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JÓVENES EN ACCIÓN POR EL MEDIO AMBIENTE

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El cambio climático y la degradación ambiental son una amenaza para la humanidad, por lo que en 2022 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que todas las personas del mundo tienen derecho a un medio ambiente saludable. Para que esto sea posible es de suma importancia que todas y todos trabajemos en mejorar las condiciones ambientales y, precisamente, han sido las y los jóvenes del CCH quienes preocupados por su futuro y el de las generaciones que vienen han emprendido acciones en favor del medio ambiente.

“Desde que eres pequeño te hablan de la importancia de cuidar el planeta y te explican cómo lo hemos perjudicado. Por eso, como estudiantes, aprender a preservar una planta o crear un área verde es bueno para el ambiente”, comenta Lilith Aurora Sánchez Garduño, estudiante de cuarto semestre del CCH Oriente.

Preservar plantas y áreas verdes

El cambio del uso de suelo, la contaminación y la expansión de las urbes han generado consecuencias negativas en los ecosistemas, que ponen en peligro la biodiversidad de la flora. Por ello, en el CCH Oriente existen dos viveros en los que se propagan plantas que posteriormente se colocan en las jardineras del plantel. Quienes cursan la carrera técnica Propagación de plantas y diseño de áreas verdes aplican sus conocimientos en un vivero. Tal es el caso de Sayuri Valeria Otero García, estudiante del sexto semestre. Ella considera que la relevancia del trabajo que realizan es “crear más espacios verdes para disminuir la contaminación. Además se genera comunidad y convivimos más”.

La propagación de plantas es importante porque permite la conservación de las especies endémicas y en peligro de extinción. En el vivero hay suculentas, diversos tipos de agave (para pulque, fibra o mezcal), cactus y gladiolas, entre otras. “Me parece que la educación ambiental tiene el carácter formativo, es decir, termina por ser parte de su vida. Estoy segura de que las personas que egresan y trabajan con nosotros nunca van a ver con indiferencia algún problema de corte ambiental”, comenta la profesora del CCH Oriente, Julieta Sierra Mondragón.

Reutilización de agua

Debido a la escasez de agua en la alcaldía Iztapalapa, y por tanto en el plantel, han tomado acciones para reutilizar el agua de lluvia y de uno de los sanitarios de hombres. El sistema de captación de lluvia está diseñado con un techo que permite que el líquido llegue a canaletas y de ahí se dirija a un tlaloque en el que se separa el agua de los primeros minutos de lluvia, que es más ácida, de la que cae posteriormente. Se almacena en una cisterna que tiene una capacidad de 110,000 litros y que después es utilizada para regar plantas y áreas verdes del plantel.

También cuentan con un humedal artificial. Éste inicia en uno de los sanitarios de hombres, el agua utilizada en los mingitorios y los lavabos llega a dos tanques —un sedimentador y un homogenizador— en los que se realiza un primer tratamiento. Posteriormente, el líquido pasa al humedal artificial en el que los microorganismos se adhieren a la grava y plantas (como el papiro, carrizo y cola de caballo que se alimentan de sus nutrientes) descontaminándolo.

Finalmente, el agua llega a un tanque en el que se desinfecta para luego ser almacenada y poder utilizarse en el vivero y jardinería. “Es un proyecto muy importante, responsable y adecuado. Se puede reutilizar el agua y se evita consumir más de la necesaria”, comenta Ana Karen Pimentel Martínez, estudiante que participa en uno de los viveros y el humedal.

Abono orgánico

Para que las plantas puedan nutrirse necesitan de abono, por ello los jóvenes se han dado a la tarea de reunir la basura orgánica de las cafeterías para darle un uso en beneficio de la naturaleza. Con esos residuos elaboran composta y lombricomposta. Sofía Michelle Quiroz Heredia, de cuarto semestre, explica que al percatarse de que los árboles y las áreas verdes de la escuela estaban secas, decidieron comenzar con la elaboración de este abono orgánico. “Ayuda a nutrir las plantas, permitiendo que éstas y los frutos tengan mejor calidad y por tanto el oxígeno también”.

A su vez, Karen Monserrat Meléndez Martínez, quien cursa sexto semestre, plantea que este tipo de composta es de las formas más fáciles y beneficiosas de hacer que los desechos orgánicos no sean basura y, a largo plazo, produzcan degradación ambiental. “Si los jóvenes no retomamos las problemáticas ambientales y ponemos en práctica las soluciones que proponemos, nos puede llevar a que nunca les demos una resolución real”, enfatiza.

Otros estudiantes también elaboran lombricomposta, a la cual se le agregan lombrices para que los desechos orgánicos se descompongan más rápido. De esta forma no se utilizan fertilizantes artificiales, lo que evita agregar químicos a la tierra y su sobreexplotación.

Atraer polinizadores

Por su parte, en el CCH Sur el alumnado se ha sumado a la creación de un jardín de polinizadores al que nombraron Parakata. “Buscamos crear un espacio seguro para estos animales, en donde puedan conseguir su alimento y refugiarse”, explica Erika Brambila Castilla, estudiante de sexto semestre. Ante la crisis por la reducción de polinizadores, para esta comunidad fue importante sembrar un jardín en el que además se agregó un hotel de insectos con el propósito de que tengan un lugar en el que pasen la noche o invernen.

“La polinización es muy importante, pues los ciclos vitales de las plantas dependen del papel que tienen estos insectos”, argumenta Nohemi Claudia Saavedra Rojas, secretaria técnica del Sistema de Laboratorios para el Desarrollo y la Innovación (SILADIN) del CCH Sur. Este espacio —al que llegan polinizadores como abejas, avispas, moscas y colibríes— estaba pensado en pequeña escala; sin embargo se expandió gracias a las aportaciones de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUs).

Huerto sustentable, alimentación sana

A la par del jardín también se desarrolló un huerto, llamado Mayahuel. “Es un proyecto que iniciamos desde primer semestre. Sembramos rábanos, lechugas, calabazas, cebollas, amarantos y plantas medicinales, entre muchas otras”, expone Ismael Rodríguez López, quien cursa el segundo semestre.

En este proyecto los estudiantes han elaborado biofertilizantes y bioinsecticidas a fin de no utilizar los componentes que se venden en los mercados y que pueden ser dañinos para los huertos. Además, han aprendido que es posible realizar proyectos sustentables en su plantel y replicarlos en sus hogares. Para ellas y ellos ha sido gratificante cosechar y alimentarse de forma sana con lo que cultivan. Se han realizado talleres en los que se les enseña cómo elaborar comidas y aprovechar los alimentos que su huerto les proporciona.

Escuela limpia de desechos que contaminan

Recientemente realizaron una jornada de limpieza en la que recogieron alrededor de 1,043 kilogramos de desechos, entre los que resaltaron PET, unicel, vidrio y metal. Italia Contreras Ochoa, de sexto semestre, comenta que “ésta es una actividad que busca concientizar a los alumnos sobre la cantidad de basura que generamos, pero también acerca de lo que estamos consumiendo. Con esto fomentamos mantener limpio el plantel y reutilizar lo que se puede”.

La jornada de limpieza fue masiva, se contó con la participación de 960 estudiantes, 28 profesores y 45 integrantes del cuerpo directivo. Por ello se tiene planeado realizar esta actividad con periodicidad, “para mantener el espacio limpio y crear un ambiente armonioso con nuestro medio ambiente”, agrega Italia.

Cuidar el ambiente le corresponde a toda la comunidad

La directora del CCH Sur, Susana Lira de Garay, afirma que “los jóvenes han asumido una postura responsable ante el cuidado del ambiente. Al involucrarse más en las problemáticas nacionales y mundiales toman conciencia sobre lo que hay que hacer para mejorar nuestro entorno”.

Del mismo modo, María Patricia García Pavón, directora del CCH Oriente, reconoce las capacidades y esfuerzos del alumnado. “Tienen la fuerza, el entusiasmo, las ganas, pero sobre todo la creatividad para impulsar nuevas acciones y mejorar las que ya existen con el fin de reducir el impacto ambiental”. Aunque es la juventud del CCH la que ha participado y propuesto proyectos en favor del medio ambiente, ha sido fundamental el fomento, apoyo y acompañamiento de las profesoras, profesores, el SILADIN y la CoUs en cada una de las acciones de sustentabilidad que se han desarrollado.

“La escuela es su segunda casa y me parece que tiene que ser un ambiente cordial y agradable para desarrollar las actividades y el potencial que tienen académicamente”, asevera la profesora Julieta Mondragón. “Los invitaría a que a partir de estas pequeñas acciones, primero en casa y sumándose a proyectos más estructurados en sus escuelas, mejoremos la relación que tenemos con el ambiente”, concluye la funcionaria Claudia Saavedra.