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Instituto de Fisiología Celular: 45 años de excelencia en investigación

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Tenemos la misión de seguir aportando conocimiento a la sociedad mexicana y continuar con la formación de científicas y científicos de muy alto nivel: Luis Bernardo Tovar y Romo

A partir de los esfuerzos conjuntos que varios integrantes del Departamento de Biología Experimental del Instituto de Biología y del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina habían realizado desde hacía más de 10 años, en 1979 –durante el segundo periodo de Guillermo Soberón, rector de la UNAM de 1973 a 1981– se creó el Centro de Investigaciones en Fisiología Celular (CIFC).
Años después, el 30 de mayo de 1985, a propuesta del Consejo Técnico de la Investigación Científica, el Consejo Universitario aprobó que dicho centro se transformara en el Instituto de Fisiología Celular (IFC), cuyo primer director fue Antonio Peña.
A 45 años de la creación del CIFC, en el ámbito nacional e internacional, su sucesor, el IFC, se ha consolidado como un referente de los estudios de las características y el funcionamiento de las células, las unidades fundamentales de la vida, gracias a las cuales los seres vivos, incluidos los humanos, pueden existir y organizarse en sistemas.
“El balance que arrojan estas cuatro décadas y media es muy positivo, porque se creó y consolidó un instituto de investigación que se dedica a generar conocimiento en bioquímica, biología estructural, genética molecular, biología celular y del desarrollo, neurodesarrollo, fisiología, neuropatología molecular y neurociencia cognitiva; y, también, a formar científicas y científicos altamente capacitados. Esto nos ha permitido entender algunos de los mecanismos de la vida y entendernos a nosotros mismos en un contexto ecológico más extenso”, señaló Luis Bernardo Tovar y Romo, actual director del IFC.

Problemas biológicos

Comprender el funcionamiento de las células tiene un impacto directo en la calidad de vida de los humanos; de ahí que en el IFC se estudien las patologías ocasionadas por ciertos errores o modificaciones que sufre.
“De esta manera podemos generar el conocimiento necesario para desarrollar aplicaciones terapéuticas que contribuyan a combatir esas patologías y, al mismo tiempo, entender nuestro ambiente natural para disponer, como sociedad, de mejores herramientas que nos ayuden a adaptarnos a situaciones difíciles, como el cambio climático, a descifrar el origen de epidemias y plagas, e incluso, en algunos casos, a resolver problemas sociales urgentes como la seguridad alimentaria”, afirmó Tovar y Romo.
En el futuro próximo, el IFC tiene como principal objetivo incorporar a otros grupos de investigación con nuevas habilidades y técnicas, para que resuelvan problemas biológicos que hasta ahora no ha abordado y, también, fortalecer a todos los grupos que ya trabajan en él, para que el impacto y el alcance de sus investigaciones sean cada vez más relevantes.
“Además, queremos posicionar mejor, en el plano internacional, los diferentes campos de estudio que cultivamos en el IFC e interactuar más con los colegas que tratan los mismos temas que nosotros en otras partes del mundo, para conformar una red más integral y colaborativa, y estar en condiciones de llevar a cabo investigaciones más amplias y multidisciplinarias. Por otro lado, ya encaramos el reto de adaptarnos a las nuevas condiciones que han impuesto los más recientes desarrollos científicos y tecnológicos. Sólo así quienes se forman en este momento en nuestros laboratorios podrán tener una preparación óptima y sumarse a un ámbito científico internacional más competitivo”.
De acuerdo con el director del IFC, los países que invierten en ciencia están mejor capacitados para tomar decisiones basadas en el conocimiento y, por lo tanto, enfrentar con éxito problemas de cualquier tipo.
“Hay quien piensa que los países en vías de desarrollo no deberían invertir en ciencia porque sus poblaciones tienen otras necesidades más apremiantes; sin embargo, la ciencia siempre es un motor de desarrollo y de movilidad social que posibilita el crecimiento y el bienestar de las comunidades. En el IFC tenemos la misión de seguir aportando conocimiento a la sociedad mexicana y continuar con la formación de científicas y científicos de muy alto nivel”, concluyó.