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Iyari, la novena puma emblema de la Universidad

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nota original de: Gaceta UNAM
https://www.gaceta.unam.mx/iyari-la-novena-puma-emblema-de-la-universidad/
Autor: Gonzalo Álvarez del Villar
Fecha de publicación de la nota original: 24 de febrero de 2019[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

Corre, se esconde en su cueva, sale moviéndose casi en cámara lenta. Cambia la velocidad: encorva en el salto, ágil, su figura perfecta, trepa al árbol, desciende, se revuelca. Se acerca para ver a los visitantes. Su mirada, profunda, de pupilas esplendentes de color verde aguamarina, semejan un lago y desde donde se pueden ver los sagaces territorios del puma.

“Está de buen humor”, sentencia el MVZ Óscar Vargas. Observa los movimientos de Iyari, la puma que llegó a los tres meses de edad –desgarrada de sus cuatro patas– y que ha custodiado y ha sido su doctor durante casi los seis años que tiene el felino, propiedad de la UNAM.

Desde 2013, la presencia de los pumas en eventos deportivos e inclusive de tomas fotográficas con alumnos egresados se suspendió. Ahora, Iyari forma parte de las prácticas de los alumnos de la carrera de médico veterinario. Su presencia sirve para la educación y docencia de los jóvenes universitarios.

Iyari es una puma concolor (nombre científico). Vive en el corazón de Ciudad Universitaria: en un amplio jardín, acondicionado con una cueva, su guarida, un gran árbol y un amplio jardín, en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.

Iyari convivió casi cinco años con Miztli, símbolo puma por 14 años y que falleció hace un año.

Ella entrena diariamente en este espacio universitario y se le premia con trozos de comida (ingiere a diario un kilo, kilo y medio de carne) y los juguetes que tiene son, en su mayoría, proporcionados por los alumnos.

Oscar Vargas señala que la actividad de Iyari es como condicionamiento operante, para cuestiones médicas y de investigación. Además, tiene satisfechas sus necesidades de alimentación, limpieza, médicas y de recreación.

De 45 kilos de peso y de casi dos metros de largo, de piel dorada, Iyari acepta con gusto jeringas con sanguaza. “Descubrimos que le gustaba la sangre que quedaba de sus alimentos y para quitarle el miedo a las jeringas se la combinamos con agua y le encanta”, dice Vargas.

Iyari –nombre huichol, que significa corazón– no es un animal para ser exhibido. La puma sirve para educar a los futuros médicos veterinarios. La comunidad universitaria, dice el MVZ Oscar Vargas está invitada para venir a visitarla.

El puma está en un estatus de riesgo, más no en peligro de extinción. En México hay pocos centros de decomiso que puedan atender felinos cachorros que han perdido a sus madres.

Tradición de la UNAM, desde 1947, fue el tener un puma (Casti) como símbolo de identidad, pero según el Dictamen del Comité de Bienestar Animal de la UNAM, realizado en 2013, Iyari será la última puma.

Antes de ella, emblemas de la UNAM fueron Casti, Palillo, Ulises, Pibe, Maya, Toshka, Elemer y Miztli.

Muchos alumnos, confía Vargas, preguntan si se acabará esta tradición. Se discute con ellos esa parte. Muchos están de acuerdo en que ya no se utilice a los animales en actos multitudinarios, pero difieren de la idea de no mantener un puma como símbolo de la UNAM.

Y Vargas, mientras no deja de observar a Iyari, comenta: “La UNAM ha obtenido mucho de la imagen del puma. Entonces lo que debemos hacer es contribuir a preservar la conservación de la especie. Los felinos se reproducen muy bien en cautiverio”.

Iyari sigue con su rutina. Y mientras se acerca para comer hojas de avena plantadas en lo que es su morada, está a la espera de que lleguen alumnos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]