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Lenguaje e inclusión social. ¿Es realmente machista el español?

En el artículo “Lenguaje e inclusión social. ¿Es realmente machista el español?” (publicado en la revista “UNAM Internacional”) Carmen Curcó aborda la cuestión de si la lengua española es inherentemente machista y analiza el debate actual en torno al lenguaje inclusivo.

Curcó es doctora en lingüística y profesora titular en la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción de la UNAM. También coordina el programa de maestría y doctorado en Lingüística del Instituto de Investigaciones Filológicas.

La autora se manifiesta a favor de expresiones no violentas que respalden la justicia y equidad, pero sostiene que las lenguas no pueden ser inherentemente machistas, puesto que el machismo, el sexismo y otras formas de discriminación y opresión son cuestiones de mentalidades colectivas y acciones concretas, y no de formas lingüísticas en sí mismas. Si bien reconoce que la forma en que hablamos puede reflejar nuestras creencias y concepciones de la realidad, diferencia entre un sistema gramatical abstracto y el uso que los hablantes hacen de él.

Curcó describe el clima polarizado que se vive en torno al tema del lenguaje inclusivo, con posiciones extremas tanto a favor como en contra. Por un lado, hay quienes consideran el uso del lenguaje inclusivo como una condición indispensable para posicionarse en favor del feminismo y de posturas liberadoras. Por el otro, están aquellos que defienden una postura purista y rechazan la idea de modificar la lengua conscientemente, argumentando que la gramática ya cuenta con procesos intrínsecos de modificación y adaptación.

Plantea que esta polarización no es útil y aboga por una discusión racional e informada, basada en datos rigurosos, para analizar la relación entre el sistema gramatical, la forma en que hablamos, la manera en que pensamos y nuestros comportamientos en sociedad. Las lenguas, dice, están en constante cambio, como afirmó el lingüista Ferdinand de Saussure, y pone como ejemplo el Cantar de mio Cid, un texto castellano medieval, para ilustrar cómo la lengua ha evolucionado a lo largo del tiempo.

La autora analiza cómo el género gramatical y el género social son conceptos distintos y cómo el español, como muchas otras lenguas, utiliza el género gramatical para clasificar sustantivos. Señala que el género gramatical es una categoría formal, no conceptual, y que no divide de manera simétrica y mutuamente excluyente el espacio conceptual de lo masculino y lo femenino.

Las lenguas naturales pueden tener diferentes sistemas de género gramatical, algunos de los cuales no tienen relación con el sexo biológico o el género social de las entidades a las que se refieren los sustantivos. Muchas lenguas no poseen marcación de género gramatical y, en las que sí lo hacen, existe una gran diversidad en la forma en que se marcan y clasifican los sustantivos.

Curcó argumenta que la función principal del género en español no es indicar el sexo del referente, sino establecer concordancia entre un adjetivo y el sustantivo al que califica, y entre un artículo y el sustantivo con el que se vincula. Asimismo explica que la oposición entre género masculino y femenino en español es asimétrica, siendo el género masculino general e incluyente y el género femenino específico y excluyente.

Además, aborda cómo la marcación de género en español se correlaciona con el sexo biológico del referente solo en sustantivos que designan a personas o seres animados y sexuados, y cómo hay sustantivos que tienen dos formas, una sola forma para ambos géneros o no tienen variación de género.

No dejes de leer el artículo en: https://revista.unaminternacional.unam.mx/nota/4/lenguaje-e-inclusion-social-es-realmente-machista-el-espanol

Ideas destacadas

  1. El uso de un lenguaje incluyente está generando intensos debates sobre la lengua española y su supuesta tendencia machista.
  2. Las lenguas no pueden ser inherentemente machistas, ya que esto depende de las mentalidades y acciones de las personas.
  3. Este tema polariza a las comunidades debido a las emociones extremas y exaltadas que lo rodean.
  4. Hay posturas extremas: una defiende el uso del lenguaje inclusivo como una condición necesaria para el feminismo, mientras que otra se opone a cualquier cambio en la gramática.
  5. La polarización en torno a este tema no ayuda a encontrar soluciones viables y sostenibles.
  6. Se necesita una discusión racional e informada para entender la relación entre el sistema gramatical, la forma en que hablamos, la manera en que pensamos y nuestros comportamientos en sociedad.