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Indispensable la cooperación transfronteriza para la biodiversidad del continente

  • Las regiones transfronterizas, como la cuenca del río Amazonas y la cuenca del río Usumacinta, presentan problemáticas socioambientales que degradan su biodiversidad.
  • Es imprescindible la formación de una nueva generación con un paradigma de desarrollo económico compatible con la biodiversidad.
  • Las universidades y centros de investigación deben generar conocimiento que se traduzca en políticas públicas, mediante el trabajo interdisciplinario y la perspectiva de sistemas complejos.

 

La gestión transfronteriza para la sustentabilidad ha demostrado ser un reto complejo, a pesar de la existencia de numerosos instrumentos de cooperación internacional.

La doctora Adriana Erthal Abdenur, ponente del quinto módulo del Seminario Internacional Tópicos de Frontera en la Sustentabilidad 2020, se ha dedicado a estudiar delitos ambientales en la cuenca del río Amazonas, una región con una compleja problemática socioambiental que es crucial para la conservación de la biodiversidad y la acción climática a nivel global. Las fronteras entre los nueve países que abarca esta cuenca son sumamente porosas, a través de ellas ocurren importantes movimientos migratorios, operan redes de delincuencia dedicadas al transporte de droga y armas, y se mueven buscadores de oro que ocasionan impactos en los ecosistemas de agua dulce y en la salud de las personas río abajo.

Esta región también presenta un acelerado proceso de invasión de territorios indígenas y comunitarios por grupos que buscan ampliar la frontera agrícola y recurren a la generación de incendios. Ha sido evidente como cada año se incrementa el número y el impacto de estos incendios forestales provocados, muchos de los cuales cruzan las fronteras afectando a los países vecinos, como ocurrió recientemente entre Brasil y Bolivia.

Las políticas de desarrollo en muchos países amazónicos se han basado en megaproyectos de infraestructura, tales como presas y carreteras que aceleran la deforestación o proyectos de minería a cielo abierto que devastan grandes extensiones de zonas selváticas altamente conservadas. Aunado a esto, la región enfrenta una profunda crisis económica, que se ha agravado en estos meses de pandemia, provocando un aumento significativo en los niveles de pobreza.

La investigadora brasileña mencionó que el multilateralismo se encuentra en una crisis caracterizada por una pérdida de credibilidad de los organismos multilaterales y se intensifica gracias a los discursos nacionalistas de algunos gobiernos recientes. Mencionó el caso de Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil, quien habla frecuentemente de los intereses extranjeros que quieren apoderarse de la Amazonía. Este tipo de discursos debilitan los lazos binacionales y los mecanismos de cooperación internacional para la sustentabilidad.

Por su parte, Julia Carabias Lillo, doctora honoris causa por la UNAM, afirmó que la cuenca del río Usumacinta, compartida por México y Guatemala, presenta problemáticas similares a las de la Amazonía, como la ocupación ilegal de tierras o el tráfico de personas, armas y drogas; pero carece de una identidad cultural cohesiva. En esta región, el Centro del Cambio Global y la Sustentabilidad liderea un proyecto que ha sistematizado gran cantidad de información, fortaleciendo el lazo binacional y que a largo plazo puede fortalecer la identidad regional.

La académica de la Facultad de Ciencias mencionó que el primer obstáculo para la gestión transfronteriza es el hecho de que la información se genera en cada país de manera diferente, por lo que no es sencillo integrar un sistema uniforme. Recordó que México y Guatemala utilizan sistemas de clasificación diferentes en temas como el tipo de vegetación o el clima, por lo que el mosaico binacional es difícil de interpretar.

La diversidad biológica de la cuenca del Usumacinta es altísima, representa solo el 1.5 por ciento del territorio nacional y alberga al 50 por ciento de las aves y al 30 por ciento de los mamíferos reportados en México, así como a más de cinco mil especies de plantas; sin embargo, esta región enfrenta serios conflictos socioambientales, y según Carabias Lillo, los principales son tres :

1) La degradación del ambiente, la deforestación y la contaminación.

2) Los problemas de uso y tenencia de la tierra.

3) El manejo de programas institucionales o las restricciones de estos programas.

De acuerdo con Carabias Lillo, en la región no se han impulsado de manera eficiente alternativas económicas viables que dependan de la biodiversidad. La mayoría de las actividades promovidas por el gobierno o la iniciativa privada están basadas en la ampliación de la frontera agropecuaria y en actividades productivas ineficientes e insustentables, que agudizan los conflictos por el acceso a la tierra. La política pública ha degradado el ambiente y agudizado la pobreza en la cuenca del Usumacinta, aumentando la presión social sobre las áreas naturales protegidas de la región.

La académica insistió en la importancia de fortalecer la gobernanza local a partir de alianzas estratégicas y mecanismos de participación incluyente y democrática, para lo cual es necesario el acompañamiento de organizaciones de la sociedad civil. La transición hacia un modelo de gestión sustentable del territorio es posible, pues existen herramientas de planeación y seguimiento, tecnologías de producción sustentable y conservación, así como capacidades organizativas y culturales. Es necesario aprovechar lo anterior en el diseño de políticas públicas y arraigarlas en nuevas formas de gobernanza local, regional y transnacional, afirmó.

Para cerrar el seminario, la maestra Alexandra Aguilar Bellamy, titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, enfatizó que las instituciones de educación superior deben deconstruir los discursos hegemónicos y funcionar como facilitadoras de la cooperación entre sectores y países. El doctor Alberto Ken Oyama, Secretario de Desarrollo Institucional, añadió que las universidades tienen el tiempo y las capacidades analíticas para tener una visión hacia el futuro y preguntarse cómo podrían ser los nuevos mecanismos de cooperación multilateral. Es importante que en las universidades se discutan nuevos paradigmas y se busquen nuevos núcleos de conocimiento a desarrollar para resolver los problemas socioambientales de la actualidad.