- La Facultad de Psicología de la UNAM desarrolló una guía que explica que las sexualidades LGBTIQ+ son parte de la identidad de los individuos y no algo a modificarse mediante las llamadas “terapias de conversión”
En el México del siglo XXI aún hay quienes buscan modificar la orientación no normativa mediante violencia física, psicológica o sexual. A estas estrategias se les conoce como “terapias de conversión” o ECOSIG (esfuerzos para corregir la orientación sexual e identidad de género) y, a decir de Tania Esmeralda Rocha Sánchez, investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, “a eso no se le puede llamar ‘terapia’ porque no hay nada que curar”.
Desde hace más de medio siglo los principales organismos e instituciones especializadas en salud mental han coincidido al señalar que la homosexualidad no es un trastorno ni una enfermedad física o de la mente. Sin embargo, aún hay profesionales con información arcaica o personas con ciertas convicciones religiosas que buscan “redirigir” las preferencias de individuos que han llegado con ellos recomendados, o engañados, por familiares o amigos.
Hay “terapias” en la que los sujetos son aislados, sometidos a acciones equivalentes a un secuestro o torturados. Lo más grave es que dichas vejaciones suelen quedar impunes y guardarse como secreto debido a las amenazas que lanzan los violentadores contra sus víctimas, explica la especialista en temas de género y diversidad.
Estas estrategias datan de hace mucho, aunque apenas se les comienza a nombrar. Por ejemplo, en los campos nazis había procesos parecidos donde a los homosexuales se les sometía a tortura creyendo que así regularían sus hormonas y, por ende, su orientación. “Aunque estas prácticas son de antaño, ahora son más visibles. Eso se debe a que estamos rompiendo el silencio y a que cada vez hay más víctimas y grupos que, desde el activismo o la academia, señalan que esto es una agresión que debe parar”.
Asimismo, explicó que ha habido un proceso de homofobia histórica en el cual se pasó de considerar a la homosexualidad como delito a verla como un pecado y una enfermedad. En contraste, los avances científicos han venido a corroborar de manera sistemática y contundente que ni la homosexualidad, las identidades trans o las expresiones de género no binarias son un problema de salud mental.
“En todo caso, aquellos padecimientos o malestares de carácter psicológico o emocional que las personas LGBTIQ+ llegan a experimentar son resultado de un entorno hostil, violento y de rechazo, discriminación o prejuicio, pero no algo per se de la identidad o de cómo ésta se expresa al mundo” aclaró.
El daño causado por estas prácticas es variable y tiene secuelas. “Las violaciones correctivas suelen emplearse con adolescentes lesbianas o bisexuales, muchas veces por parte de algún conocido o familiar, y ello tiene un impacto brutal en la psique. Estas acciones abonan a que las personas LGBTIQ+ lleguen a percibirse fuera de lo normativo y desarrollen una homofobia o transfobia interiorizadas que pueden derivar en depresión o ideación suicida”.
En el mundo, hasta enero de 2023, sólo 11 países han prohibido los ECOSIG por el daño emocional, físico y la afectación a los derechos humanos que provocan. En nuestro país, el 11 de octubre de 2022 el Senado aprobó la sanción a las terapias de conversión sexual con penas de hasta 12 años de cárcel. El proyecto fue enviado a la Cámara de Diputados para su análisis y votación y, el 19 de abril de 2023, las comisiones unidas de Justicia, Salud y Diversidad aprobaron, por mayoría, el dictamen a la minuta que reforma el Código Penal Federal y adiciona un artículo 465 Bis a la Ley General de Salud para prohibir y sancionar penalmente dichas “terapias”.
Para Tania Rocha, aunque esto es de celebrarse, también debe considerarse apenas como una iniciativa entre muchas otras que deben instrumentarse a fin de que la gente entienda que la orientación sexual no es algo que deba “corregirse”.
En este marco, la investigadora recomendó la guía Nada que curar, elaborada por la Facultad de Psicología de la UNAM en colaboración con otras instituciones y asociaciones civiles a fin de que las familias tengan más información y elementos para no dejarse persuadir o engañar por quienes quieren hacer ECOSIG, y tener herramientas para que las personas LGBTIQ+ “puedan vivir en un lugar mucho más pacífico, prometedor y de aceptación de sus propias vivencias”. Consulta la guía Nada que curar en: (https://copred.cdmx.gob.mx/storage/app/media/guia-nada-que-curar.pdf).