• Estas redes están conformadas por grupos dispuestos a innovar y a tomar riesgos, pero siempre en unidad.
En la charla Resiliencia de las Redes Alimentarias Alternativas ante la covid-19, un grupo de representantes de estas compartieron las estrategias que han seguido para hacer frente a los puntos débiles del sistema de abasto de alimentos, que a partir de la contingencia por la covid-19 se han visibilizado.
Las Redes Alimentarias Alternativas son iniciativas organizadas para responder a los retos del sistema agroalimentario actual. Articulan productores, transformadores y consumidores para construir sistemas alimentarios más locales, justos, democráticos y sustentables. La covid-19 ha redefinido los procesos de trabajo de estas redes.
Rodrigo Rodríguez, representante de la Cooperativa de Consumo Consciente Milpa, ubicada en Guadalajara, expresó que al principio de la pandemia estaban temerosos de que disminuyera el número de personas productoras y voluntarias dispuestas a seguir trabajando, sin embargo, luego de una notable alza al principio, las ventas se estabilizaron.
Al respecto, las redes han tenido que tomar medidas, como la disminución del número de personas que preparan y realizan las entregas. Estas suelen hacerse bajo dos esquemas, uno en el que quienes compran van directamente al punto de venta a recoger el pedido que previamente hicieron y otro en el que se les lleva a su hogar, en algunos casos gracias al transporte en bicicleta. Los productos son de temporada y en su mayoría de la milpa.
Un reto más ha sido la postergación o cancelación de las visitas a las y los productores, con quienes se mantenía un contacto cercano para conocer sus procesos de trabajo. En este sentido, se ha mantenido la comunicación a través de llamadas telefónicas y del uso de plataformas virtuales. Estas últimas han acarreado una serie dificultades, ya que en muchos casos no existen conocimientos en torno a su uso o no se cuenta con acceso a las mismas.
Bertrand Rault, del Tianguis Alternativo de Puebla, mencionó que ante la cancelación de actividades culturales y de socialización, que es gran parte de lo que sucede en los tianguis, reconfiguraron los días de plaza y desarrollaron una plataforma de compra virtual. En las áreas de talleres y de convivencia reasignaron los espacios entre puestos para mantener la sana distancia, además de otorgar turnos y sanitizar a todas las personas que ingresan.
Guadalupe Velasco, representante del Mercado de las Cosas Verdes Tianquiskilitl, ubicado en Xochimilco, mencionó que en una de las redes solidarias en las que colabora entregaban 30 canastas al inicio de la cuarentena, pero ahora el número se incrementó a 100. Agregó que es importante que se amplíe la red de productores hacia lugares cercanos a la Ciudad de México, ya que aquí es difícil conseguir fruta, maíz, frijol o lenteja agroecológica. El reto es que en tres meses se cultivará lo que hoy se está sembrando, pero no se sabe qué va a pasar con la demanda.
Uno de los elementos que tienen en común estas redes es que surgieron con la finalidad de reconocer la labor de las y los productores campesinos. Por ejemplo, Alejandra Ramírez mencionó que en el caso del Colectivo Zacahuitzco, cuando se percataron de que uno de los problemas de la producción era la merma, implementaron la venta de productos transformados y así también aumentaron la oferta.
La covid ha impuesto la necesidad de replantear las formas de consumo y nos ha llevado a hacer más con menos, eso implica también dejar espacio para que nazcan otras iniciativas, mencionó Líber Saltijeral, del Mercado Alternativo de Tlalpan. Concluyó que ahora son más evidentes las ventajas del consumo local y de las Redes Alimentarias Alternativas, por ello es necesario gestar nuevas alternativas de consumo.
Esta charla fue realizada en marco del proyecto: Innovaciones socioambientales para fortalecer los sistemas alimentarios urbanos desde las instituciones de investigación y estudios superiores, elaborado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad de la UNAM.