“Algunos libros son para probarlos, otros para devorarlos y unos pocos para masticarlos y digerirlos”, escribía en 1597 Francis Bacon en su ensayo De los estudios, y bajo un concepto similar nació la colección Opúsculos, de El Colegio Nacional (ColNal), que consta de obras salidas de la pluma de algunos de los académicos más notables del país y pensados para ser consumidos como tacos de canasta, es decir, para ser distribuidos en la cesta de una bicicleta a fin de atraer a todo curioso con hambre de lectura y antojos literarios.
“Por el momento tenemos 10 títulos y la mitad son de profesores de la UNAM como Luis Felipe Rodríguez Jorge (Instituto de Radioastronomía y Astrofísica); Antonio Lazcano Araujo (Facultad de Ciencias); Miguel León-Portilla (Instituto de Investigaciones Históricas); Ruy Pérez Tamayo (Facultad de Medicina), y Diego Valadés (Instituto de Investigaciones Jurídicas)- Como se ve, tenemos una notoria presencia puma”, explicó Alejandro Cruz Atienza, director de Publicaciones del ColNal.
Los ejemplares son poco extensos —“de alrededor de 100 páginas, aunque no por ello desarrollan sus temas con ligereza”— de costo económico (30 pesos cada uno) “y pueden adquirirse donde sea que la gente vea nuestra bicicleta estacionada, ya sea en plazas públicas o afuera de escuelas y universidades. Además, para emular la sensación de estar comprando tacos de canasta, no sólo se podrán elegir volúmenes de distinto color, sino que se entregarán envueltos en papel de estraza, pero con versos impresos”, explicó.
Una tradición renovada
Casi a la par de su fundación —el 15 de mayo de 1943—, los miembros de El Colegio Nacional impulsaron una tradición: imprimir pequeños textos de su autoría llamados “opúsculos” (palabra en latín que significa ‘pequeña obra’), los cuales repartían en los pasillos entre sus colegas a fin de divulgar sus trabajos e intereses.
A fin de darle nueva vida a esta costumbre, Cruz Atienza planteó imprimir de nuevo estos librillos, sólo que en esta ocasión en otro formato y, en vez de ser de consumo local, la apuesta es llegar al gran público y difundir el quehacer de los miembros del ColNal hasta en la misma calle, un poco bajo la lógica de si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.
“Para darle algo a cada persona según sus inquietudes y peculiaridades dividimos la colección en colores: amarillo para ciencias sociales y humanidades; el verde se asignó a biología y salud; el rosa a literatura y las artes, y el azul a las ciencias exactas”, detalló Cruz Atienza.
Uno de los mayores retos —a decir del egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales— fue conciliar la necesidad de generar un producto económico con la exigencia de calidad “y esto se logró con creces, ya que lo que llega a manos del consumidor es un libro a una tinta con portadas de acabado soft touch que denota esmero, aunque lo más importante es el texto, que jamás defrauda”.
Hay un poco de todo para todos. Por ejemplo, los interesados en política podrán consultar Los gobiernos de coalición, de Diego Valadés; quienes quieran saber más de la relación entre economía y salud tienen Patología de la pobreza, de Ruy Pérez Tamayo, o para leer sobre las diferentes manifestaciones de la presencia indígena está México y América Latina, de Miguel León-Portilla.
Esta primera serie comenzó con 10 títulos y viene una segunda con una decena más, muchos de autores de la UNAM. Los contenidos constan de conferencias, discursos o memorias de encuentros para amoldarse al gusto de lectores distintos. Quienes se acerquen a ver lo que hay en el cesto de nuestra bicicleta de seguro se irán con algo, pues es sorprendente todo lo que cabe en una canasta, concluyó.