Los suplementos alimenticios han ganado gran popularidad en los últimos años, especialmente entre quienes practican actividad física o buscan mejorar su salud. Pero también han generado muchas dudas: ¿realmente son necesarios?, ¿pueden sustituir una buena alimentación?, ¿son seguros?
En el Podcast Deporte UNAM, especialistas en nutrición y salud deportiva, como Mariana Covarrubias, egresada de la carrera de Nutriología en la FES Zaragoza de la UNAM, responden a estas preguntas y ofrecen recomendaciones claras para su uso responsable.

¿Qué son y para qué sirven los suplementos alimenticios?
Los suplementos alimenticios son compuestos que se obtienen de forma externa al cuerpo, diseñados para complementar los nutrientes que consumimos en la dieta. Su propósito no es sustituir una alimentación adecuada, sino apoyar en casos donde se identifiquen deficiencias nutricionales específicas.
“Los suplementos son una herramienta útil solo cuando existe una necesidad comprobada”, afirman los especialistas.
¿Cuándo es recomendable consumirlos?
Antes de considerar su consumo, es indispensable realizar un análisis sanguíneo y una evaluación dietética profesional. Solo si se detectan carencias reales —por ejemplo, de vitamina D en personas con baja exposición solar o de proteínas en atletas con alto desgaste físico—, puede valorarse su inclusión.
En la mayoría de los casos, una dieta equilibrada, variada y suficiente es más que suficiente para cubrir los requerimientos nutricionales, sin necesidad de suplementos.
Tipos más comunes y su función
Existen distintos tipos de suplementos alimenticios. Algunos de los más frecuentes son:
- Multivitamínicos
- Aminoácidos, como la creatina y los BCAA
- Estimulantes, como la cafeína
- Grasas saludables, como el omega 3
En el ámbito deportivo, los suplementos de proteína y creatina suelen ser los más recomendados, ya que ayudan a cubrir los altos requerimientos energéticos y de recuperación que no siempre pueden lograrse solo con alimentos.
Riesgos de consumir suplementos sin supervisión
Uno de los principales problemas es la autosuplementación sin control médico o nutricional. Esta práctica puede acarrear consecuencias serias:
- El exceso de vitamina D puede provocar toxicidad, ya que se acumula en el cuerpo.
- Un consumo elevado de proteínas sin suficiente hidratación puede afectar los riñones.
- Algunos productos no están regulados adecuadamente, por lo que podrían contener sustancias no declaradas o dosis inexactas.
“Consumir suplementos a base de omega-3 aumenta la probabilidad de sufrir fibrilación auricular, un tipo de arritmia cardíaca, cuando el cuerpo no lo necesita”, advierte Covarrubias.

Mitos comunes sobre los suplementos
A pesar de su amplia disponibilidad y marketing, existen muchas creencias equivocadas en torno a su eficacia. Aquí algunas verdades clave para desmontarlas:
- ❌ Los suplementos no reemplazan una dieta balanceada.
- ❌ Tomar más suplementos no garantiza mejores resultados.
- ❌ Lo que funciona para una persona no necesariamente sirve para otra.
- ❌ No todos los productos disponibles en el mercado son seguros o eficaces.
Recomendaciones finales para un uso responsable
El mejor camino siempre será acudir con un profesional de la salud, como un nutriólogo o médico deportivo, para recibir asesoría personalizada. También es fundamental mantener una alimentación rica en frutas, verduras, proteínas, grasas saludables y buena hidratación.
La frase “comer el arcoíris” alude a incluir alimentos de distintos colores en la dieta, ya que cada uno aporta diferentes micronutrientes esenciales para el cuerpo.

Los suplementos pueden ser útiles en contextos específicos, pero nunca deben sustituir una alimentación adecuada ni consumirse sin justificación. La clave para una buena salud y rendimiento está en los hábitos sostenibles, no en los atajos.