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La paridad de género tiene un papel muy importante para salvaguardar nuestros océanos

El océano nos alimenta, nos da aire para respirar y es vital para la vida y el sustento en todo el mundo. Garantiza nuestra existencia en este planeta y tiene la clave para superar algunos de nuestros desafíos más apremiantes, como combatir el cambio climático y producir suficientes alimentos sostenibles para 10 mil millones de personas a mediados de este siglo

En este sentido, en el estado costero de Odisha, India, las mujeres agricultoras han convertido una crisis en una oportunidad.

Los ciclones, el aumento del nivel del mar y el aumento de la salinidad del agua han devastado sus comunidades y convertido franjas de tierra fértil en tierra baldía. Durante años, estas mujeres perdieron sus ingresos, su salud y alimento, encontrándose cada vez más marginadas.

Luego, a través de un programa de desarrollo centrado en el género, idearon soluciones simples e innovadoras que ayudaron a transformar sus comunidades. Dos de estas innovaciones fueron viveros de manglares y jardines flotantes.

Dirigidos por mujeres, los viveros de manglares proporcionaron ingresos a través del cultivo de árboles para rehabilitar los humedales forestales. Los manglares actúan como bioescudos naturales contra las mareas que surgen por tormentas severas y protegen la vida y la propiedad de las comunidades costeras. También son poderosos sumideros de carbono, vitales para combatir el cambio climático.

Las mujeres también establecieron jardines flotantes para combatir la salinidad del agua y de la tierra. Estas micro granjas están hechas de bambú y una cama de cultivo de materiales locales como estiércol, composta y limo. En ellos, cultivan especias y verduras, lo que proporciona seguridad alimentaria y una fuente de ingresos.

Estas innovaciones surgieron porque los profesionales del desarrollo local establecieron comités de aldea con un número igual de mujeres y hombres locales como miembros. Las mujeres se empoderaron más para resaltar los desafíos que enfrentaban y, por lo tanto, estaban en una mejor posición para resolverlos. El programa se llama ‘Paribartan‘, que significa “transformación”, un apodo apropiado dado que la vida de las comunidades enteras están cambiando radicalmente para bien.

Pero el caso de la India no es aislado, en México, una cooperativa de reciclaje de mujeres en la península de Yucatán, ganó reconocimiento nacional al mejorar radicalmente la gestión de residuos sólidos e inspirar a cientos de personas en docenas de comunidades costeras a unirse a proyectos de limpieza de humedales y playas para enfrentar la amenaza de los residuos plásticos.

Mientras tanto, en Filipinas, la incorporación de la perspectiva de género ha reducido la pobreza y ha llevado a técnicas integradas de gestión de la pesca que combinan la producción de peces, el desarrollo de los manglares y la regeneración de la biodiversidad costera, al tiempo que ofrecen opciones para aumentar los ingresos y la seguridad alimentaria de los hogares pobres de pescadores.

Las personas comienzan a darse cuenta de la importancia del género en todos los sectores de las actividades oceánicas. La Organización Marítima Internacional de las Naciones Unidas y la Universidad Marítima Mundial están impulsando el cambio para abordar la brecha de género en las industrias marítima, portuaria, pesquera y afines.

En el sector pesquero, por ejemplo, las mujeres constituyen aproximadamente la mitad de la fuerza laboral. Sin embargo, se concentran en gran medida en trabajos estacionales poco calificados, mal pagados y sin protección de los derechos laborales. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, los hombres participan más frecuentemente en la pesca en alta mar y de alto valor y representan el 81% de los que participan en la captura de peces y acuicultura. Las mujeres, por otro lado, participan abrumadoramente (90%) en campos secundarios como el procesamiento de pescado. Ganan aproximadamente el 64% del salario de los hombres cuando realizan el mismo trabajo en acuicultura. Mientras que las mujeres a menudo dependen de la sostenibilidad de los recursos locales, como lo hacen los hombres, con frecuencia tienen una voz mínima en la gobernanza de esos recursos.

Fuente: World Economic Forum

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