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Nuevos hogares para árboles: reforestación climática

El aumento en las temperaturas en el mundo está obligando a los científicos a considerar si algunas especies de árboles de climas cálidos podrían encontrar un nuevo hogar en bosques de climas fríos.

Uno de los más ambiciosos esfuerzos de adaptación climática del Servicio Forestal de Estados Unidos es la reubicación física de semillas y plantas de invernadero de latitudes del sur a bosques del norte.

Con este programa se busca trasplantar árboles de climas cálidos al Bosque Nacional Superior, en el norte del estado de Minnesota, donde sólo los árboles más resistentes pueden sobrevivir a los duros inviernos de este bosque, como algunos tipos de roble, algunos pinos o álamos, entre otros.

Sin embargo, se calcula que en las próximas décadas aumente la temperatura de este bosque, que cubre una área de un millón 200 mil hectáreas.

En un artículo publicado en la revista Scientific American, “Forest Service Explores Moving Trees to Save Them from Hotter Weather”, se explica cómo el Servicio Forestal busca trasplantar árboles de climas cálidos a regiones frías para ayudarlos a adaptarse más rápido a un mundo cada vez más cálido.

A medida que el clima se hace más cálido, algunas especies de árboles se desplazan a regiones más al norte de sus hábitats, pero no dispersan sus semillas a grandes distancias y no pueden mantener el ritmo del cambio climático, explica el autor del artículo, Daniel Cusick, especialista en el impacto del cambio climático.

En la migración auxiliada por humanos, los guardabosques introducen nuevas especies o especies nativas más tolerantes al frío para ver cómo se adaptan a estas condiciones.

En el Bosque Nacional Superior se está preparando una zona de entrenamiento para hacer ensayos con algunas especies de árboles, pero hasta ahora nada se ha plantado porque el objetivo es estudiar con detalle las condiciones y poder tomar las mejores decisiones.

En una lista de especies del Servicio Foresta, en la que se describe cuáles podrían ganar o perder hábitats en el cambio climático, algunas especies que podrían adaptarse al Bosque Nacional Superior son el álamo americano de hoja dentada, el arce plateado, el olmo y el abedul amarillo.

Pero especies con necesidades de hábitats muy específicas y limitadas por barreras físicas, como la fragmentación de sus bosques o ciertas características geográficas, podrían estar en riesgo de la extinción.

La migración de los árboles con ayuda humana sería la respuesta a la estrategia de reforestación del Servicio Forestal, que recurre a guardabosques, ecologistas y a otros interesados a crear bosques más resistentes al cambio climático.

El proyecto del Servicio Forestal establece que la reforestación con información climática, incluida la regeneración natural y la siembra de árboles, es vital para desarrollar bosques más resistentes que ayuden a enfrentar los incendios forestales, extraer carbono del ambiente y aumentar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

Administradores del Bosque Nacional Superior determinarán las áreas apropiadas para la migración asistida, las especies de árboles que podrían ser más adecuadas para esta migración, monitoreo y procesos de participación de las naciones tribales.

Lee Frelich, investigador del Centro de Ecología Forestal de la Universidad de Minnesota, ha observado que algunas especies de árboles ya iniciaron su desplazamiento hacia el norte e incluso han establecido algunos puestos de avanzada en el extremo norte de su cordillera.

El arce rojo es una de las especies que está dispersándose por sí misma y encontrando un clima adecuado en muchos lugares. También el roble rojo y los tilos.

Sin embargo, algunos expertos advierten que la migración asistida debe considerar el riesgo de introducir especies que no son nativas de esas regiones porque podrían reproducirse en exceso y competir con ventaja con las especies nativas por agua y los nutrientes del suelo.

Diversas especies invasoras, principalmente el arce del río Amur del norte de China y Rusia, y el olmo siberiano, han echado raíces en los bosques del norte por lo que deben ser manejados con mucho cuidado. En cambio, el roble rojo nativo de los bosques del norte de Estados Unidos ha invadido partes de Europa.

Otros investigadores consideran que es importante saber cuáles especies se están adaptando bien al cambio climático. Aunque todavía no se puede predecir qué va a pasar si el calor aumenta mucho en el futuro, se puede observar si el calentamiento ha permitido que las especies que llegaron del sur se están adaptando bien.

“Si no se desarrollan ahora, podrían hacerlo en 10, 20 o 30 años”, dice Lee Frelich.