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Home office ¿llegó para quedarse?

La pandemia provocada por la COVID-19 trastocó el mundo y la vida de millones de personas: irrumpió en la economía, la salud y lo social en los gobiernos de todo el mundo, y tan sólo en México provocó un descenso en la fuerza laboral de 12 millones de trabajadores, de acuerdo al último reporte presentado por el INEGI.

En nuestro país, muchos trabajadores tuvieron que resguardarse en casa y obligó a las empresas, instituciones y empleadores a replantear su forma de trabajar, por lo cual, el teletrabajo o home office se les presentó como la alternativa para seguir siendo productivos y proteger la salud y el ingreso de las familias trabajadoras.

Y si bien ya existían algunas empresas que empleaban trabajadores en esta modalidad, la mayoría no estaban preparados para lo que se avecinaba, lo que dio como resultado que el trabajo, para quienes tuvieron la oportunidad de conservarlo, tuviera que realizarse desde sus casas con las limitaciones que ello implicaba.

Tu casa, tu oficina

Cuando se decretó la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia, Carmen Ortiz Esquivel, egresada de Periodismo de la otrora Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, había estado trabajado en casa desde el 2006. A lo largo de su trayectoria profesional, trabajó en una oficina y también como   freelance, sin embargo, a partir del nacimiento de su hijo decidió dedicarse completamente al home office y así conjugar su vida profesional y personal. Gracias a esta forma de laborar, actualmente Ortiz Esquivel tiene la oportunidad de estudiar la licenciatura en Psicología en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala en el Sistema de Universidad Abierta y a Distancia.

En entrevista, Ortiz Esquivel consideró que entre los principales beneficios que le ha brindado el teletrabajo es el evitar el tráfico, sobre todo en la Ciudad de México, donde se gastan muchas horas en los traslados, además, disfruta trabajar y focalizar el tiempo en un solo objetivo, pues en los espacios de trabajo es común que se desperdicie mucho tiempo. “Incluso si sales a tu hora, a veces te juzgan como si no estuvieras “poniéndote la camiseta”, dijo sobre la cultura laboral en las oficinas mexicanas.

Para ella, el trabajo a distancia está relacionado directamente con la motivación, pues considera que, si como trabajador tienes un premio a la vista, por ejemplo, hacer ejercicio o estar con tu familia, te comprometerás a tener el trabajo a tiempo. Sin embargo, al igual que para la mayoría de los empleados, la cuarentena ha trastocado su vida, pues con el encierro, su hijo pequeño también permanece en casa, lo que ha vuelto más difícil dividir su tiempo entre sus labores y los cuidados de la casa.

Por esta razón, la egresada abogó por la importancia de defender el tiempo: “el caos es un gran enemigo del home office, el no saber gestionar el tiempo. Tienes que ser muy disciplinado, porque de otra manera no va a funcionar, cuando te sientas a trabajar ya tienes que estar bañado, porque puedes estar muchas horas sentado. Solo sacas adelante el trabajo cuando tienes buenas condiciones para hacerlo, por ello tienes que generarlas: tener un espacio con escritorio, computadora y, sobre todo, puerta para evitar las interrupciones. Como decía Virginia Woolf, debes tener “Un cuarto propio”, subrayó.

Sin embargo, el arribo de la pandemia no encontró a todos bien preparados, ya que al principio se enfrentaron a la falta de organización, destacó María Isabel Carolina Medina Rodríguez, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán y maestra en neurocognición, educación y aprendizaje.

“Fue difícil porque no sabíamos en donde estábamos parados y porque quizás pensábamos que sería pasajero, pero conforme fue pasando el tiempo la gente comenzó a organizarse, los cambios fueron severos y tuvieron que cambiar hábitos desde levantarse a una hora, atender a los hijos a otra, hacer el trabajo, además de que tenían que hacer (las tareas) del hogar…. al principio se movieron muchas emociones y fue mayor el estrés”, explicó la académica, aunque se mostró esperanzada, pues señaló que, a pesar de la contingencia, se ha acrecentado el apoyo mutuo entre padres e hijos.

Ganar-ganar para empleadores y trabajadores

El home office es un parteaguas para los profesionistas, algo que deben tener como una práctica, pues gracias a la tecnología se nos permite tener un día normal de trabajo desde casa, resaltó, por su parte la licenciada Fabiola Lara Treviño, titular del departamento de Proyección Empresarial de la FES Acatlán.

La académica destacó como principales ventajas la reducción del estrés, la paulatina adaptación a esta forma de trabajo, el acceso prácticamente con todas las personas, el que difícilmente se comience tarde a trabajar, además de que el tiempo ahorrado en los traslados permite al empleado rendir más en el trabajo.

En cambio, Ortiz Esquivel opina que el home office es una gran oportunidad para reducir la movilidad y así ayudar al medio ambiente, sin embargo, remarcó que, a largo plazo, uno de los beneficios más notables para las empresas es que podrían prescindir de rentar oficinas, lo cual podría traducirse en mejores sueldos o en más personas contratadas. También resaltó que, para sacar a flote esta práctica, es necesario que los jefes o encargados de gestionar el trabajo desarrollen una buena capacidad de manejo de personal y promuevan la motivación entre sus empleados con el propósito que estos den buenos resultados.

Desigualdad y otras señales de alarma

La aparición de SARS-CoV-2 en el mundo puso en evidencia la desigualdad y desventajas entre las personas. Yurixhi Quetzalli Rojas Aragón, socióloga y profesora de la FES Acatlán, consideró que la práctica del trabajo a distancia evidenció aspectos como la desigualdad en el acceso a Internet o el que hay empresas que no cuentan con la estructura para soportarlo. Del mismo modo, dejó notar que hay empleados que laboran más que si se asistieran a un lugar de trabajo: “Los jefes suponen que los trabajadores están disponibles las 24 horas por estar en sus casas. Con base en algunos estudios, los padres cumplen una triple tarea: dedicados al trabajo, atienden a los hijos, que estudian en línea y las labores del hogar; (por lo que hay) una precarización laboral del tiempo extra”, señaló.

Rojas Aragón también se mostró preocupada por la pérdida de vínculos y el proceso de socialización que no se da en el teletrabajo: “algunos jóvenes prefieren este tipo de trabajo porque no se sienten cómodos interactuando con otras personas. Al aislarse, se tiene contacto con la familia las ocho horas que se estarían laborando, con mínimos contactos con los demás”, alertó.

En cambio, Mónica Cristina Mimbrera Delgado, doctora en economía y académica de Acatlán habló sobre la brecha digital y remarcó la importancia de capacitar a los niños y a la población en el uso de las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación. La experta indicó que es necesario emprender una gran inversión en infraestructura de telecomunicaciones para que estas herramientas digitales puedan llegar a toda la población. “Necesitamos que haya inversión pública en lo que se denomina como la supercarretera de la información”, apuntó.

Detalló que hay que prestar atención en que el teletrabajo traspasa fronteras, por lo que se estaría compitiendo a nivel global contra otros empleados. “La experiencia económica nos dice que tendríamos que buscar ciertos diferenciadores, o sea, lo que nos haría diferentes a los trabajadores mexicanos con respecto a otros. Desafortunadamente, cuando se ha tenido que pensar de esta manera, lo que se sacrifica es la parte salarial, para que tengamos una ventaja competitiva. No debería ser así… Yo soy muy partidaria de que la diferenciación se dé basada en capacidades intelectuales, en el desarrollo del capital humano, más que el tema de bajos salarios”, apuntó la economista.

Lo que dice la legislación

“Históricamente México ya establecía desde 2012 esta opción que se conoce como home office o teletrabajo, pues viene establecida en el artículo 311 y siguientes de la Ley Federal del Trabajo; además, estamos suscritos a 80 convenios con la Organización Internacional del Trabajo. Es por ello que quizás fue benéfico para muchas empresas comenzar a emplear esta alternativa”, señaló el doctor en derecho y catedrático de la FES Acatlán Rogelio Miguel Figueroa Velázquez, sobre la legislación que respalda esta práctica.

Figueroa Velázquez agregó que esta alternativa tiene muchos beneficios, uno de ellos es el evitar que el trabajador se traslade a la empresa u oficina y así evitar accidentes, ya que el ir y regresar al empleo está considerado como parte del trabajo. Con ello se gastaría menos en ese trabajador y se ahorraría dinero, apuntó.

Para el especialista, la generalización del home office traerá cambios significativos en el mercado de trabajo, ya que los tres ejes importantes que rigen lo laboral, es decir: la Secretaría del Trabajo, los sindicatos y los grupos empresariales, a partir de ahora deberán tomar en cuenta el uso de esta alternativa.

Sin embargo, para Mimbrera Delgado el teletrabajo también plantea otras cuestiones, por ejemplo, el que puedan quedar desprotegidos una serie de elementos como la cotización al seguro social o la capacidad de hacer agrupaciones sindicales para los teletrabajadores.

¿Qué sigue?

La doctora Mimbrera Delgado explicó que la pandemia sólo fue un catalizador que aceleró una caída económica que no sólo estaba repercutiendo en México, sino en todo el mundo. “Yo veo como futuro en el ámbito laboral no sólo el tema de teletrabajo, sino el desarrollo de plataformas, lo que se conoce como gig economy, o sea, estos modelos de negocios tipo Uber o Airbnb, donde una empresa solo sirve de conexión entre oferentes y demandantes de un servicio. Creo que esa es una modalidad, no únicamente el teletrabajo, sino más bien el trabajo basado en herramientas tecnológicas, que es lo que se avizora para las próximos años o décadas”.

Sin embargo, a corto plazo, los especialistas coincidieron en que, al regreso a la llamada nueva normalidad, el teletrabajo podría presentarse como una situación híbrida o escalonada que ayude a reactivar la economía y seguir protegiendo a las personas.

“Yo sí desearía que hubiera llegado para quedarse. Ojalá que muchos empresarios e instituciones comprendan que esta es una modalidad que repercute mucho en el beneficio físico y psicológico de su gente”, concluyó Carmen Ortiz Esquivel, quien cree firmemente que quienes trabajan bajo esta modalidad son personas más felices.