas bilaterales, como puede ser el Plan Mérida, sólo perjudicarían a los estadunidenses, porque en el primer caso se incrementaría el precio de esos productos, y en el segundo se cancelaría la transferencia tecnológica, muchas veces obsoleta, del país vecino al nuestro.

Pero es en la región latinoamericana donde la reacción ha sido inmediata y las consecuencias de mediano plazo pueden ser graves. La amenaza discursiva de Trump contra México ha generado llamados a la unidad en nuestro país para enfrentar con su vecino una situación tirante en las relaciones bilaterales como no se daba hacía tanto tiempo, probablemente desde el pasaje de Francisco Villa en Columbus y la expedición punitiva estadunidense posterior.
En el Caribe, la situación política, y por ende la económica, volverá a tensarse con Cuba donde seguramente se revertirán los avances logrados durante la administración Obama.

El proteccionismo de Trump también ha empezado a impactar en Sudamérica, donde, por ejemplo, inició un bloqueo a los limones argentinos y se prevé el de otros productos, En el plano político es de esperarse que se agudicen las presiones contra los gobiernos considerados de izquierda, como Venezuela, Ecuador y Bolivia.

La hostilidad de Donald Trump puede propiciar populismos y nacionalismos que en otros momentos históricos dieron lugar a gobiernos de esas tendencias, contrarios a los intereses estadunidenses, y que justo por ese motivo fueron sometidos con dictaduras militares promovidas o auspiciadas por las administraciones norteamericanas de la década de los 70. El saldo, lo sabemos y lo lamentamos, fueron miles de muertos y desaparecidos.