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Hielo en lesiones: ¿es buena opción?

El campo de la medicina está en constante evolución con el fin de hallar los mejores métodos para garantizar el bienestar de los pacientes: desde aspectos complejos como encontrar el mejor tratamiento para combatir las enfermedades autoinmunes hasta algo tan simple como enfrentar un resfriado.

La evolución en el tratamiento de lesiones

Una de las áreas en las que se ha evolucionado es la del tratamiento de lesiones. Anteriormente, nuestros antepasados tenían nociones de que ante una lesión se debía inmovilizar la zona afectada. Sin embargo, los procedimientos médicos mejoraron y se ampliaron, para que en 1978 el médico estadounidense Gabe Mirkin creara el protocolo RICE.

Originalmente, el método consistía en reposo (R), hielo (I), compresión (C) y elevación (E), y tenía como actor principal al hielo. Pocos años después, el método se modificó ligeramente y fue sustituido por el protocolo PRICE, que añadía la protección (P) de la zona lesionada. A pesar de ese cambio, el hielo seguía siendo un actor importante para el tratamiento de lesiones.

En 2012, debido a la constante evolución de la medicina, tanto RICE como PRICE quedaron desactualizados, y se le dio entrada al protocolo POLICE. Este método siguió conservando al hielo, pero en fases muy agudas. Cambió la R de reposo por la OL de Optimal Loading (carga óptima). Es decir, el paciente debía empezar a moverse cuanto antes con movimientos que no involucren el área de la lesión y que no produzcan dolor. Esta estrategia probó ser más útil que la inmovilización y el reposo total.

Siete años después, vino un punto de ruptura importante en el tratamiento de las lesiones. El hielo finalmente dejó de ser usado y se pasó a una estrategia de PEACE and LOVE. Los científicos que propusieron este nuevo método, los canadienses Blaise Dubois y Jean-François Esculier, descubrieron que el hielo ralentizaba el proceso de vasodilatación, afectando las vías de sanación óptimas. Incluso Mirkin, creador del método RICE, indicó que el hielo sí retrasaba la curación.

Para entender por qué el hielo fue perdiendo el papel fundamental que tenía en el tratamiento de lesiones, platicamos con la Dra. Angélica Vargas López, de la FES Zaragoza, quien explicó que esta decisión se debió a que diversos estudios descubrieron que su influencia era más negativa que positiva a la hora de emplearse.

El hielo afecta el proceso natural de inflamación

Cuando ocurre un golpe o se presenta un daño agudo (lesión), en la zona afectada se provoca una ruptura principal de tejidos conocida como lesión celular. Ésta activa diversos mecanismos en nuestro cuerpo, como el aumento de la vasculatura en esa zona para hacer llegar la sangre y la liberación de células proinflamatorias que van a iniciar el proceso de recuperación por medio de sustancias como la histamina o las prostaglandinas.

Durante ese proceso, en la zona afectada es común que se presente una inflamación, la cual es una respuesta necesaria y que activa nuestro propio cuerpo ante un daño. La inflamación, de acuerdo con Vargas López, tiene como fin limitar el movimiento del tejido lesionado y, aunque pueda ser incómoda, dolorosa y limitante, es necesaria porque es la fase inicial de la curación.

El uso de hielo, así como de antiinflamatorios, a pesar de que ayuda a que el proceso de curación se acelere, no es lo ideal para iniciar el proceso de recuperación tras una lesión.

Esto se debe a que tanto el hielo como los antiinflamatorios impactan en la remodelación del tejido dañado, al grado de poder ocasionar que el nuevo tejido formado sea de menor calidad.

“El hielo fue un pilar básico en el tratamiento de lesiones durante mucho tiempo, pero actualmente el papel que tiene es menor. Hoy ya únicamente se recomienda en lesiones menores —como contracturas o dolores musculares—, inflamaciones crónicas o como un aliado en el área de la terapia física”, expresó.

Precauciones si se aplica el hielo

La especialista de la FES Zaragoza especificó que a la hora de utilizar hielo en lesiones menores se debe proteger la piel, ya que el contacto directo puede provocar quemaduras por congelación. Como precaución, recomendó el uso de trapos o algún utensilio que sirva como barrera entre la piel y el hielo. En caso de que el producto que se use sea un aerosol frío, será necesario que la aplicación se realice a una distancia de aproximadamente 15 centímetros y que la zona afectada sea antes humedecida con el fin de proteger la piel.

Ahondando en el uso de hielo, la Dra. Vargas López advirtió que antes de aplicarlo se debe descartar que el paciente sea hipersensible al frío o que sufra padecimientos sanguíneos, ya que estos últimos se pueden ver exacerbados.

Finalmente, precisó que el hielo no se debe aplicar por más de 20 minutos continuos sin revisar los efectos que puede estar provocando en la piel.

Ideas destacadas:

  • El campo de la medicina está en constante evolución para hallar los mejores métodos de tratamiento.
  • En 1978, el médico estadounidense Gabe Mirkin creó el protocolo RICE, que evolucionó a PRICE y luego a POLICE.
  • En 2019, el método PEACE and LOVE sustituyó al hielo en el tratamiento de lesiones.
  • Diversos estudios revelaron que el hielo tiene una influencia más negativa que positiva en la recuperación.
  • El hielo ralentiza el proceso de vasodilatación, afectando las vías de sanación óptimas.
  • La Dra. Angélica Vargas López, de la FES Zaragoza, explica los efectos negativos del hielo y las precauciones a tener en cuenta al usarlo.