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Con arte y deporte, UNAM prepara a futuras y futuros pumitas

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Carla vio una película de Star Wars y así supo que lo suyo era la esgrima. Emiliano entró a practicar preballet y se dio cuenta de lo mucho que le ayudaba para su salud.

Estas son algunas historias de pumitas que aprovechan la oferta infantil de la UNAM para desarrollar la garra universitaria que los acompañará toda la vida.

La niñez es la etapa de la vida de la que se conservan más recuerdos, pero también es la edad en que se transmiten enseñanzas, valores y experiencias que marcan la vida adulta. Por ello, a través de la música, la danza, la esgrima o la natación, la UNAM busca desarrollar las habilidades artísticas y deportivas de la infancia.

Najla Reyes, Carla González, Danna Vergara y Emiliano Aragón son niños entre 8 y 13 años que aún sin estar matriculados forman parte de la comunidad universitaria.

“La música es una manera de expresar todas las emociones que uno siente”, afirmó Najla, quien con 13 años es alumna del Ciclo de Iniciación Musical (CIM) de la Facultad de Música (FaM). Se trata de una oferta educativa disponible en la UNAM desde 1969 y recibe a niños de entre seis   y 14 años para iniciarse en la formación musical, instrumental y coro.

Gabriela Ramírez Archundia, jefa del departamento del CIM, explicó que este programa surgió para nivelar las carencias de formación artística existentes en el sistema educativo, dotar de conocimientos previos a los que aspiren a tener una carrera musical y, a la vez, para estimular a los estudiantes en su estudio formal.

La también académica de la FaM consideró que la formación artística debería ser obligatoria en el sistema educativo. “Sí es importante que los niños aprendan matemáticas, gramática, español, pero el área artística es el desarrollo de su educación emocional y su sensibilidad, es el lado humano que tenemos todos”.

Najla inició sus primeras clases a los cinco años, quiere ser  pianista y el CIM representa su oportunidad para lograrlo, pero también ha sido un espacio de inspiración y terapia, ya que compuso una pieza como homenaje tras la pérdida de su papá, víctima de la Covid-19 en 2021, la cual  tituló “El amor de un padre”.

Para la talentosa niña, la música fue la salvación para superar ese duro golpe, “me encanta tocar el piano, cuando lo toco como que me transporto a otra dimensión. A través de la música puedes enseñar todo lo que tienes y al mismo tiempo no decir nada”, aseguró.

Carla González, Danna Vergara y Emiliano Aragón forman parte de las y los pumitas que prefieren los retos físicos, a través de la esgrima y el pre-ballet dejan atrás las inseguridades y vencen sus propios miedos; les gusta explorar y aventurarse a lo desconocido. Así es la esencia de los niños: “siempre me gustó hacer deporte y el esgrima. Desde que vi Star Wars dije wow, yo quiero tener uno de ésos, y el deporte que más se parecía era la esgrima, entonces aquí estoy”.

Carla es parte de los niños que integran los programas de extensión de la UNAM, que incluyen disciplinas como esgrima, futbol americano, futbol soccer,  gimnasia, rugby, tiro con arco, basquetbol, flag femenil y ajedrez, con las cuales se promueve el trabajo en equipo, la actividad física en beneficio de la salud, la cultura del autocuidado, así como la convivencia y la socialización en los infantes.

Marco Antonio Jerónimo, entrenador del equipo de esgrima de esta casa de estudios, aseguró que la práctica de un deporte debe ser básica en la vida de los niños, ya que los ayuda a desarrollar habilidades mentales, físicas, psicológicas y sociales.

Por otro lado, con las actividades artísticas como la danza también logran este desarrollo de las habilidades, ya que son una herramienta para la vida, así lo considera Kenia Noriega, jefa del área de actividades académicas de Danza UNAM, “los convierte en seres humanos mucho más integrales”.

Danna Vergara y Emiliano Aragón forman parte de los Talleres Libres y Recreativos que ofrece la UNAM con disciplinas como ballet, pre-ballet, pre clásico, hip-hop, contrología y jazz, así como danzas árabe, contemporánea y barrocas. “Siento que mi vida es más divertida haciendo algo, en este caso bailar”, aseguró Danna.

Pero los beneficios también son físicos, ya que adquieren una mejor condición y adaptación del cuerpo, como le pasó a Emiliano: “yo me quería meter al parkour y mi papá me dijo que era mejor iniciar con otra cosa; entonces empecé con el pre-ballet y no me arrepiento de eso porque me he puesto más fuerte; antes tenía el pie plano y ahora ya lo tengo bien”.