En las últimas horas, la Secretaría de Salud emitió una alerta epidemiológica tras confirmarse cuatro casos de sarampión. A pesar de que las incidencias que se presentaron probablemente son contagios a partir de un caso importado el 14 de marzo, es necesario evitar que haya más.
En las dos últimas décadas, ha sido frecuente que casos de sarampión se presenten en nuestro país, como en 2019 (20 casos) y 2020 (196 casos). Para el Dr. Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina y vocero del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos (PUIRE) de la UNAM, el comunicado es preventivo, ya que una persona con sarampión puede contagiar hasta a 16 individuos no vacunados.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud el sarampión es la quinta enfermedad eliminada en el continente americano después de la viruela (1971), la polio (1994), la rubéola y el síndrome de rubéola congénita (2015). No obstante, hay regiones donde no se aplica la vacunación, provocando su reaparición, aunque generalmente los casos son importados.
La Organización Mundial de la Salud y la Panamericana han registrado varios casos importados en América este año. Hasta el 23 de marzo, Estados Unidos reportó 113 casos; Canadá, 39; México, cuatro; Argentina, tres; Perú, dos; Bolivia y Brasil, uno cada uno.
Rodríguez indica que no hay motivo para el pánico, ya que los casos son importados, pero se deben tomar medidas para proteger a los más vulnerables: menores de un año(ya que a esa edad aún no reciben su primera dosis de vacuna contra sarampión, que es a los 12 meses), así como aquellos menores que no tienen su cuadro de vacunación completo y quienes tengan alguna enfermedad predisponente (inmunocompromiso).
“El repunte del sarampión a nivel mundial se explica a raíz de lo que sucedió durante la pandemia por COVID-19, donde seguramente tuvimos una cobertura baja de vacunación, entonces hay un grupo de edad que no se vacunó y es más susceptible a los contagios”, explicó.
El vocero del PUIRE indicó que no hay que ser ajenos al sarampión y por tanto en primera instancia hay que saber qué es y cuál es su sintomatología.
“El sarampión es causado por un virus que se transmite principalmente por secreciones respiratorias. Su propagación es muy rápida y tiene dos etapas clínicas: la primera, donde el paciente desarrolla un cuadro muy parecido a un catarro fuerte con fiebre, dolor, ojos llorosos, moco o dolor de garganta; y la segunda, en la que tres a cinco días después de la primera etapa aparecen manchitas de color rojizo en la piel, al inicio en la cabeza y en el cuello, y ya después en todo el cuerpo. El proceso de recuperación es de 2 a 3 semanas, no obstante durante buena parte del tiempo de la enfermedad en todas sus etapas el enfermo puede ser contagioso”, manifestó.
Además de algunos síntomas que ya fueron señalados, el sarampión puede presentar algunas complicaciones como infección en los oídos, neumonía y en algunos pocos casos una infección muy grave a nivel cerebral.
Prevención
Para evitar contagiar o contagiarse con este virus, el especialista de la Facultad de Medicina pidió a todos los menores de 19 años o sus padres o madres revisar sus cartillas de vacunación y tener al día los esquemas que ahí se describen, en caso contrario o si se tienen dudas, se puede acudir a los Centros de Salud de cualquier institución pública, que actualmente llevan a cabo una Campaña de Vacunación para completar esquemas, la cual durará hasta finales de mayo. Las vacunas contra sarampión son seguras y muy efectivas; la primera dosis debe aplicarse al cumplir un año de edad (12 meses), y la segunda a los 18 meses o a los 6 años (dependiendo el año de nacimiento). Los adolescentes reciben un refuerzo entre los 10 y 19 años de edad.
Si por alguna razón no se tiene constancia de haber sido vacunado contra el sarampión en la infancia, es esencial recibir la vacuna doble viral o triple viral en la adolescencia o edad adulta. Este proceso puede extenderse un mes si no se ha recibido ninguna dosis anteriormente o, en caso de haber recibido una, solo se requerirá la dosis de refuerzo.
Por otro lado, en caso de que se sospeche de un caso de sarampión, las medidas que se deberán de tomar son evitar asistir a lugares públicos como la escuela y buscar atención médica. En cualquier caso, siempre que se conviva con una persona con enfermedad respiratoria (catarro, influenza, COVID-19, tosferina, faringitis, sarampión, etc.), siempre deben seguirse medidas de protección general como el uso de cubrebocas tanto en el enfermo como en las personas que lo acompañen, la ventilación de los lugares cerrados y la higiene personal y del lugar.
Tratamiento
En caso de contraer sarampión, no existe un tratamiento específico, ya que no hay antivirales eficaces contra este virus. Los cuidados se centran en el manejo de los síntomas.
“Generalmente lo que ocurre es que se da manejo de la sintomatología para evitar la fiebre, los dolores de cabeza y garganta. Se debe vigilar la evolución de los pacientes y saber si tienen otro padecimiento que les puede generar una mayor afectación y detectar signos de alarma a tiempo. Básicamente es una labor de acompañamiento”, comentó el Dr. Mauricio Rodríguez Álvarez.
No obstante, si los síntomas se agudizan, es necesario buscar atención médica para determinar si se requiere un cuidado más intensivo. Rodríguez Álvarez finalizó pidiendo a la población que no se alarme; si bien es poco frecuente que haya complicaciones o defunciones por el sarampión, al haber muchos contagios en poco tiempo en una misma población no protegida por las vacunas aumenta la probabilidad de que haya mayores daños, por lo que hay que mantener las medidas para evitar contagios en general, y mantenerse informados por fuentes oficiales y confiables.