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La astronomía, una de las áreas del conocimiento más sexys: José Franco

  • El doctor en Astrofísica participa en el ciclo de cursos Grandes Maestros.UNAM
  • A la Vía Láctea la han visto y estudiado prácticamente todas las culturas del mundo

 

El astrofísico José Franco revisa la relevancia social y económica del conocimiento del cielo, así como los mitos asociados a la noche y a la construcción de los ciclos y fenómenos cósmicos, durante el curso Astrofísica: ayer, hoy y siempre, que imparte hasta el miércoles 26 de junio en la Sala Carlos Chávez dentro del ciclo Grandes Maestros.UNAM.

En cuatro sesiones en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, el curso abarca los tópicos: Mitos y leyendas de la noche, la Luna y el sistema solar; El Universo, galaxias, estrellas y elementos químicos; Aventuras en el espacio. Ciencia ficción y realidades; Las nuevas ventanas al Universo; y El legado astronómico.

Franco, quien considera a la astronomía como una de las áreas del conocimiento más sexys, además de ser uno de los oficios más antiguos de la humanidad, se enfocó en la primera sesión, realizada el lunes 17, a desentrañar una mínima parte de los misterios de la Vía Láctea. Refirió que ésta es una estructura muy atractiva, la cual llegaron a ver prácticamente todas las culturas del mundo y que hoy en día ya no es visible debido a la contaminación lumínica, lo que resulta muy desafortunado.

Dijo que la Vía Láctea, dependiendo de la orientación que tuviera, se podría ver como   una ceiba sagrada que iba del inframundo hacia el cielo, o como la imagen de un cocodrilo destrozado cuando se hallaba en la parte alta del cielo. Recordó el mito griego que describe cómo el dios Hermes, mensajero de los dioses, llevó a Heracles a donde Hera mientras ella dormía y lo puso en su pecho para que se amamantara de su leche divina. Al despertar y descubrir a Heracles, la diosa lo retiró violentamente y la leche siguió manando, esparciéndose por el Universo, dando así origen a la Vía Láctea.

Mencionó que en Asia representaba el camino de los guerreros, y también dio cuenta de otro mito: En el pueblo khoisan del desierto de Kalahari al sur de África, hace mucho tiempo no había estrellas. En plena oscuridad una solitaria niña que pretendía visitar a sus familiares, arrojó las brasas de un fuego al cielo para poder ver el camino que la guiara a su destino. Fue así que se creó la Vía Láctea.

El investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM y coordinador del Programa Arte, Ciencia y Tecnologías (ACT) de nuestra Máxima Casa de Estudios, presentó varias fotografías para ilustrar su charla. Entre éstas una donde se apreciaba un agujero negro en el centro de la Vía Láctea, del que dijo contiene de tres a cuatro millones de masas solares. Luego dio paso a otras imágenes en las que apenas se observaban dos galaxias satélites de nuestra Vía Láctea, y que ya eran conocidas por las culturas antiguas del Hemisferio Sur, mucho tiempo antes de ser “descubiertas” por Francisco de Magallanes, y que ahora se conocen como las nubes de Magallanes.

Más adelante expuso fotografías de un eclipse total de Luna y explicó que cuando la sombra de nuestro planeta cubre la superficie lunar se dispersan el azul y otras tonalidades, en tanto el rojo se extiende en la zona de sombra, dándole una coloración rojiza al satélite durante el evento. “Esto se llama Luna de sangre, pero nada tiene que ver con cuestiones esotéricas”, aclaró.

El investigador, e igualmente apasionado por la música, dio cuenta que en el Códice Florentino de Fray Bernardino de Sahagún se registran observaciones de las fases lunares y la caracterización de un conejo en el disco lunar, así como información sobre eclipses solares y lunares. Lo que le dio pie para aseverar: “El cielo que vieron nuestros antepasados es bastante diferente al que vemos ahora”.

Atribuyó a nuestro tránsito de nómadas a sedentarios el que, como especie, nos hayamos podido ubicar en el tiempo. “Gracias al Sol y a la Luna pudimos diferenciar una serie de eventos en nuestro planeta. La Luna, el Sol y las constelaciones dieron claridad a estos grupos humanos de cómo evolucionaba el tiempo en la Tierra”.

El asiduo lector en su infancia de la historieta Los Supersabios, que habría de interesarlo desde temprana edad por la ciencia, dijo que la astronomía se adentra en el conocimiento del ciclo de los astros. “El estudio del cielo ha marcado momentos muy importantes a lo largo de diversas civilizaciones. La historia de la astronomía es de hecho la historia de las civilizaciones. Es una ventana al Cosmos y a nosotros mismos, a nuestras pasiones, a lo desconocido y a nuestros miedos”, finalizó diciendo en su primera charla del curso quien, a su audiencia, le bajó una tarde de junio el Sol, la Luna y las estrellas.