En 1955, un trabajador forestal en Trinidad y Tobago regresaba a casa después de su jornada laboral cuando, de repente, comenzó a sentirse mal. Los síntomas se asemejaban a los de la fiebre, pero con el tiempo surgieron otras afecciones. Dado que la enfermedad era desconocida en ese momento, los médicos decidieron nombrarla “virus de Oropouche”, ya que fue detectada en la villa Vega de Oropouche, en Trinidad y Tobago.
Desde entonces y hasta la actualidad, de acuerdo con la revista científica Science Direct, se han registrado al menos 30 brotes de esta enfermedad en Brasil, Perú y Panamá. Además, ha habido casos aislados en Colombia, Ecuador, Guayana Francesa y Trinidad y Tobago. Sin embargo, la enfermedad ha vuelto a encender las alarmas, ya que en lo que va del año, se han reportado más de 7,767 casos en cinco países: Bolivia, Perú, Cuba, Colombia y Brasil.
Ante este panorama, el pasado 1 de agosto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica, instando a los Estados miembros a reforzar la vigilancia e implementar diagnósticos de laboratorio para la identificación y caracterización de los casos. Aunque la situación es grave, el Dr. Carlos Pantoja Meléndez, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, pidió a la población no alarmarse, ya que este virus es endémico. No obstante, subrayó la necesidad de estar atentos, pues el radio de infección ha crecido en la región.
“Si bien ha habido casos en Cuba, España y Estados Unidos, estos han sido contraídos por viajeros. La enfermedad es endémica de la región amazónica y, en los últimos años, ha experimentado una expansión geográfica en esa zona debido a la urbanización, la deforestación y el cambio climático”, explicó Pantoja Meléndez.
El virus Oropouche es transmitido por el mosco jején, un insecto emparentado con las moscas y zancudos, común en hábitats boscosos y áreas con alta humedad. La transmisión ocurre cuando este pequeño insecto pica a las personas para chupar su sangre; debido a su tamaño, la picadura es casi imperceptible.
Acorde al experto de la Facultad de Medicina, esta enfermedad se confunde con frecuencia con el dengue y el chikungunya, ya que sus síntomas son similares. Estos incluyen dolor de cabeza, fiebre, dolores musculares, rigidez articular, náuseas, vómitos, escalofríos y sensibilidad a la luz, los cuales suelen aparecer entre tres y diez días después de la picadura y generalmente duran entre tres y seis días.
Esta enfermedad es zoonótica, es decir, se transmite de mosquitos portadores del virus a los humanos, y hasta el momento no se ha comprobado que se transmita entre personas. No obstante, se ha documentado que las mujeres gestantes pueden contagiar al feto con Oropouche, aunque estos casos solo se han reportado en Brasil. Hasta la fecha, no existe una vacuna o medicamento específico para tratar esta enfermedad; el tratamiento se basa en aliviar los síntomas, con mucha hidratación y reposo. La falta de una vacuna, según el Dr. Pantoja, se debe a la complejidad de su desarrollo y a que otras enfermedades tienen prioridad en la elaboración de productos para contrarrestarlas.
Para prevenir el contagio, las medidas recomendadas son:
- Proteger los hogares con mosquiteros de malla fina en puertas y ventanas.
- Usar prendas que cubran piernas y brazos, y repelentes, especialmente quienes trabajan en zonas agrícolas.
- Si hay brotes cercanos, evitar actividades al aire libre, especialmente al amanecer o al atardecer, horas de mayor actividad de los jejenes.
Hasta el día de hoy, no se han reportado casos en México. Sin embargo, el gobierno mexicano pidió a la población que viaje a Bolivia, Perú, Cuba, Colombia y Brasil tomar en cuenta las medidas preventivas antes citadas para evitar contagios. De acuerdo con el aviso preventivo de viaje emitido por la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud el pasado 4 de junio, visitar estos países implica un nivel de riesgo medio.
¿Por qué las enfermedades transmitidas por vectores van en aumento?
Además del Oropouche, en los últimos años ha aumentado la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores. Al preguntarle sobre las razones de esta tendencia, el experto de la Facultad de Medicina ofreció tres posibles explicaciones:
- Cambio climático: Las temperaturas más altas ofrecen mejores condiciones para el desarrollo de los vectores (crecen más rápido y pueden tener más crías).
- Actividades humanas: La deforestación y urbanización aumentan las probabilidades de contacto con los vectores.
- Resistencia de los vectores: La fumigación se realiza en la etapa juvenil de los insectos, cuando debería hacerse en su etapa adulta. Por ejemplo, se ha comprobado que el dengue ha mutado para ser 10 veces más resistente a este tratamiento.