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La filosofía de la coreógrafa Deborah Hay en la UNAM

La coreografía experimental de la icónica Deborah Hay también estuvo presente en el Festival Vértice. Experimentación y Vanguardia con la obra Pause, protagonizada por tres bailarines que trabajaron durante dos años con la creadora neoyorquina para pulir sus mapas poéticos guiados por un estilo posmoderno.

A propósito de la presentación, Hay dio una videoconferencia en el Salón de Danza del Centro Cultural Universitario, en la que habló sobre la filosofía y la teoría de su trabajo, el cual se basa en la libertad, la improvisación y la composición en tiempo real, entendida como un continuo inacabado. Siempre estructurado bajo su propia lógica.

“Déjalo ir”, “suéltalo”, “olvídalo”, son conceptos clave en el trabajo de Hay, como una especie de principios para la ruptura de ciertos patrones y la deconstrucción de códigos y métodos pedagógicos con los que hemos sido educados en nuestra vida.

Para la intérprete nada es obligado ni forzado, mucho menos la creatividad. Ésta es, simplemente, sentir la conexión con la parte más ínfima del cuerpo y sus emociones con el espacio y el tiempo en cada momento. El tiempo, por lo tanto, es algo líquido.

“El tiempo es pasajero. Está aquí y se va, está aquí y se va. Mi relación con el espacio, cada aspecto de mi vida, como bailarina, como coreógrafa, es diferente. Es imperceptible. La singularidad de cada instante es percibida como yo la escojo. Por eso no tengo que ser creativa, cada momento es único”, explicó Hay, quien formó parte del movimiento Fluxus en los años 60 y 70 y cuya obra ha estado profundamente influenciada por el teórico musical John Cage.

“Cuando pienso en mi educación, pienso en lo atada que estaba a la memoria. A lo atada que estaba a aprender algo, a ser buena, a ser persuasiva. Bla, bla, bla. Era irritante. Molesto. No era nada. Estaba atada a todo ello y no pasaba nada conmigo en lo personal con este tipo de aprendizaje”, contó Hay al ser cuestionada sobre la importancia de aprender a “soltar”.

Los tres bailarines que interpretaron la obra Pause este fin de semana en el Salón de Danza coinciden con esta filosofía: “(La obra) no es sobre aterrizar algo, sobre tener respuestas o significados, sino hay una serie de cuestionamientos de múltiples interrogantes al mismo tiempo. Mezclado con coreografía con desafíos imposibles. Es un escenario que nos hace preguntar dónde estamos en este tipo de posibilidades”, explicó Eric Geiger.

“Hay miles de acciones todo el tiempo y no necesariamente intentamos decirle algo al público o darles algo. Somos pacientes y estamos ahí como coreógrafos. Más que dar algo estamos ahí, en la pausa. Enfocados en nuestra experiencia de qué sucede en esa pausa”, indicó Jess Humphrey.

“Nosotros incluimos al público en nuestra experiencia. No les pedimos que se paren o se muevan, pero estamos muy conscientes de la contribución que hace el público al trabajo sólo estando ahí, viéndonos, viéndolo, estando en el salón mientras sucede algo”, agregó Leslie Seiters.

Para Evoé Sotelo, Directora de Danza de la UNAM, Deborah Hay es fundamental para entender las nuevas formas del lenguaje dancístico contemporáneo. “Es un pilar del arte experimental y conceptual actual”, dijo, por lo que presenciar el trabajo de esta coreógrafa en México y en la Universidad fue único.