La Academia de Música Antigua (AMA) de la UNAM ofreció un primer concierto en la Casa Universitaria del Libro (Casul), de los que serán uno por mes a partir de enero del año próximo. Una excelente noticia para quienes gustan y aprecian la música del renacimiento tardío y del período barroco. Recinto muy apropiado para este concierto titulado Canti d´amor fue el vestíbulo de este espacio abierto y hospitalario ubicado en la colonia Roma norte, en Orizaba 24.
AMA-UNAM se fundó en 2017 por iniciativa de la Coordinación de Difusión Cultural, a través de la Dirección General de Música. Es un proyecto que inicia con trece jóvenes músicos de hasta 28 años de edad, y se integró en un principio por tres violines primeros, tres segundos, dos violas, dos chelos, un contrabajo, un clavecinista y un organista. En abril de ese mismo año se incorporaron dos flautas barrocas y en agosto se sumaron doce cantantes: sopranos, altos, tenores y bajos, de tal modo que el repertorio de la Academia se ha ido expandiendo.
Canti d´amor incluyó obras de Monteverdi, Arcadelt, De Lassus, Marenzio, Strozzi y Rossi, composiciones sacras y madrigales que el coro de la Academia de Música Antigua interpretó con gozo y fina técnica vocal, logrando transmitir al público afectos y delicadas emociones. En cada una de las catorce piezas que integraron el programa, se dejaron escuchar armonías que en su momento fueron innovadoras, melodías en busca de la simetría y un estilo polifónico en voces a capela, y que igualmente se hicieron acompañar por el violonchelo, el clavecín y la tiorba italiana, instrumento semejante al laúd barroco, aunque de mayores dimensiones.
Fue éste un recital con un repertorio que exigió de los jóvenes ejecutantes otro color y estética del sonido distinto al bel canto. Egresados de la Facultad de Música de la UNAM, del Conservatorio Nacional y de la Escuela Superior de Música, dirigidos por el maestro Jorge Cózatl, especializado en repertorio musical histórico, cosecharon aplausos gracias a su claro fraseo y exquisita cantabilidad. Es así, precisamente, como se van formando nuevos públicos para la música antigua.