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La cobertura deportiva como espacio masculino

El deporte socialmente concebido como un ámbito de masculinidad propicia que a temprana edad tanto hombres como mujeres se relacionen de manera diferenciada en esta actividad. Mientras que a los niños se les alienta a practicar cualquier tipo de deporte con la finalidad de adquirir valores propios de su género como son: la fuerza, la destreza, el éxito, el dominio y apropiación de su cuerpo,  a las niñas se les limita y condiciona su desempeño a solo ciertas actividades deportivas.

Esta asociación diferenciada, determina cuales son los deportes adecuados para cada sexo, el recurso y la infraestructura humana que los sostiene. Aún de manera profesional, es menor el número de mujeres que acceden a posiciones de poder como árbitros, juezas, entrenadoras o dirigentes de federaciones deportivas, relegando su participación como simples jugadoras.

Este mismo fenómeno se replica en la cobertura periodística deportiva,  advierte Claudia Pedraza Bucio, doctora en Ciencias políticas y Sociales, especialista en temas deportivos con perspectiva de género. De acuerdo con la especialista, la poca cobertura realizada por los medios a las mujeres deportistas aunado a la demanda de ciertas marcas y patrocinadores de mostrar contenidos encaminados a una audiencia exclusivamente masculina, son factores que explican la escasa participación de las mujeres en las secciones deportivas como periodistas.

Si bien la incursión de las mujeres en el periodismo deportivo en México data desde la década de los cincuenta, su presencia ha sido invisivilizada, sobre todo en el caso de ciertos medios, pues como advierte la investigadora: “la televisión condiciona cualquier presencia femenina a la imagen”, por lo que las reporteras se enfrentan al estigma de cómo debe ser la presencia física  de las mujeres que salen a cuadro, que tipo de ropa tienen que vestir, realizar acciones que no necesariamente atañen al periodismo deportivo como leer los comentarios de las redes sociales o preguntarle al deportista  que le gusta hacer en sus  ratos libres o indagar sobre su vida sentimental, omitiendo su capacidad o disposición para realizar un trabajo periodístico riguroso.

Subraya: “no todas las mujeres que aparecen a cuadro están cumpliendo el rol de periodistas, hay comentaristas, hay conductoras como ocurre también en el caso de los varones”,  y agrega, “hay mujeres que sí realizan trabajo periodístico pero que no salen a cuadro, no adquieren visibilidad porque no cumplen con el estereotipo físico, que ya es una situación de discriminación”, puntualiza.

Ante la idea generalizada de que las mujeres carecen de interés o conocimiento sobre deportes, las periodistas son fuertemente cuestionadas sobre su capacidad y saberes para cubrir la fuente. Esto también explica porque en los medios deportivos son pocas las mujeres con cargos de editoras, jefas de información, liderando programas y mesas de debate deportivo o se desarrollen como columnistas: “se quedan en los niveles del trabajo básico del periodismo que es muy importante, pero no logran acceder también a los puestos de decisión o a los puestos de opinión donde pueden incidir para cambiar todas estas percepciones estereotipadas de la participación de la mujer en el deporte”, explica la especialista.

De no sumarse voces femeninas a esta actividad, difícilmente se multiplicaran los discursos sobre la realidad que permitan acercarnos a una construcción más cercana a la realidad, puntualizó.

 Su investigación titulada: Jugar como visitantes: análisis del ejercicio periodístico de las reporteras de deportes en la prensa de circulación nacional, donde aborda un exhaustivo estudio sobre este fenómeno, obtuvo el primer lugar del Concurso de Tesis en Género Sor Juana Inés de la Cruz en la categoría de Doctorado en su octava emisión en 2016, organizado por el Instituto Nacional de las Mujeres.