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Muerte cerebral: El último latido de la conciencia

  • Se trata de una condición irreversible donde no se tiene ninguna posibilidad de recuperación

Definición y consecuencias de la muerte cerebral

La forma de definir con exactitud a la muerte ha cambiado con el tiempo. Antes, se solía declarar a una persona legalmente fallecida desde el momento en el que el corazón dejaba de latir y la respiración se detenía. Pero la ciencia nos ha permitido descubrir que la muerte es, en realidad, una consecuencia de estos dos eventos. 

Cuando una persona deja de respirar y su corazón deja de latir, la sangre, que antes transportaba el oxígeno, ya no llega a los órganos ni a los tejidos, lo cual ocasiona la muerte de las células en minutos. Si esta desoxigenación es prolongada, puede haber muerte cerebral (una condición en la cual el cerebro pierde toda su actividad). 

Avances científicos, dilemas éticos y decisiones familiares en casos de muerte cerebral

Sin la regulación del cerebro los órganos y tejidos dejan de funcionar, sin embargo, los avances científicos actualmente, permiten que una persona con muerte cerebral pueda mantener su pulso cardíaco y su respiración con la ayuda de ventiladores artificiales. Con esto se logra la oxigenación de los tejidos y, por tanto, pueden mantenerse con vida por cierto tiempo. 

En este caso, una persona puede ser declarada muerta tras confirmarse el diagnóstico de muerte cerebral o hasta que se realice la desconexión de los instrumentos que mantienen al resto de sus sistemas funcionando, lo cual dependerá de las leyes de cada país. 

A diferencia del coma y del estado vegetativo persistente (donde la conciencia se ve interrumpida, pero la actividad eléctrica y las funciones vitales se mantienen), la muerte cerebral es irreversible y no se tiene ninguna posibilidad de recuperación. Una vez que se da esta condición, los familiares de la persona con muerte cerebral deben decidir si realizan o no la desconexión de los aparatos y en qué momento. 

Por motivos éticos y religiosos, muchas personas deciden no desconectar a sus familiares hasta que alcanzan por sí mismos la muerte general. Otro motivo que se toma en cuenta es si la persona, en vida, tomó la decisión de ser donante de órganos. Si este es el caso, el personal médico valorará el estado de los órganos y hablará con los familiares para acordar la desconexión y la donación. 

Diagnóstico riguroso, pruebas y leyes aplicables en casos de muerte cerebral

Por sus implicaciones médicas y legales, el diagnóstico de muerte cerebral exige todo el rigor médico posible. Debe ser hecho por especialistas en neurología o medicina intensivista, y también se debe contar con un estudio de soporte que ponga en evidencia que el cerebro ya no tiene flujo sanguíneo ni actividad eléctrica. 

Un estudio de encefalograma es generalmente el método más utilizado para determinar si se tiene muerte cerebral, se está en coma o en otro estado de inconsciencia del cual sí tenga posibilidades de despertar si se mantienen los cuidados médicos pertinentes. Otras pruebas que se pueden considerar son valorar si existe la pérdida absoluta de la conciencia, la respiración natural, las reacciones de las pupilas ante la luz y los reflejos. 

Si no se presenta muerte cerebral, la ley exige que se continúen los esfuerzos médicos para salvar la vida. En el caso contrario, la ley también defiende el respeto a la voluntad de los familiares o representantes legales cuando deciden realizar la desconexión del sistema de soporte vital. 

La muerte cerebral es una condición irreversible en la que el cerebro pierde toda su actividad y se diferencia del coma y del estado vegetativo persistente.

Información destacada

  1. La muerte solía definirse como el cese del latido cardíaco y la respiración, pero ahora se comprende como una consecuencia de estos eventos que lleva a la muerte celular por falta de oxígeno.
  2. La muerte cerebral es una condición irreversible en la que el cerebro pierde toda su actividad y se diferencia del coma y del estado vegetativo persistente.
  3. Los avances científicos permiten mantener con vida a una persona con muerte cerebral mediante ventiladores artificiales que mantienen la oxigenación de los tejidos.
  4. La declaración de muerte de una persona con muerte cerebral puede variar según las leyes de cada país y suele estar relacionada con la desconexión de los instrumentos de soporte vital.
  5. Los familiares de una persona con un cese irreversible de la actividad cerebral deben decidir si desconectan o no los aparatos que mantienen al paciente con vida, considerando aspectos éticos, religiosos y la posibilidad de donación de órganos.
  6. Los especialistas en neurología o medicina intensivista, respaldados por estudios que demuestren la ausencia de flujo sanguíneo y actividad eléctrica en el cerebro, deben realizar el diagnóstico de muerte cerebral con rigor médico.
  7. El encefalograma es el método más utilizado para determinar la muerte cerebral, aunque también se consideran otras pruebas como la pérdida de conciencia, respiración natural, reacciones pupilares y reflejos.
  8. La ley protege tanto la continuidad de los esfuerzos médicos para salvar la vida si no hay muerte cerebral como el respeto a la voluntad de los familiares o representantes legales en caso de desconexión del soporte vital.