Vidrios rotos, gritos, rostros encapuchados, una librería vandalizada. Los universitarios no sólo fueron testigos del saqueo de libros, no sólo observaron, no sólo gritaron, no sólo combatieron con goyas a los vándalos.
Primero recogieron los libros, se organizaron, formaron una cadena humana y regresaron los volúmenes rescatados a la Librería Henrique González Casanova. Adentro, hubo quien levantó estantes, colocó libros en los espacios disponibles, y en medio de todo eso, el ¡Goya!
No importó de qué facultades provenían los estudiantes universitarios ni si estaban a favor o en contra de las peticiones, que minutos antes se expresaron en una marcha pacífica que precedió a la manifestación de violencia de algunos provocadores. Lo que les unió fue su segunda casa, su Universidad.