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JUEVES DE CINE EN CASA BUÑUEL Conversaciones sobre cine mexicano

Los esperamos este jueves 30 de abril en punto de las 18:00 horas en Jueves de Cine en Casa Buñuel para la charla de Héctor Bonilla. Esta iniciativa es parte de la campaña #CulturaUNAMEnCasa y es una colaboración entre la AMACC, Cultura UNAM, Filmoteca UNAM y la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro.
Continuando con los Jueves de Cine en Casa Buñuel, en la  histórica casa que fuera hogar del emblemático cineasta español y mexicano desde 1952 y hasta su muerte en 1983, fue el escenario de numerosas tertulias y encuentros entre los cineastas, escritores, actores e intelectuales de la época. Hoy es sede de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas -AMACC.
La tercera sesión tuvo como invitada a la multipremiada compositora mexicana Lucía Álvarez y como su interlocutor al cineasta y crítico de música Juan Arturo Brennan, quien consideró poco fructífero iniciarla con la lectura de su extenso currículum. Razón por la que decidió presentarla solo como compositora, bajo la tesis de que los matices de su labor se irían desvelando por sí mismos a lo largo de la tarde.
Música, enseñanza y cine
La pregunta inicial de Brennan fue en torno al actual vínculo de la compositora con su alma mater, la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, antes Escuela Nacional de Música. Álvarez, mencionó que todavía mantiene una relación estrecha con la UNAM y que ha ejercido como docente durante 37 años. Actualmente es profesora en dos licenciaturas: piano y composición.
Continuó la charla abordando el tema de la educación. Al respecto se tocaron tres puntos: el impacto de la Maestría en Educación Humanística en la carrera profesional de Lucía, el carácter anímico del músico y los retos de la enseñanza de la música en la cuarentena actual. En torno a la primera, la compositora destacó su encanto y valoración. Incluso mencionó que, al momento de estarla cursando, se preguntó a sí misma por qué no lo había hecho antes. Ella considera que el mayor aporte de ésta a su formación fue la perspectiva filosófica sobre la educación y la propuesta de la construcción de un modelo educativo mucho más personalizado. Esto último, confiesa ya haberlo experimentado desde su formación en la UNAM en su época estudiantil, pues es crucial e imprescindible en disciplinas como la música, donde se trabaja con emociones y sentimientos. En la enseñanza de un instrumento la sensibilidad de quien lo toca y de quien enseña a tocarlo está muy presente. Es un trabajo en conjunto y por eso es muy importante establecer y desarrollar un vínculo cercano y personal con el aprendiz. En torno al tercer aspecto, Lucía admitió su dificultad más no su imposibilidad. Incluso reconoció haber dado clases de música de manera virtual desde la toma de la Facultad de Filosofía y Letras (debido a los problemas de violencia y acoso sexual) y durante el confinamiento.
Tras haber preparado debidamente el escenario, Brennan introdujo la pequeña distinción que caracteriza la labor de Álvarez y que estuvo en el centro del resto de la conversación, a saber: su carrera profesional como compositora de cine, o, como ella misma dijo, para la escena. Ésta comenzó a sus 17 años gracias a que fungió como suplente de la pianista Alicia Urreta de la Sinfónica Nacional en funciones de teatro. Tras ello, tuvo contacto con el maestro Héctor Azar quien sin más le pidió que compusiera la música para su puesta en escena Juegos de Escarnio. Años más tarde, de manera autodidacta comenzó a estudiar composición para crear la música del filme Los días del amor (1972) de Alberto Isaac, su primera partitura cinematográfica con la que obtuvo sorpresivamente su primer premio Ariel en 1972. Posteriormente migró a Europa para tomar clases con el destacado compositor de cine Ennio Morricone, con quien adquirió un conocimiento inigualable sobre el tema. Más tarde, a su vuelta a México, Jorge Fons le ofreció colaborar en su filme El callejón de los milagros (1994).
Por otro lado, Lucía Álvarez considera que el cine mexicano está emparentado más con el europeo que con el hollywoodense, particularmente con el italiano, el francés, el alemán e incluso el español. El carácter del primero no está volcado a los grandes efectos sino hacia la personalidad humana. De ahí que reconozca al gran compositor italiano Nino Rota con gran admiración y como una de sus grandes influencias en la composición cinematográfica. Para Álvarez, Rota era un excelente músico en todos sentidos, con una formación inigualable. Sus colaboraciones con los italianos Fellini y Visconti demuestran la rigurosidad de su formación como músico dejando de lado toda clase de improvisación. Asimismo, entre otros de los compositores que le influyeron mencionó a los estadounidenses John Williams y Jerry Goldsmith. Así como la admiración hacia los maestros Manuel Esperón, Sergio Guerrero y Eduardo Gamboa, entre otros.
Por otro lado, y gracias a que Brennan mencionó la frase: “Solo hay una cosa peor que trabajar para un director que no sabe de música: trabajar para uno que sabe”, Lucía habló sobre las dificultades de trabajar con un director cinematográfico que, o bien, sabe de música, no sabe o cree que sabe. Desde su perspectiva, hay directores que saben lo que quieren, como Fernando Trueba, con quienes es plácido colaborar, y, también los tiranos dictadores, quienes creen que saben demasiado y ejercen su mando tengan o no razón.
Su trabajo con Ripstein y otros realizadores
A propósito de su colaboración con Arturo Ripstein, Lucía Álvarez habló sobre el proceso de sus composiciones cinematográficas y su carácter unitario. Para ella la música no es una parte independiente de la película sino su expresión. Por lo tanto, involucrarse en todo aspecto concerniente a su filmación es fundamental como hablar con el guionista, leer el guion, conocer a los actores. En el caso de La reina de la noche (1994), sobre la vida de la cantante mexicana Lucha Villa, realizó una ardua investigación al respecto de la música, el contexto histórico, su vida y todo aspecto que pudiera ser importante para la composición. Tarea nada sencilla, pues además ésta tenía que adecuarse a la película. Sin embargo, pese a las adversidades, admite que trabajar con Ripstein ha sido muy satisfactorio profesionalmente.
La cuestión de la sensibilidad en las partituras compuestas por la mexicana fue otro tema puesto sobre la mesa. Si bien ella ha compuesto comprometidamente gran cantidad de veces para el mundo del cine, su trabajo en Divinas palabras con Juan Ibáñez en 1978 ha sido de sus creaciones favoritas. Ello se debió a la forma en la que el director trabajó con la composición. Ibáñez, decidió que se grabara toda la música antes de la filmación, para luego dirigir todo sobre ella como si la película fuese una coreografía.
La composición en el mundo actual también estuvo presente. Desde la perspectiva de Lucía, todos los estudiantes de composición quieren ser compositores porque su sueño es hacer música para cine, principalmente el hollywoodense. Y unos cuantos más para videojuegos, TV, telenovelas y otras cosas más. Pero ¿cuál es la música de cine? Álvarez dice que toda en el fondo lo es. No hay una receta o una serie de pasos a seguir para llegar a ese resultado. En muchas ocasiones la música es por encargo del director de la película. En otras se usa música que no fue hecha para cine originalmente; como en el caso de El discurso del Rey con piezas de Beethoven o de Odisea en el espacio con música de Strauss. Ninguno de ellos compuso para esos filmes y, sin embargo, su música fue la indicada. Lo único certero es que el compositor debe tener muy buena sensibilidad para hacer un buen trabajo.
Por último, a la usanza de Stravinsky, Lucía Álvarez mencionó que el componer es cuestión de motivación más que de inspiración. Y, como parte de una autorreflexión sobre su quehacer, dijo que escribir música para cine ha sido una labor muy honesta, con cariño y devoción. La entrega de su primer Ariel a los 21 años y del más reciente a sus 60 son el reflejo de su larga trayectoria y de cómo ha llegado su trabajo a una sólida madurez. Y, pese a que la música para cine ha ido cambiando, ella siempre ha encontrado un sitio en el que su creación tiene cabida.
Sesión del jueves 30 de abril
La cuarta sesión de este mes tendrá como invitado a Héctor Bonilla, actor de teatro, cine y televisión presentado por el crítico de cine, Óscar Uriel.
Héctor Bonilla nació el 14 de marzo de 1939 en la Ciudad de México. Es egresado de la carrera de actuación en la Escuela Nacional de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes de México. También estudió Derecho para complacer a sus padres, Rodolfo Bonilla y Leonor Rebentún. Concluyó la licenciatura, pero optó por no hacer los trámites para recibirse porque  no le interesaba ejercer profesionalmente como abogado.
Debutó en los escenarios con la obra Largo viaje de un día hacia la noche, bajo la dirección de Xavier Rojas. Posteriormente conseguiría un papel secundario en cine con la película Jóvenes y bellas (1961) de Fernando Cortés y lo mismo en la televisión, con la telenovela La casa de las fieras (1967).
Se ha desempeñado en otros puestos de la producción cinematográfica como guionista, director, productor y doblaje de películas animadas. Ha participado en más de 30 telenovelas, en más de 50 películas y en más de 140 obras teatrales de todos los géneros.
El director con el que más ha trabajado es Jaime Humberto Hermosillo: 3 películas. Ha participado en algunas de las películas emblemáticas del llamado Nuevo Cine Mexicano, que irrumpió a principios de los 70. Nominado 6 veces en los premios Ariel, cuenta con dos estatuillas por Mejor Actor, y en 2019 se le entregó el Ariel de Oro por su trayectoria.
En 1968 participó  en el movimiento estudiantil, un hecho que lo inspiraría a actuar y coproducir la cinta Rojo Amanecer (1989) de Jorge Fons. Ha compartido la experiencia fílmica con estelares, tanto en la pantalla y en el detrás de cámaras, como Dolores del Río, Anthony Quinn, David Reynoso, Angélica María, Silvia Pinal, Julio Alemán, Julieta Egurrola, María Rojo, Gabriel Figueroa, y muchos más.
Fue reconocido como Patrimonio Cultural Vivo de la Ciudad de México en Octubre de 2019.
Cabe destacar que durante estas tres primeras sesiones de Jueves de cine, más de 4 mil usuarios han seguido las charlas a través del canal Cultura en Directo.UNAM  en YouTube.
Las sesiones se transmiten en vivo a través de Cultura en Directo.UNAM (YouTube) y los interesados podrán, además, formularle preguntas al invitado. Las conversaciones previas se encuentran disponibles en Sesiones Previas.